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Miguel Ángel Perera, Álvaro Lorenzo y Pablo Aguado, este viernes en la plaza de Teruel Miguel Ángel Perera, Álvaro Lorenzo y Pablo Aguado, este viernes en la plaza de Teruel
El diestro Pablo Aguado, en la Feria de Abril. EFE

Miguel Ángel Perera, Álvaro Lorenzo y Pablo Aguado, este viernes en la plaza de Teruel

El festejo arranca a las 19.00 horas
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F.J.B.

¿Recuerdan la famosa ley de Murphy? Sí, ese adagio que viene a decir que si algo malo puede pasar, pasará. Pues haciendo honor a la puñetera norma, la tostada cayó por el lado de la mermelada y Roca Rey, doliente y afligido, yace maltrecho en su tierra peruana soñando Pamplona y ya olvidando Teruel. Parte médico y por la ley de Murphy ausente del serial. Con lo bien que sonaba todo.

Y a buscar un sustituto a la altura… Pablo Aguado era la mejor opción, entre otras cosas porque está llamado a dividirse las adhesiones futuras de los aficionados con el propio Roca Rey. Torero genial, con arte en letras mayúsculas y de tanta clase que llenaría el alma de cien toreros. Su magistral lección de toreo en la feria de Abril con cuatro orejas en su esportón así lo venía anunciando. Y su gran faena de San Isidro malograda con la espada… Y Nimes, León, Burgos, Algeciras… Triunfos con los que se presenta en Teruel (19.00 horas) junto a Miguel Ángel Perera, el mejor ejemplo de torero hecho al margen de las grandes casas. Siempre de forma independiente y ganándose las temporadas triunfo a triunfo. Completa la terna Álvaro Lorenzo, un joven torero que se está labrando su nombre a fuerza de valor y capacidad, un torero conocido de la afición turolense puesto que el año pasado triunfó en esta plaza y de ahí su repetición. Cartel pues muy rematado del que se espera triunfo grande

Aguado, figurón en ciernes 

Pero es Pablo Aguado quien está revolucinando la fiesta de los toros con apenas unos meses de alternativa. Explicar a este diestro sevillano es cantar a Pepe Luis Vázquez y a Curro Romero aunque su tauromaquia vaya mas lejos de lo que representa un torero de arte. Es el alter ego de Roca Rey, el que está llamado a dividir a la afición entre los que se emocionan con la épica y los que lo hacen con la estética, que es la membrana con la que se cubre el corazón de este torero. Y es complementario de Roca Rey, que quede claro,  y los dos están llenando las plazas a pesar de que Aguado aun no haya trascendido al público en general. Sí al aficionado, que está encantado con su presencia en Teruel. Ver a Pablo Aguado hoy es verlo en el preciso momento en el que una figura del toreo, quizá de época, está eclosionando. Como decían de Lola  Flores... No se lo piedan. Hagan por verlo.