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Manuel Pimentel, ingeniero agrónomo y doctor en Derecho: Manuel Pimentel, ingeniero agrónomo y doctor en Derecho:
Manuel Pimentel intervino recientemente en el Foro Adea celebrado en Zaragoza para abordar la situación de la agricultura y la ganadería

Manuel Pimentel, ingeniero agrónomo y doctor en Derecho: "En tiempo de guerra, no debemos dejar la llave de nuestra despensa a terceros países"

El exministro sostiene que los agricultores y ganaderos protestan "por hartazgo y desesperanza"
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El ingeniero agrónomo y doctor en Derecho, que fue ministro de Trabajo y actualmente es editor de Almuzara y consejero sénior de Baker Mckenzie, Manuel Pimentel, abordó este miércoles en Zaragoza la situación y perspectivas de la agricultura y la ganadería en un nuevo Foro ADEA organizado por la La Asociación de Directivos y Ejecutivos de Aragón con la colaboración de Caja Rural de Teruel.

Pimentel publicó recientemente La venganza del campo, un breve ensayo que trata de comprender el porqué y el cómo de una situación paradójica y contradictoria: ¿Por qué, si los precios suben, se siguen abandonando nuestros campos?

El exministro de Trabajo sostiene que la solución a esta crisis pasa por conjugar el factor sostenibilidad con el derecho de los europeos a disponer de una despensa sana, variada y a un precio razonable.

-‘La venganza del campo’ parece haber tomado forma con las actuales protestas, pero ¿hasta dónde puede llegar?
-La verdadera venganza del campo se expresa, y aún se expresará más, en la fuerte subida de la cesta de la compra. Llevamos años despreciando al campo y limitando y encareciendo sus producciones. Si seguimos así, la venganza no hará sino incrementarse.

-¿Cuáles son los motivos principales para haber llegado a esta situación?
-La globalización y la fuerte concentración de la distribución deprimieron los precios agrarios. La sociedad europea, eminentemente urbana, disfrutó de 2000 a 2020 de la alimentación más barata de su historia. La comida dejó de ser una preocupación, lo que restó importancia a los agricultores. Los nuevos y positivos valores de sostenibilidad se convirtieron en una prioridad social. La combinación de ambos factores hizo que todas las normas limitaran, complicaran, restringieran y siempre encarecieran la producción agraria. Los agricultores vieron como perdían renta y además se abandonaron tierras, así que la producción agraria europea disminuyó y se encareció. La actual desglobalización hizo que los precios comenzaran a subir. Y todavía lo harán más, porque hemos perdido mucho músculo agrario. Los agricultores protestan por hartazgo y desesperanza.

-El urbanocentrismo, ¿ha provocado que la población en general dé la espalda al medio rural y, por ende, al sector primario?
-No estamos ante una historia de buenos ni de malos. Simplemente del devenir sociológico de los tiempos. La sociedad se hizo crecientemente urbana, acumulando poder político y de creación de imaginarios. El campo quedó lejos, muy lejos de sus preocupaciones y prioridades. Por eso, legisló contra él, sin ser consciente de que provocaría la venganza del campo.

Soberanía alimentaria


-¿Qué riesgos corre Europa si no goza de soberanía alimentaria?
-Seguro el del brutal encarecimiento de los alimentos. Y, puntualmente, el de carestías de determinados productos. En tiempos de guerra como estamos, no debemos dejar la llave de nuestra despensa a terceros países.

-La Política Agrícola Común (PAC), concebida como garantía de las rentas de los agricultores y ganaderos, ¿ha encorsetado en exceso su actividad?
-La PAC se ha ido complicando con los años. La última, olvidó por completo cuestiones productivas y se centró exclusivamente en la sostenibilidad. De alguna manera, vino a decir que el campo europeo era para pasear y que los alimentos los produjeran otros por ahí. Una auténtica irresponsabilidad que habrá que corregir cuanto antes. ¿Cómo? Pues integrando en la matriz de decisión además del factor sostenibilidad el del derecho de los europeos a disponer de una despensa sana, variada y a un precio razonable. Para ello, agricultores, ganaderos y pescadoras son parte de la solución, que no el problema, por lo que debe tener reconocimiento social y disfrutar de una renta razonable.

-¿Cómo se podría equilibrar las exigencias medioambientales, incluso la lucha contra el cambio climático, con la rentabilidad del trabajo en el campo?
-Sin duda alguna, es el gran reto y se puede superar y conseguir. Pero para ello debemos contar con los agricultores, no desconfiar de ellos.

-Los precios de los insumos no dejan de crecer, pero no así los de los cereales, incluso en años de mala cosecha. ¿Qué hay detrás, la especulación de los grandes operadores?
-Los precios, en gran parte, los fija un mercado de oferta y demanda. Es cierto que existen grandes operadores, pero también grandes distribuidores, que luchan por ofrecer un precio más barato a sus clientes que el que muestran sus competidores. Veremos qué pasa con el precio de los cereales estos próximos años.

-¿Cree que la falta de unidad de acción y la politización puede restar fuerza a las protestas de los agricultores y ganaderos?
-Las movilizaciones han sido muy importantes y creo que positivas para el sector y para la propia sociedad. Es bueno que no se politice, porque los temas a reivindicar son profundos y nos afectan a todos. Corresponde ahora al sector comenzar a trabajar y negociar con los responsables españoles y, sobre todo, europeos.

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