Más del 66% de los pueblos turolenses, 156 de los 236, pierden población
Tan solo 63 municipios de la provincia han aumentado su cifra de habitantes, según el padrónUn total de 156 municipios de los 236 con que cuenta la provincia de Teruel, lo que supone el 66%, perdieron población en 2017, según las Cifras oficiales de población resultantes de la revisión del Padrón municipal a 1 de enero de 2018, publicadas recientemente por el Instituto Nacional de Estadística (INE). Del resto, 63 incrementaron su número de habitantes (el 26,7%) y 17 no sufrieron ninguna variación (el 7,2%).
La provincia de Teruel arrancó 2018 con 134.572 habitantes (82 más de los apuntados provisionalmente por el INE el pasado 24 de abril), de los que 68.060 son hombres y 66.512 mujeres. Esto supone 990 menos que un año antes, es decir, sufrió un descenso porcentual del 0,73%.
En esta ocasión, hubo 8 provincias que sufrieron mayores descensos porcentuales, con Zamora en primer término (1,61%) seguida de Ávila (1,31%), León (0,98%), Cáceres (0,89%), Jaén (0,84%), Palencia (0,83%), Orense (0,77%) y Cuenca (0,75%). Y es que a lo largo de 2017 hubo 26 provincias que perdieron población.
En la última década, Teruel ha sufrido la pérdida de 11.752 habitantes, lo que supone el 8% de su población, hasta llegar al mínimo de la serie histórica ofrecida por el INE y que comienza en 1998.
La provincia destaca además por el pequeño tamaño de sus municipios y es que cerca del 40% (94 concretamente) tienen menos de 101 habitantes. En conjunto suman 5.258, el 3,9% del total.
Por el contrario, tan solo 11 contaban con más de 2.001 habitantes empadronados a 1 de enero de 2018: Teruel, con 35.961, que recuperó 207 después de 4 años consecutivos de pérdidas; Alcañiz (15.939, 2 más), Andorra (7.633, 166 menos), Calamocha (4.319, 34 menos), Calanda (3.708, 21 menos), Alcorisa (3.276, 37 menos), Utrillas (2.970, 44 menos), Cella (2.606, 34 menos), Monreal del Campo (2.433, 45 menos), Valderrobres (2.388, 50 más) y Albalate del Arzobispo, que ha superado esa cifra hasta situarse en 2.004 tras añadir 26 a lo largo de 2017.
Estos 11 municipios suman 83.237 habitantes, lo que supone el 61,85% de la población de toda la provincia. Tan solo la ciudad de Teruel representa más del 26% del total.
No obstante, de las localidades más pobladas tan solo ganaron población las ciudades de Teruel y Alcañiz y Valderrobres, además de Albalate. Los descensos fueron significativos en Andorra y su área de influencia por el declive de la minería, como las localidades de Alcorisa y Ariño, que perdieron 37 y 25 habitantes, respectivamente. De hecho Andorra es la localidad que más población perdió en términos absolutos con 166 habitantes menos.
El Jiloca tampoco salió bien parada dado que Monreal del Campo perdió 45 habitantes y Calamocha 34, los mismos que Cella. El padrón de La Puebla de Híjar y Samper de Calanda descendió en 36 habitantes en ambos casos, mientras que el de Utrillas lo hizo en 44.
En términos relativos, fue Fuenferrada la que más población perdió, concretamente el 17,65%, al pasar de 51 a 42, seguida de Cabra de Mora, con el 14,06% al pasar de 64 a 55. En tercer lugar se situó Las Parras de Castellote, que cedió el 13,11% tras pasar de 61 a 53.
Almohaja y La Zoma
Las localidades con menor número de habitantes son Almohaja y La Zoma, con 16 habitantes después de perder 2 respectivamente. El tercer lugar pasó a ocuparlo Aguatón tras perder un vecino y quedarse con tan solo 18. Bádenas, que comenzó 2017 con esa misma cantidad, tenía un año después 2 más (20), los mismos que Veguillas de la Sierra, que sin embargo perdió uno. Estos son los 5 pueblos de la provincia con menos de 20 habitantes.
De vuelta a los términos absolutos, de los 236 municipios de la provincia, fue Teruel el que más creció a pesar de lo que continúa siendo la capital de provincia menos poblada de España seguida de Soria y Segovia, con 39.112 y 51.683 habitantes, respectivamente.
A continuación se situó Valderrobres, con 50 habitantes más y un crecimiento sostenido desde que superó los 2.000 habitantes en 2003, seguido de Albalate, Cedrillas y Castelnou, en los que el vecindario creció en 26, 19 y 14 personas, respectivamente.
Los mayores crecimientos relativos los experimentaron algunos de los municipios más despoblados, en los que cualquier pequeña variación dispara el porcentaje. De esta manera, la población en La Cuba se incrementó un 13,89% al pasar de 36 a 41 habitantes y las de Miravete de la Sierra y Bezas un 12,90% al pasar de 31 a 35 y de 62 a 70 habitantes, por ejemplo.
Si se tiene en cuenta únicamente a las 10 capitales de Comarca, tan solo 4 aumentaron su población: además de Teruel, Alcañiz y Valderrobres, también creció Híjar en 12 habitantes hasta los 1.709. Además de Andorra, Calamocha y Utrillas (citadas previamente), Cantavieja perdió 3 habitantes hasta los 714, Albarracín 28 hasta los 1.016 y Mora de Rubielos 24 hasta los 1.541.
Teruel y Valderrobres, los que más crecen
De los 63 municipios turolenses que vieron aumentada su población a lo largo de 2017, los que más crecieron fueron Teruel y Valderrobres, con 207 y 50 habitantes más, respectivamente. Los alcaldes de ambas localidades, Emma Buj y Carlos Boné, coincidieron en señalar que el motivo principal de este aumento estuvo motivado por la creación de nuevos puestos de trabajo.
La alcaldesa de Teruel vinculó el aumento poblacional al crecimiento económico y a las migraciones, tanto interiores como exteriores, dado que el crecimiento vegetativo de la ciudad sigue siendo negativo, lamentó.
Después de 4 años consecutivos de pérdidas de población (286 habitantes en 2013, 85 en 2014, 26 en 2015 y 80 en 2016) la instalación de Röchling Automotive y las ampliaciones de Ronal Ibérica, Transportes Callizo y Jamones Albarracín, así como el incremento de la actividad de las empresas instaladas en el Aeropuerto de Teruel, han devuelto a la capital a la senda del crecimiento. También contribuye al mismo, según Emma Buj, el auge del turismo que crea puestos de trabajo en el sector servicios.
La alcaldesa confió en que este crecimiento sea sostenido en el tiempo aunque reiteró que no quiere que la capital crezca a costa de los pueblos, sino merced a la llegada de nuevos pobladores.
El alcade de Valderrobres, Carlos Boné, se mostró muy satisfecho por el crecimiento que registra la localidad desde que superara la barrera de los 2.000 habitantes en 2003 y que le han llevado hasta los 2.388 a 1 de enero de 2018.
En este caso, explicó que Valderrobres continúa siendo una localidad eminentemente agrícola y ganadera, pero que el crecimiento del turismo ha contribuido a que suba el número de habitantes. Precisó que, por ejemplo, las casas rurales son para la mayoría un complemento a la actividad en el campo.
Según Boné, el hecho de que el grupo cooperativo Arco Iris, cuya sede central se encuentra en la localidad, siga creciendo y ya cuente con más de 400 trabajadores, ha impulsado el aumento de la población. “Es una empresa que está funcionando y que, cada vez que amplía su negocio y sus instalaciones, recibe más mano de obra y muchos trabajadores optan por quedarse a vivir en Valderrobres. Es nuestro motor del desarrollo”, indicó.
Además, la localidad cuenta con todos los servicios, incluido centro de salud, escuela infantil e instituto de enseñanza secundaria, lo que también favorece el asentamiento de nuevas familias, añadió.