Teruel comparte con la comunidad científica el importante hallazgo de fósiles en Camarillas
Además de los huesos de dinosaurios se han recuperado restos de plantas en el yacimientoLa Fundación Conjunto Paleontológico de Teruel-Dinópolis, junto con la Universidad de Zaragoza y otros centros de investigación, ha compartido con el resto de la comunidad científica española el importante hallazgo de fósiles en Camarillas, donde ha sido encontrado uno de los dinosaurios más grandes de España asociado a restos de otros vertebrados carnívoros así como de plantas, lo que ayudará a comprender el ecosistema en el que vivió. La presentación pública de este descubrimiento al resto de paleontólogos españoles se hizo a principios de este mes en A Coruña, donde se celebraron las XXXIX Jornadas de la Sociedad Española de Paleontología.
El hallazgo saltó a la prensa cuando se excavaron sus restos y en julio pasado la Fundación Dinópolis presentó los primeros trabajos que se están realizando en el Museo Aragonés de Paleontología en Teruel, consistentes en la preparación de sus huesos fosilizados para poder estudiarlos y determinar de qué especie se trata o si es una nueva.
El saurópodo de Camarillas, que de momento es como se conoce, ha generado mucha expectación no sólo por su tamaño sino por toda la información adicional que puede aportar el yacimiento en el que ha sido excavado. La comunidad paleontológica española pudo conocer este relevante hallazgo en su último congreso mediante un trabajo que se refiere no sólo a los restos del saurópodo (dinosaurio gigante cuadrúpedo de cuello y cola largos), sino al resto de fósiles asociados al mismo y que incluye tanto dientes de carnívoros como plantas fósiles.
El trabajo fue presentado con el título El yacimiento La Peñuela (Camarillas, Teruel): una nueva ventana a los ecosistemas con dinosaurios del tránsito Jurásico-Cretácico de la Cuenca del Maestrazgo (España). Esta aportación científica, cuyo primer autor es Diego Castanera, la firman paleontólogos de la Fundación Dinópolis, la Facultad de Ciencias de la Universidad de Zaragoza (grupo Aragosaurus-IUCA), el Institut Català de Paleontologia Miquel Crusafont, el Departamento de Geología de la Universidad de Salamanca, y la Universidad de Munich.
En la aportación presentada se destaca en su conjunto la relevancia de este yacimiento excavado en Camarillas por haber proporcionado una “gran cantidad” de restos fósiles de vertebrados y de plantas.
Destacan entre ellos, como mostró el pasado verano la Fundación Dinópolis, los restos de una gran carcasa articulada de un dinosaurio gigante. El artículo recogido en las actas de las jornadas valora igualmente la relevancia de los dientes aislados de dinosaurios terópodos (carnívoros) y de crocodilomorfos encontrados en el sitio.
El material del saurópodo es postcraneal y procede principalmente de la mitad anterior del esqueleto, que está representado por unas quince gigantescas vértebras dorsales y cervicales “en conexión anatómica”, y con más de 5 metros de longitud, algo que lo convierte en excepcional. A ello se suman varias costillas semiarticuladas.
También se han recuperado hasta el momento en este yacimiento al menos otras seis vértebras caudales distales. En cuanto a lo que es el esqueleto apendicular, los restos encontrados están representados por dos húmeros. Uno de ellos está completo y en relación anatómica con la ulna, el radio, una escápula y un coracoides.
Este húmero completo tiene una longitud de 173 centímetros, ligeramente por debajo del mismo hueso que es el holotipo (el referente en una descripción científica) de Turiasaurus riodevensis, hasta el momento el dinosaurio de mayores dimensiones conocido en Europa.
Este ejemplar del yacimiento de La Peñuela está ya considerado como uno de los saurópodos “más completos de la península ibérica” en el periodo conocido como el intervalo Kimmeridgiense-Berriasiense.
Turiasaurios
Los autores de esta primera aproximación a este yacimiento que promete dar muchas alegrías, tanto por los restos extraídos ahora como por futuras campañas de excavación que puedan llevarse a cabo más adelante, argumentan en este trabajo de presentación del hallazgo que “los turiasaurios y los braquiosáuridos son los únicos saurópodos representados” en ese intervalo temporal del tiempo geológico, “con húmeros de tamaño similar o superior al nuevo ejemplar”.
Por ello apuntan a que es necesario hacer un estudio más detallado de los huesos para poder precisar su posición sistemática, es decir, su clasificación dentro de la gran familia de los saurópodos.
Valoran por otra parte en la publicación la relevancia de los restos vegetales hallados en el afloramiento, tanto micro como macropaleobotánico, al haberse recuperado una asociación de palinoformos (estructuras microscópicas que pueden pertenecer a distintos grupos de seres vivos) así como cerca de “300 muestras de impresiones, compresiones carbonizadas y cutículas de vegetales correspondientes a coníferas, cicadófitas y helechos de diferentes tipos, así como abundantes troncos carbonizados de gran tamaño y fragmentos de maderas quemadas de gimnospermas”.
En su conjunto, los autores de la aportación presentada en las Jornadas de la Sociedad Española de Paleontología inciden en que el registro paleontológico que se ha recuperado en este yacimiento de La Peñuela “supone abrir una nueva ventana al conocimiento de las biotas terrestres del tránsito Jurásico-Cretácico de la Península Ibérica”. Y Teruel se ha convertido en lugar privilegiado para avanzar en el conocimiento de este periodo.
La investigación está siendo financiada, entre otros organismos públicos, por el Ministerio de Ciencia e Innovación a través de la Unidad de Paleontología de Teruel que alberga la Fundación Dinópolis, y que ha convertido este centro turolense en un referente de la paleontología de dinosaurios a nivel de toda la Penínsual Ibérica. Igualmente está financiado por el Gobierno de Aragón a través de los programas Focontur y Aragosaurus Recursos geológicos y Paleoambientales, y por el Programa Beatriu de Pinós.
Si bien esta fue la aportación más relevante presentada por la Fundación Dinópolis al congreso de paleontología, al mismo se llevaron también otras aportaciones en colaboración con otros grupos de investigación, entre ellos uno en particular que supone la revisión de unos fósiles históricos, los de la primera tortuga mesozoica descrita en España.
Reevaluación
Este trabajo de reevaluación del material histórico fue posible gracias a la aparición de nuevos materiales del Albiense de Teruel, y la aportación la firma como autor principal Adán Pérez García, profesor de la Uned. Los otros autores son los paleontólogos de la Fundación Dinópolis Eduardo Espílez, Luis Mampel y Alberto Cobos.
Los restos originales fueron hallados en su día en la localidad turolense de Gargallo en depósitos del Cretácico Inferior, y ahora han podido ser comparados con nuevos fósiles encontrados en el gigantesco yacimiento de la Mina Santa María de Ariño.
Tras estudiar de nuevo los restos de aquel ejemplar, los autores atribuyen el espécimen al linaje de tortugas terrestres basales de la familia Helochelydridae. Las comparaciones se hacen con las tortugas de la Mina Santa María y se hace referencia a la tortuga recientemente descrita Aragochersis lignitesta.
Adán Pérez firma también una aportación sobre las implicaciones del reciente hallazgo de un caparazón de tortuga en la mina La Dehesa en la localidad turolense de Estercuel. En la investigación se destaca su atribución a la familia Bothremydidae, algo que tiene unas importantes repercusiones paleobiogeográficas ya que representaría la evidencia más antigua de este exitoso linaje fuera de su región de origen, que es el bloque continental denominado Gondwana.
De igual forma, los paleontólogos de la Fundación han participado en otros trabajos sobre huellas de dinosaurio en distintas partes de España, dada la especialización que se ha alcanzado en este campo en Teruel, así como de pterosaurios. Las aportaciones relativas a plantas fosilizadas también han sido importantes en este congreso con otros equipos de investigación a través del paleontólogo de la Fundación Dinópolis, Luis Miguel Sender.
Este paleontólogo participa, entre otros, en un estudio sobre plantas e insectos de los ecosistemas hidrotermales del límite Jurásico-Cretácico de Palencia en la Formación Aguilar de Castilla y León. Lo relevante de esta investigación es que dado el escaso registro de insectos y plantas en el límite Jurásico-Cretácico, de especial importancia también por las investigaciones que se llevan a cabo en Teruel, estos hallazgos contribuirán a conocer mejor estos ecosistemas del Mesozoico ibérico.
Otras participaciones de la Fundación Dinópolis con otros equipos de investigación se centran por un lado en la descripción de los primeros yacimientos de icnitas de dinosaurios en la formación Golmayo del Cretácico Inferior de la Cuenca de Cameros en Soria, y en esta misma provincia sobre nuevas aportaciones en icnología en la Formación Huérteles.
Colaboradores
Dos de los trabajos presentados en las Jornadas de la Sociedad Española de Paleontología tienen que ver con fósiles de tortugas halladas en la provincia de Teruel, pero las aportaciones presentadas en el congreso son mayores y detrás tienen un nombre propio, el paleontólogo Adán Pérez García, el mayor experto de estos animales del pasado que hay en España y uno de los pocos en Europa, hasta el punto de que se ha convertido en un referente imprescindible para adentrarse en el conocimiento de los fósiles de estos reptiles.
Adán Pérez García es docente de la Uned y colabora desde hace tiempo con la Fundación Dinópolis. En los últimos hallazgos de tortugas mesozoicas hechos en la provincia ha sido determinante para su descripción científica, y en los últimos años se han descrito nuevos géneros y especies de quelonios gracias a su participación.
Sus aportaciones están permitiendo avanzar en el conocimiento de las tortugas, ya que al haberse especializado en ellas se está arrojando luz sobre las mismas, que era una de las carencias que tenía la paleontología española.