Teruel pierde 680 habitantes en el primer semestre y el censo se queda en 134.197 personas

La sangría demográfica sigue cebándose con Teruel. La provincia ha perdido 680 habitantes en el primer semestre del año y 1.215 entre julio de 2016 y 2017, confirmando el ritmo de pérdida de censo que, con 134.197 pobladores, se sitúa en el mínimo histórico en lo que va de siglo.
El censo en la provincia a 1 de julio de 2017 era de 134.197 personas (67.935 hombres y 66.261 mujeres), según las Cifras de Población publicadas ayer por el Instituto Nacional de Estadística (INE), por 134.877 al comienzo del año, lo que arroja un 0,5% de descenso poblacional.
El balance responde a dos saldos demográficos negativos: el vegetativo (nacieron 468 personas menos de las que fallecieron) y el migratorio con el interior (dejaron la provincia con destino a otras del resto de España 301 personas más de las que llegaron). El saldo migratorio con el extranjero fue positivo, pues llegaron 89 personas más de las que emigraron.
En el conjunto de Aragón, la población descendió desde enero a julio en 359 personas, un 0,03% hasta situarse en 1.315.713 habitantes. Son mejores datos que hace un año, cuando la región perdió 1.273 personas, aunque la tendencia sigue a la baja.
Por el contrario, en el conjunto de España la población residente aumentó en 21.012 personas durante la primera mitad del año y llegó a los 46.549.045 habitantes a 1 de julio, con lo que se consolida el crecimiento (esta vez en un 0,05%) iniciado en el segundo semestre de 2016.

Balance migratorio
Según la Estadística de Migraciones hecha pública ayer por el INE, en el primer semestre de este año abandonaron la provincia 212 personas más de las que decidieron instalarse en ella.
Por lo que respecta a las migraciones exteriores, durante los seis primeros meses de 2016 dejaron Teruel con destino al extranjero 328 personas (195 hombres y 133 mujeres), de las que 73 tenían la nacionalidad española.
En esta ocasión, la mayoría partieron hacia otros países de la Unión Europea (141 personas, de ellas 90 a Rumanía). El resto eligieron África (52), Sudamérica (27), Asia (17), Centroamérica y Caribe (17), otros países europeos (3) y América del Norte (2).
En cuanto a las 417 personas (191 hombres y 226 mujeres) que llegaron a Teruel el año pasado procedentes del extranjero, 34 tenían la nacionalidad española. El mayor número procedía de países de la Unión Europea (125, de los cuales 96 de Rumanía). A continuación se situaron África (110), Sudamérica (64), Centro América y Caribe (52), Asia (18) y América del Norte (3).
Por otro lado, 1.159 personas (601 hombres y 558 mujeres) abandonaron Teruel con destino a otras provincias españolas. La mayoría se marcharon a Zaragoza (395, el 34% del total), a Valencia (172), Barcelona (140), Castellón (102), Madrid (54), Huesca (23) y Tarragona (22), los mismos lugares a los que más gente partió el año pasado a excepción de la capital oscense, que se cuela en el top 6.
Entre tanto, desde otras provincias españolas llegaron a Teruel 858 personas (446 hombres y 412 mujeres). También en este caso el mayor número procedía de Zaragoza (197, un 23%), Valencia (129), Barcelona (97), Castellón (57), Tarragona (55) y Madrid (49).
Por otra parte, en el primer semestre del año se produjeron en la provincia 440 nacimientos y 908 defunciones, lo que arroja un saldo vegetativo negativo de 468 personas, un 33,5% más que entre enero y junio de 2016. Estos datos forman parte de las Estadísticas del Movimiento Natural de Población y los dio a conocer el INE el pasado martes.

El peor dato del siglo
El balance de todas estas cifras deja a la provincia con 134.197 habitantes a 1 de julio de 2017, la cifra más baja de toda la serie histórica, que comienza en 1971. De modo que, por segundo año consecutivo, se baten los registros más negativos registrados por el INE.
De esta manera, la provincia cuenta con 10.557 vecinos menos que hace una década, puesto que a fecha de 1 de julio de 2007 la población era de 144.754 habitantes, un 7,3% más; y 7.655 menos que hace 5 años (141.852 en 2012). Así pues, la sangría demográfica no solo se reafirma sino que se agudiza año tras año.