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No todo son dinosaurios: los mamíferos, la pequeña joya de la corona de la Fundación Conjunto Paleontológico No todo son dinosaurios: los mamíferos, la pequeña joya de la corona de la Fundación Conjunto Paleontológico
Paleontólogos de la Fundación Conjunto Paleontológico de Teruel y del Museo Nacional de Ciencas Naturales excavando en el yacimiento La Gloria 4 en la capital, en septiembre de 2021

No todo son dinosaurios: los mamíferos, la pequeña joya de la corona de la Fundación Conjunto Paleontológico

Hallazgos como el 'Hipparion laromae' o 'Teruelictis riparius' han sido de gran relevancia
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No todo son dinosaurios en la labor que desarrolla desde hace un cuarto de siglo la Fundación Conjunto Paleontológico de Teruel-Dinópolis. Su misión, tal como recogen sus estatutos, es el estudio, conservación y difusión de todo el patrimonio paleontológico de la provincia, y dentro del mismo los fósiles de mamíferos tienen una relevancia muy especial, sobre todo en la cuenca neógena de Teruel. Tanto es así que hallazgos como la nueva especie de Hipparion laromae o de la nutria Teruelictis riparius, han tenido una gran proyección internacional y son algunas de las piezas fundamentales que se exhiben en el Museo Aragonés de Paleontología que alberga Dinópolis.

Los dinosaurios fueron grandes, aunque no todos, y sus esqueletos fascinan por sus dimensiones. Son los fósiles con mayor proyección mediática y atractivo popular con que cuenta la provincia, pero además Teruel posee yacimientos excepcionales de mamíferos de la era Terciaria, la que siguió a la extinción de los grandes reptiles. En los 25 años que cumple ahora la Fundación Dinópolis no se ha dejado de excavar, investigar y divulgar los nuevos hallazgos aparecidos en la provincia, muchos de ellos con nombres que evocan los gentilicios de los lugares donde aparecieron esos fósiles.

Cuando hace veinticinco años se creó la Fundación Conjunto Paleontológico de Teruel, que dio lugar al gran centro de ocio cultural que es Dinópolis y sus subsedes, entre los centros satélite que estaba previsto crear había uno que tenía que hacerse en la pedanía turolense de Concud.

Barranco de las Calaveras

Esta localidad está considerada la cuna de la paleontología española, puesto que el yacimiento del Barranco de las Calaveras está documentado desde el siglo XVIII, aunque la primera cita se remonta incluso a un siglo antes. Junto a este afloramiento, el Cerro de la Garita, en la misma pedanía y descubierto hace un siglo por Hernández Pacheco, ha arrojado importantes restos de mamíferos del Mioceno con una relevancia internacional.

Por ello, cuando se concibió el parque paleontológico Dinópolis se diseñó inicialmente una subsede en este barrio rural de la capital. No obstante, el Instituto Aragonés de Fomento (IAF) fue descartando esta posibilidad hasta que finalmente decidió que no se hiciese por la cercanía a la sede principal del conjunto paleontológico en Teruel.

Los vecinos de Concud insistieron y pelearon a lo largo de los años para que el barrio pudiera disponer de esta sede como estaba prevista inicialmente, y lo hicieron en positivo con una propuesta que ha legado a la pedanía y a la capital un museo al aire libre. La actuación, promovida por los propios vecinos, aunque muy especialmente las mujeres, consistió en la realización a lo largo del tiempo de varios murales de cerámica con la reconstrucción de los distintos mamíferos del Terciario cuyos fósiles han aparecido en la zona.
 

El fósil del mastodonte hallado en 2009 tal como se exhibe ahora en Dinópolis


La Fundación Conjunto Paleontológico de Teruel fue la encargada del asesoramiento, puesto que su misión científica va más allá de lo que es el parque Dinópolis ya que su función es la promoción del conjunto de la paleontología turolense. La institución científica hizo lo mismo cuando la Comarca Comunidad de Teruel puso en marcha su proyecto Dinoexperience para poner en valor la riqueza paleontológica de sus municipios, que abarca desde las ranas de Libros y las huellas de dinosaurios, hasta los mamíferos del Turoliense, un piso geológico que debe su nombre precisamente a Teruel por la gran cantidad de fósiles de ese periodo  que aparecen en los afloramientos turolenses.

En esa línea, los contenidos del parque al aire libre del Safari por la sabana del Turoliense en El Pobo, donde se exhiben recreaciones corpóreas de los animales de aquel entonces, también han tenido el asesoramiento científico de la Fundación Conjunto Paleontológico Dinópolis.

Desde la apertura del parque paleontológico, sus salas expositivas han mostrado fósiles de mamíferos del Terciario hallados en la provincia, sobre todo en la cuenca neógena de Teruel. Además, se han ido incorporando nuevos hallazgos y ampliado los espacios expositivos en la denominada Sala de los Mamíferos del Museo de Dinópolis.

Animales sorprendentes

Si los dinosaurios fascinan por su tamaño, el gran atractivo de los mamíferos turolenses es que en muchos casos se trata de especies propias de la sabana africana. Así, es posible encontrar desde todo tipo de elefantes a tigres, hipopótamos, hienas y otros animales característicos de la fauna del continente negro que hoy están extintos en Europa.

En materia de investigación, la Fundación Dinópolis ha desarrollado y sigue haciéndolo una intensa colaboración con especialistas del Museo Nacional de Ciencias Naturales-CSIC de Madrid, y año tras año realizan excavaciones en yacimientos como La Roma I y II en Alfambra, Las Casiones en Villalba Baja, o los de Los Mansuetos, La Gloria 4 y Puente Minero en la capital. Y es que solo en el entorno de la ciudad de Teruel hay inventariados en torno a 60 afloramientos con una gran abundancia de fósiles de mamíferos.

La Fundación ha colaborado también con otras instituciones, aparte del Museo Nacional de Ciencias Naturales, como es el caso del Instituto Catalán de Paleontología Miquel Crusafont de Sabadell.

Dentro de esas colaboraciones se han producido descubrimientos espectaculares que van más allá de las especies que aparecen en los yacimientos. Así, en 2006 se publicó la detección de bacterias adheridas a los huesos fosilizados de vertebrados hallados en Concud. El descubrimiento dio la vuelta al mundo porque nunca antes se había tenido constancia de algo así en yacimientos de este tipo en todo el planeta, lo que corrobora la excepcionalidad del lugar.

De forma periódica, los nuevos hallazgos en estos yacimientos en los que investiga la Fundación Dinópolis van dando alegrías con novedades científicas y la aparición también de nuevas especies. Fue el caso de la nueva especie de Hipparion (caballo) descubierta en el yacimiento La Roma 2 de Alfambra y que fue publicada en la prestigiosa revista científica internacional Journal of Paleontology en 2006.

Tras el estudio de los materiales, los investigadores llegaron a la conclusión de que se trataba de una nueva especie de este género, que eran como cebras. Fue bautizado como Hipparion laromae, en referencia al nombre del afloramiento en el que se encontró.

Los fósiles datan de hace 10 millones de años y en total se encontraron 500 huesos pertenecientes a 12 individuos distintos. Eso evidencia de nuevo la gran cantidad de fósiles que aparecen en estos yacimientos, con las posibilidades que eso tiene de cara a su investigación científica.

Esqueleto

El esqueleto montado de ese caballo es una de las joyas que se exhiben desde 2014 en el Museo Aragonés de Paleontología en Dinópolis. Se encuentra además en posición dinámica, como si se moviese, y está en una de las nuevas vitrinas que se inauguraron ese año en la Sala de los Mamíferos.

En la misma vitrina hay expuestas otras joyas paleontológicas fruto del trabajo de excavación, preparación de fósiles e investigación de la Fundación Dinópolis junto con otros equipos, como es un hueso fosilizado de un félido dientes de sable que presenta una lesión. Se trata del hueso de la pata de un Promegantereon ogygia, que vivió hace 9 millones de años y sería del tamaño de los leopardos actuales.

Junto a este hueso se exhibe otro de los grandes hallazgos de los últimos años, presentado en 2013 y que dio lugar a la descripción de un nuevo género y especie de nutria, cuya característica es que carecía de las capacidades acuáticas que tienen sus familiares actuales. El ejemplar fue bautizado con el nombre científico de Teruelictis riparius.

Hallazgos importantes como el cráneo de un mastodonte que apareció en Villalba Baja en 2009 también han encontrado su lugar en la Sala de los Mamíferos, donde el fósil, espectacular tras su limpieza y restauración, se exhibe junto al esqueleto completo del Mamut siberiano.

El gran mural del Turoliense instalado al lado es otra de las joyas que alberga el Museo Aragonés de Paleontología como consecuencia del trabajo de la Fundación en todo este tiempo, que ha identificado también hiracoideos, unos mamíferos parecidos a los damanes que son muy poco frecuentes en el registro fósil español; diferentes félidos dientes de sable; o el último oso panda de Europa que vivió precisamente en la provincia de Teruel. Son hallazgos todos ellos que indican que en la paleontología turolense el tamaño importa por sus dinosaurios, pero no tanto porque el resto de especies que aparecen son también pequeñas joyas de igual relevancia que sus gigantes.