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Miguel Martínez Tomey, candidato de Sumar Aragón al Parlamento Europeo: “De nuestro voto depende que Teruel no sea una zona gris a la que no llega Europa” Miguel Martínez Tomey, candidato de Sumar Aragón al Parlamento Europeo: “De nuestro voto depende que Teruel no sea una zona gris a la que no llega Europa”
El candidato de Sumar Aragón al Parlamento Europeo, Miguel Martínez Tomey, en el parque turolense de Los Fueros

Miguel Martínez Tomey, candidato de Sumar Aragón al Parlamento Europeo: “De nuestro voto depende que Teruel no sea una zona gris a la que no llega Europa”

El candidato de Sumar quiere recuperar los criterios de despoblación en las políticas europeas
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El candidato de Sumar Aragón, Miguel Martínez Tomey (Zaragoza, 1964), considera que la presencia de la formación en el Parlamento Europeo contribuirá a aplicar en sus políticas criterios relacionados con la baja densidad de población.

-Esta es una campaña de mínimos. ¿Es por desafección o por agotamiento electoral?

-Hay agotamiento electoral y agotamiento del ruido político porque estamos en un contexto de debate estatal bastante extenuante, no sólo para sus protagonistas sino para los que asisten al mismo, lo cual no cambia la realidad. Y la realidad es que nos jugamos mucho en estas elecciones europeas.

-¿Cómo afectan las decisiones del Parlamento Europeo a la ciudadanía?

-En la Unión Europea se determina cuál es la suerte de nuestros agricultores y ganaderos o cómo se remunera a cada una de las partes en la cadena de suministro. Se establece qué fondos van a llegar a qué territorios y para qué proyectos. Por lo tanto, está en juego si el dinero va a seguir llegando a unos pocos centros que tienen la capacidad y la entidad de aprovecharlos y si van a pasar de largo una vez más sobre nuestros pelados montes para que en el próximo periodo de programación sigamos siendo una zona gris a la que no llega Europa.

-Por eso hay que ir a las urnas este domingo 9 de junio...

-La solución no está en quedarse en casa y que decidan los demás porque ya estamos desengañados. La solución es dar un paso adelante para ir a votar con la reclamación y el mensaje muy claro de que hay que hacer que la luz de la UE ilumine estas zonas de sombra. En ese sentido, ya tenemos un hito muy importante para las comarcas de Teruel.

-¿A qué se refiere?

-El hito importante fue que en la legislatura 2014-2019 se consiguiese por fin introducir criterios que abordan la situación de las zonas de baja densidad de población en la definición de los reglamentos de los fondos europeos, y en concreto del FEDER, además de los cambios en las directrices de las ayudas de Estado con finalidad regional. Este fue un hito importante, que después costó desarrollar, pero que por fin se introdujo en el periodo de programación 2021-2027, aunque de forma claramente insuficiente. Y parece ser que todo el mundo en Bruselas se olvidó de ellos porque, esta parte de la coalición Sumar que se llama Chunta Aragonesista, no consiguió representación en la pasada legislatura.

-Entonces usted era asistente en el Parlamento Europeo, al que ahora quiere volver como eurodiputado...

-El sentido de que volvamos, de que consigamos otra vez representación encuadrados con las fuerzas políticas que comparten estas pretensiones, es que continuemos hacia delante. Hemos perdido 5 años, pero los que vienen a continuación son los que van a definir el próximo periodo de programación. Este es el desafío que tenemos al ir a votar. Por lo tanto, al votante turolense le diría que merece la pena no perder esta votación y, desde luego, no equivocarse tampoco con los cantos de sirena.

-¿Está pensando en alguna formación en concreto?

-Respetuosamente, me refiero a que hay fuerzas políticas que han surgido de este territorio, que se han comprometido muy fuertemente, pero que después operativamente han demostrado muy poca palanca. Y han demostrado además que estaban dispuestas a ceder en otros capítulos que también inciden directamente en la suerte de nuestros territorios despoblados. Es decir, en cómo se organizan los servicios sanitarios, la educación o el transporte público. Muchas cosas se dejan al albur, por ejemplo, del Gobierno de Aragón, que está absolutamente ausente de las realidades de estos territorios. Hoy por hoy, no hay ninguna diferencia en la dotación de medios humanos y presupuestarios.

-¿Cómo se explica que el Gobierno central no aplique las ayudas al funcionamiento empresarial al máximo permitido por Europa?

-Esto no se justifica. Por eso he comenzado mi intervención diciendo que no se lo acaban de creer. Hay una especie de dogmas instalado en el Ministerio de Hacienda. Hay una clase de altos funcionarios que actúan con una determinada escuela que considera que hacer estatutos especiales dentro de la política fiscal, incluida la Seguridad Social, es poco menos que un pecado mortal. El mar de fondo está en los problemas que causaron, por ejemplo, las vacaciones fiscales vascas. Pero en este caso no estamos hablando sólo de justicia territorial sino también social. Es una medida para compensar a quien quiera que viva en un territorio del Estado español y que sufra los inconvenientes, las lacras y los costes no computados de la baja densidad de población en la contabilidad de las empresas.

-¿Podemos decir que la ultraderecha está ganando la batalla ideológica tras encauzar las protestas de los agricultores contra la Agenda 2030?

-La ultraderecha está ganando la batalla de los votos. De ideología, poca, porque cualquiera que tenga una mínima penetración ideológica en el asunto enseguida llegará a la información que dice que la Agenda 2030 es un programa de Naciones Unidas. No lo concibió la Unión Europea aunque se siente concernida. La Agenda 2030 tiene 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible, de los cuales sólo uno de ellos, el que se refiere al cambio climático, afecta de alguna manera a aquello contra lo que están clamando. Los dos primeros objetivos son el fin de la pobreza y del hambre en el mundo. Pero esta gente de misa y comunión diaria, heredera de nuestro nacionalcatolicismo, de verdad no quiere que se acabe el hambre en el mundo.

-¿Qué opina del Pacto sobre migración y asilo?

-No es de recibo. Vamos a ser claros: necesitamos esa mano de obra en nuestros pueblos para que se mantengan los negocios que van a cerrar porque no hay reemplazo generacional. Nuestra economía no se puede sostener sin ellos. Es importante que regularicemos a los que ya están aquí porque los necesitamos y los seguiremos necesitando, pero es que necesitamos a más.

-¿Qué papel debe jugar Europa ante los conflictos bélicos?

-El miedo es libre y entendemos que haya habido países que han querido entrar en la OTAN después de haber mantenido la neutralidad durante la Guerra Fría. Pero Europa debería recordar sus orígenes, que están en la superación de la guerra y de los conflictos y, por lo tanto, en hacer una unión desde la diversidad, cimentándola en el respeto de los derechos humanos y de las minorías y en la consolidación o el establecimiento del Estado de Derecho y de la democracia y, por lo tanto, de todo lo que se opone a la filosofía de la ultraderecha. El peor gestor de nuestra política exterior para evitar un conflicto es, precisamente, la ultraderecha porque va con el discurso del odio en su propio programa electoral. Entendemos que Europa defienda su democracia con capacidades disuasorias suficientes para su defensa, pero no para alimentar los conflictos de otros. El programa de Sumar establece que Europa ejerza su liderazgo para canalizar las relaciones entre pueblos y naciones de forma que se eviten los conflictos. Por lo tanto, la primera premisa es que hay que negociar ya la paz en Ucrania y parar el genocidio en Palestina.