Pétalos de rosa ensalzan la custodia tras suspenderse la procesión del Corpus Christi en la capital

No pudo ser. La procesión del Corpus Christi de Teruel no pudo salir a la calle debido a la lluvia que caía sobre la ciudad sobre la una de la tarde, que obligó a que -tras la eucaristía que se celebró en la Catedral- se decidiera que no se iba a poder procesionar. Por ello, se planteó hacer la adoración en el interior del templo, que estaba abarrotado de gente.

Para entonces la carroza de querubines que sostiene la custodia mayor del siglo XVIII había sido ya introducida de nuevo dentro de la iglesia y no por esperada -ya que el cielo estaba amenazante- la suspensión de la procesión cayó como un jarro de agua fría entre los niños y niñas de primera comunión y sus familiares que habían seguido con ellos la misa presidida por el obispo de la Diócesis de Teruel y Albarracín, José Antonio Satué.

Como al finalizar la eucaristía no se podía salir a la calle con la custodia se decidió hacer a la adoración en el interior del templo. Satué tomó entonces la palabra y se dirigió a las decenas de niños y niñas de las parroquias turolenses que habían acudido a la celebración para subrayar con sus palabras la importancia de compartir el amor con el prójimo. “Cuando lo compartes con los demás el amor se multiplica”, dijo y animó a compartirlo con la familia, los amigos o los compañeros de trabajo para apuntar después que la felicidad es la hermana pequeña que nace del amor.

También hubo palabras de reconocimiento para la labor de Cáritas, que con la conmemoración del Día de la Caridad, culminó su semana de actos que este año se ha celebrado bajo el lema “Tú tienes mucho que ver. Somos oportunidad. Somos esperanza”. La entidad conmemora esta 2023 además los 60 años de amor y servicio a los más débiles, como se recordaba con un cartel en el púlpito.

Como no se podía celebrar la procesión en la calle, tras la adoración en el altar, el obispo turolense recorrió el pasillo central del templo levantando la custodia mientras los niños y niñas lanzaban pétalos de rosas.

“!Qué pena que hayan podido salir en procesión!”, comentaba una madre mientras al lado una abuela buscaba en su bolso un paraguas para proteger a su nieta de la lluvia cuando salieran a la calle.

Los músicos de la banda Santa Cecilia, que se encontraban en el exterior esperando a que finalizara la misa para comenzar la procesión, se fueron marchando conforme arreciaba la lluvia. “Un año salimos, llovió por el camino y las anotaciones de la partitura se iban borrando”, recordaba el director de la Escuela de Música, Antonio Civera.

Estaba previsto que el recorrido de la procesión, fuera el habitual y se había delimitado la plaza del Torico como todos los años con la colaboración en esta ocasión de la Cofradía de la Soledad, que es la hermandad que este año por turno hizo el cartel de la Semana Santa y organizó los actos culturales, y tenía además que colaborar con la organización logística del Corpus Christi.

Aunque la celebración no quedó tan vistosa como si se hubiera realizado en la calle, lo importante fue la implicación de los niños y niñas que participaron en la misa y posteriormente en la ofrenda, a los que se les reconoció con un aplauso al final del acto en la Catedral.