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"Suena Teruel", la contundente carta de Antonio Gómez Cantero, obispo de la Diócesis de Teruel y Albarracín, apoyando la manifestación del domingo

"Todas las campañas electorales nos han traído ilusiones efímeras, disueltas como pompas de jabón en el aire", dice
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Por Antonio Gómez Cantero
Obispo de Teruel y Albarracín

El día 6 de mayo a las 11 de la mañana habrá una manifestación en Zaragoza, que terminará en la plaza del Pilar, por la dignidad de este pueblo de Teruel que agoniza y parece que lo que se hace es insuficiente para evitarlo. Yo sólo hablo de esta diócesis de Teruel y Albarracín, -no es toda la provincia- porque me preocupan mis gentes y como dice el Concilio Vaticano II: “Los gozos y esperanzas, las tristezas y angustias de los hombres de nuestro tiempo, sobre todo de los pobres y de cuantos sufren, son a la vez gozos y esperanzas, tristezas y angustias de los discípulos de Cristo. Nada hay verdaderamente humano que no encuentre eco en su corazón”. GS 1.    

En estos 15 meses que estoy con vosotros, como vuestro obispo, haciéndome uno de vosotros y amando esta tierra, contemplo todo un año de sequía que nos ha tenido angustiados al borde del precipicio, miro la deforestación de nuestros paisajes (produce desconsuelo ver millares de pinos secos e irreversiblemente consumidos por la procesionaria), la desolación de nuestros pueblos ya enmarcados en el subdesarrollo, el cierre de nuestras minas, sin proyectos de reconversión posible, la asistencia sanitaria obsoleta, falta de medios y de personas, la fuga de jóvenes estudiantes y trabajadores, un ferrocarril con trazado decimonónico, el tan traído y llevado corredor Cantábrico-Mediterráneo, la falta de tan solo 107 km de autopista que nos una a Madrid, la creación de nuevas carreras universitarias que se puedan recolocar en nuestro campus, la ayuda a jóvenes agricultores y ganaderos que asienten la población, el sufrimiento en la convivencia por una inmigración que vive a nuestro lado pero no socializa con nosotros, y así un largo rosario de intervenciones necesarias y en justicia. 

Todas las campañas electorales nos han traído ilusiones efímeras, disueltas como pompas de jabón en el aire. Esperanzas reventadas en la nada y en el vacío de la eterna espera. Somos pocos, nos dicen. Pero sabemos que tenemos los mismos derechos que el resto de los españoles. Incluso dentro de nuestra Autonomía nos vemos relegados a un segundo plano. Somos pocos, es verdad, pero tenemos la misma dignidad humana que el resto y creemos en la distribución de riquezas y creemos en nuestros potenciales, y sabemos que habitamos una tierra dura, con climatologías extremas, pero nuestra historia nos avala y la cantidad de personas que han luchado por esta tierra y este pueblo. No queremos quedar tan solo como una zona cinegética para que vengan los hijos de los presidentes de EEUU. Quizás la próxima manifestación sería ante las instituciones soplando pompas de jabón para que vieran como nos sentimos, como niños engañados con pequeños dulces que al final nos dejan un sabor amargo en la boca. 

Pido a todos los campañeros de nuestros pueblos y de la ciudad, a nuestros curas y a nuestras comunidades católicas, que el domingo 6 de mayo, a las 11 de la mañana, hagan sonar todos los campanarios de nuestra diócesis “a arrebato” y en silencio y oración se convoquen delante de sus iglesias, uniéndose a todos los que se manifiestan en Zaragoza, por la justicia y la esperanza para nuestro pueblo.  

Nuestro pensamiento, nuestro grito, ante tanta indiferencia, es uno: Reconversión sí, aniquilación, no.