Carrasquer explica a los escolares del Miguel Vallés los pormenores de los árboles y arbustos de las laderas de la estación
San Julián muestra a los niños la riqueza de la flora del barrio
Una actividad al aire libre acerca las especies de plantas que hay en las laderas
Los niños de San Julián pudieron conocer entre el jueves y el viernes la riqueza de la flora del barrio a través de una actividad en la que ha participado el Colegio Miguel Vallés, la Universidad de Zaragoza y la asociación de vecinos. El objetivo ha sido mostrar a los más pequeños el valor de la naturaleza y conocer las plantas que hay en las laderas de la estación de autobuses para que ellos después lo puedan transmitir a sus familias.
La iniciativa se ha desarrollada el jueves y el viernes con alumnos de 5º y 6º de Primaria del CEIP Miguel Vallés, y la formación ha estado a cargo del profesor de la Universidad de Zaragoza en el Campus de Teruel, José Carrasquer.
Los escolares, en grupos pequeños, lo que hicieron fue recorrer con Carrasquer y sus profesores las rampas y escaleras de las laderas para conocer las distintas especies de árboles y arbustos que hay, y en donde se han colocado códigos QR para poder identificarlos y acceder a la información de los mismos a través de un teléfono móvil. Además de los códigos con información individualizada se han instalado también claves dicotómicas que permiten ir deduciendo las distintas especies que hay en las laderas a través del portal al que llevan.
Carrasquer explicó que las laderas de la estación se han quedado como una zona “muy bien arreglada” que incluye una gran diversidad de especies y que permite hacer recorridos y ejercicio en ellas subiendo y bajando rampas y escaleras junto a zonas ajardinadas con especies tanto autóctonas como importadas.
Así, los chavales se quedaron boquiabiertos al descubrir que hay árboles que llegaron de oriente, como el ailanto, conocido como árbol del cielo, que se trajo como especie ornamental para dar de comer a las mariposas de la seda, que no se aclimataron y en cambio el árbol sí lo hizo.
En las laderas de la estación hay entre 35 y 40 especies distintas, tanto autóctonas como invasoras, de las que se han elegido 10 árboles y otros tantos arbustos para hacer códigos QR. Por supuesto ayer los niños no llevaban móviles pero la intención es que puedan acudir con sus padres para que conozcan la flora con que cuenta este barrio.
“La idea es que los niños sean dinamizadores y que atraigan después a sus familias y amigos para recorrer las laderas y conocer más sobre estas plantas”, dijo Carrasquer, quien precisó que los códigos que se han colocado pretenden facilitar una primera información sobre las especies que hay, pero sobre todo despertar la curiosidad para que después los escolares puedan hacerse preguntas y seguir buscando más información.
Incidió en este sentido en la importancia de que los menores “aprendan a identificar las especies” y a que sientan curiosidad “para volver después con sus familias y enseñarles la riqueza que existe en las laderas”.
Carrasquer destacó el interés mostrado por los escolares y las ganas de aprender, puesto que entre las explicaciones se les indicó las propiedades medicinales que podían tener algunas plantas, además de la morfología que presentaban sus hojas y que les permitía identificarlas como es el caso del árbol del amor por tener forma de corazón.
Para poder conocer más sobre botánica, Carrasquer comentó que los niños primero tienen que aprender a identificar las plantas, y a partir de ahí poder clasificarlas, aunque durante las actividades desarrolladas los chavales también mostraron interés por las especies animales, desde los ciempiés hasta los distintos escarabajos que se encontraron.
La profesora de uno de los grupos que participó ayer en estos recorridos por las plantas de las laderas del barrio de San Julián, Conchita Iranzo, destacó el interés de la actividad puesto que es de aplicación en ciencias naturales al haber estudiado ya los niños las diferentes clases de plantas. Destacó igualmente la importancia de que los chicos “conozcan el entorno” porque a veces pasan junto a los árboles ajenos al interés que tienen. La actividad se ha podido desarrollar al ser al aire libre y haber empezado a retomarse cierta normalidad con la pandemia.
Selena, de 11 años y una de las escolares que participó, dijo que le “gustaba” la actividad porque podía “aprender” a conocer más cosas, mientras que Álex, de 12 años, dijo que le gustaban las plantas y esto servía para “aprender a respetarlas”.
Aprender y conocer la historia de los comienzos de la ciudad es también el objetivo de la excursión que realizó este sábado lla Asociación de Vecinos de San Julián, y que estuvo guiada igualmente por José Carrasquer, al paseo fluvial del Guadalaviar con su sistema de huertas y acequias.
La iniciativa se ha desarrollada el jueves y el viernes con alumnos de 5º y 6º de Primaria del CEIP Miguel Vallés, y la formación ha estado a cargo del profesor de la Universidad de Zaragoza en el Campus de Teruel, José Carrasquer.
Los escolares, en grupos pequeños, lo que hicieron fue recorrer con Carrasquer y sus profesores las rampas y escaleras de las laderas para conocer las distintas especies de árboles y arbustos que hay, y en donde se han colocado códigos QR para poder identificarlos y acceder a la información de los mismos a través de un teléfono móvil. Además de los códigos con información individualizada se han instalado también claves dicotómicas que permiten ir deduciendo las distintas especies que hay en las laderas a través del portal al que llevan.
Carrasquer explicó que las laderas de la estación se han quedado como una zona “muy bien arreglada” que incluye una gran diversidad de especies y que permite hacer recorridos y ejercicio en ellas subiendo y bajando rampas y escaleras junto a zonas ajardinadas con especies tanto autóctonas como importadas.
Así, los chavales se quedaron boquiabiertos al descubrir que hay árboles que llegaron de oriente, como el ailanto, conocido como árbol del cielo, que se trajo como especie ornamental para dar de comer a las mariposas de la seda, que no se aclimataron y en cambio el árbol sí lo hizo.
En las laderas de la estación hay entre 35 y 40 especies distintas, tanto autóctonas como invasoras, de las que se han elegido 10 árboles y otros tantos arbustos para hacer códigos QR. Por supuesto ayer los niños no llevaban móviles pero la intención es que puedan acudir con sus padres para que conozcan la flora con que cuenta este barrio.
“La idea es que los niños sean dinamizadores y que atraigan después a sus familias y amigos para recorrer las laderas y conocer más sobre estas plantas”, dijo Carrasquer, quien precisó que los códigos que se han colocado pretenden facilitar una primera información sobre las especies que hay, pero sobre todo despertar la curiosidad para que después los escolares puedan hacerse preguntas y seguir buscando más información.
Especies botánicas
Incidió en este sentido en la importancia de que los menores “aprendan a identificar las especies” y a que sientan curiosidad “para volver después con sus familias y enseñarles la riqueza que existe en las laderas”.
Carrasquer destacó el interés mostrado por los escolares y las ganas de aprender, puesto que entre las explicaciones se les indicó las propiedades medicinales que podían tener algunas plantas, además de la morfología que presentaban sus hojas y que les permitía identificarlas como es el caso del árbol del amor por tener forma de corazón.
Para poder conocer más sobre botánica, Carrasquer comentó que los niños primero tienen que aprender a identificar las plantas, y a partir de ahí poder clasificarlas, aunque durante las actividades desarrolladas los chavales también mostraron interés por las especies animales, desde los ciempiés hasta los distintos escarabajos que se encontraron.
La profesora de uno de los grupos que participó ayer en estos recorridos por las plantas de las laderas del barrio de San Julián, Conchita Iranzo, destacó el interés de la actividad puesto que es de aplicación en ciencias naturales al haber estudiado ya los niños las diferentes clases de plantas. Destacó igualmente la importancia de que los chicos “conozcan el entorno” porque a veces pasan junto a los árboles ajenos al interés que tienen. La actividad se ha podido desarrollar al ser al aire libre y haber empezado a retomarse cierta normalidad con la pandemia.
Selena, de 11 años y una de las escolares que participó, dijo que le “gustaba” la actividad porque podía “aprender” a conocer más cosas, mientras que Álex, de 12 años, dijo que le gustaban las plantas y esto servía para “aprender a respetarlas”.
Aprender y conocer la historia de los comienzos de la ciudad es también el objetivo de la excursión que realizó este sábado lla Asociación de Vecinos de San Julián, y que estuvo guiada igualmente por José Carrasquer, al paseo fluvial del Guadalaviar con su sistema de huertas y acequias.
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