Seguridad, fiscalidad, banda ancha y buena imagen, las claves para fijar población
Conclusiones del debate del II Festival contra la Despoblación celebrado en AllepuzEl gran problema de los pueblos no es la falta de empleo o de vivienda, sino que la gente no quiere vivir en ellos. Incluso en los lugares donde se ofrece trabajo y casa en alquiler muy por debajo de su precio de mercado hay dificultades para que lleguen familias. Entre las acciones que podrían contribuir a atraer a nuevos pobladores o retener a los que ya hay está contar con una mayor seguridad, con banda ancha o tener ventajas fiscales. Los que viven en el territorio plantean la necesidad de cambiar el discurso y mostrar la calidad de vida que hay en el medio rural. De todo ello se habló el sábado en Allepuz durante el II Festival contra la Despoblación, donde se dieron cita más de un millar de personas.
En la localidad del Maestrazgo se concentraron 550 personas durante la comida popular, pero la cifra prácticamente se triplicó a lo largo de la jornada, en la que reivindicación y música se dieron la mano con La Ronda de Boltaña o las letras en euskera de Huntza.
Las actividades se abrieron con una mesa redonda moderada por el director del Diario de Teruel, Chema López Juderías, quien planteó la utilidad de jornadas como la que ayer se desarrolló en Allepuz “para escuchar a la gente del territorio”. Con ese objetivo de ser altavoz de los que viven en los pueblos nació el año pasado el festival, que este año ha duplicado las cifras logradas en su primera edición y solo para la comida en la plaza se concentraron más de medio millar de personas.
Las charlas se desarrollaron en la iglesia parroquial porque, como apuntó el alcalde, Ignacio Martínez, durante la presentación de las mismas, hay que aprovechar los espacios existentes en los pueblos. Las más de 150 personas asistentes llenaron todos los bancos e incluso se quedaron de pie durante el acto.
Prioridades
Para Miguel Tomás, fundador de Turomás, la empresa que exporta desde Rubielos máquinas para cortar vidrio a un centenar de países, algunas de las posibles soluciones “de las que los políticos deberían tomar nota”, dijo ante representantes de las diferentes formaciones que se desplazaron a Allepuz, pasan por instalar la banda ancha, establecer ventajas fiscales y fomentar la llegada de extranjeros a las zonas rurales. Precisó que “dentro de las prioridades, la número uno es la banda ancha”, y relató los problemas con los que conviven día a día para poder atender a sus clientes de diferentes partes del mundo a través de una conexión precaria.
Tomás recalcó que otros de los inconvenientes a los que se enfrentan en el medio rural es la dificultad para encontrar personal cualificado y la burocracia, y relató la imposibilidad de contratar a dos personas de Brasil y Chile para formarlos como mecánicos: “Tuvieron que venir un mes como turistas y enseñarles como pudimos, porque no hubo forma de conseguirles un permiso de trabajo, al final hemos tenido que completar la formación mandando allí a mecánicos”, lamentó.
Para propiciar el asentamiento en el medio rural el propietario de Turomás aboga por ventajas fiscales “pero, más que para las empresas, para la gente que vive en las zonas rurales. Si tenemos menos servicios es lógico que contribuyamos con menos”, sentenció.
Esa reducción en el IRPF, que según Miguel Tomás podría llegar al 50% para los particulares y en torno al 30% en lo que a las empresas se refiere, debería de ser un acicate para favorecer la llegada de familias al territorio, algo hoy difícil pese a la oferta de puestos de trabajo, como pusieron de manifiesto varios de los asistentes durante el turno de preguntas. José Edo, que es concejal en Alcalá de la Selva especificó que “hay trabajo, pero no familias que quieran residir aquí” y planteó la necesidad de “vender que en los pueblos se vive bien”. En este sentido, reclamó un “esfuerzo” por parte de todos para mostrar las ventajas del medio rural y “decir a las familias que no vienen al fin del mundo, que estarán bien, al igual que estamos los que hemos optado por quedarnos”.
En este mismo sentido se posicionó, también desde el público Ricardo Altabás, alcalde de Cantavieja, quien lamentó que hay muy pocas personas que quieran trasladarse a los pueblos y algunos de los que lo hacen “son profesionales de la subvención que buscan casa, perras y poco trabajo”. Tanto en las sierras de Gúdar como en el Maestrazgo hay diversas ofertas laborales en varios sectores que actualmente están sin cubrir. Altabás destacó el papel que juegan los inmigrantes en la sociedad rural actual ya que “son los que realmente ponen en marcha cada mañana muchos de nuestros pueblos, por lo menos en el Maestrazgo”.
Una de las mujeres que intervino desde el público procedía de Huesca y puso en valor el papel femenino para asentar población en el territorio. Criticó que buena parte de los puestos de trabajo que se ofrecen son para hombres, “siempre se intenta atraer a las familias” a través del empleo masculino.
Uno de los que destacó los aspectos positivos de vivir en el medio rural fue el enfermero de la zona de Muniesa y afincado en Castellote Alberto Salesa, quien planteó que precisamente el bajo número de cartillas sanitarias que tiene a su cargo es lo que le permite una atención personalizada que sale de la consulta y también de todas las enseñanzas académicas, donde se plantea la necesidad de guardar la distancia con los pacientes. Este distanciamiento choca con el dia a día del enfermero Salesa, que sale a andar todos los lunes con la media docena de pacientes que tiene en uno de sus pueblos. “Es otra forma de ejercer, una vuelta a la enfermería más humanista porque dispongo de tiempo”, reconoció.
Desde el público Manolo Gimeno, médico rural jubilado y portavoz de Teruel Existe, planteó el ahorro que supone para la Seguridad Social el hecho de que en el medio rural las hospitalizaciones por temas como el estrés o la depresión sean tan bajas.
Tanto Salesa como después Gimeno destacaron la importancia de dotar al territorio con desfibriladores, porque “disponer de estos aparatos es la diferencia entre la vida y la muerte”, dijo el enfermero de Muniesa.
Hay que denunciar
Uno de los testimonios más dramáticos fue el de Luis Alquézar, de la Asociación Amigos de Iranzo, creada para reivindicar más seguridad en el medio rural y exigir explicaciones por la muerte del agricultor José Luis Iranzo y de los dos guardias civiles Víctor Romero y Víctor Jesús Caballero. Incidió en la necesidad de que la gente formule las denuncias, aunque para ello tenga que desplazarse 50 kilómetros por la lejanía del acuartelamiento más próximo y perder horas de trabajo, dado el reducido horario de apertura que tienen la mayor parte de los cuarteles. Si no se denuncia, el hecho no aparece en las estadísticas y “no se refleja la realidad del territorio”. Por eso, recalcó que “tener un medio rural vivo y seguro es cosa de todos, no solo de las administraciones”.
Alquézar relató a grandes pinceladas algunos de los hechos ocurridos entre el 5 y el 14 de diciembre de 2017, los nueve días que transcurrieron desde el tiroteo a dos vecinos de Albalate y el asesinato a Iranzo, Romero y Caballero, todo ello a manos de Norman Feher. “No se pusieron los medios adecuados para detener a un individuo que había mostrado sus intenciones”, comentó el portavoz de los Amigos de Iranzo.
Además de animar a denunciar, se mostró contrario a los que plantean que hablando de inseguridad se está denostando al territorio porque “la verdad nunca puede perjudicar”. López Juderías apoyó las palabras de Iranzo matizando que “vender la inseguridad o la falta de infraestructuras no es malo para la provincia de Teruel” porque “es la única manera de que se solucionen”, aseveró.
El encargado de cerrar las intervenciones durante la mesa redonda fue Mikel Aoiz, de Pirineo Bizirik Gaude, un movimiento que busca la dinamización del Pirineo navarro a través de la cultura y el arte. El ponente indicó que la despoblación no es un problema en toda Navarra, sino solo en algunos valles de la parte norte. Buscan ofrecer la mejor versión del territorio y mostrar el lado positivo de una zona, “donde se puede vivir perfectamente aunque estemos a 85 kilómetros de la capital”, describió.
Uno de los problemas a los que se enfrentan en el Pirineo navarro y que son similares a buena parte del medio rural turolense es que solo una de cada tres viviendas están habitadas, pero “nadie encuentra un piso para alquilar”, comentó Mikel Aoiz, quien matizó que los pueblos de esta zona navarra no dan sensación de despoblación porque las casas están muy cuidadas, aunque vacías durante meses.
Tras la intervención de los ponentes se abrió un turno de preguntas en el que participaron diversas personas, entre ellas Ana Calvo, que es enfermera y una de las activistas del grupo Rural Mineras, quien puso en valor el papel de las personas que residen todo el año en los pueblos: “No estamos todo el invierno llorando bajo el edredón hasta que vienen los veraneantes a disfrutar del pueblo, hacemos muchas cosas durante todo el año”, aseveró.
Los asistentes a la mesa de Allepuz tuvieron oportunidad de rememorar las emociones de la concentración de la España Vaciada del pasado 31 de marzo en Madrid a través del vídeo Resistencia Rural de Carmen Pozueco Isla, que pretende con él dar un toque de atención a las administraciones sobre la necesidad de destinar apoyos para evitar la desaparición de los pueblos.