Luis Gonzalo Segura abrió las Jornadas sobre la Memoria Histórica en Teruel: “Tenemos un ejército de ladrones, delincuentes, y sinvergüenzas”
El ex teniente fue expulsado del Ejército en 2015 por sus denuncias de corrupción en la cúpula militarEl ex teniente Luis Gonzalo Segura, expulsado del Ejército Español en 2015 por sus reiteradas denuncias de corrupción en la cúpula militar española, protagonizó la apertura de las Jornadas Sobre Memoria Histórica de Teruel. Mantuvo un coloquio con los asistentes sobre la estructura del actual ejército, al que definió sin tapujos como un “ejército de delincuentes, ladrones y sinvergüenzas” –en referencia a la cúpula militar– y al que no dudó en calificar como “una amenaza real a la estabilidad democrática española”, no tanto por la posibilidad de encabezar un golpe de estado al estilo del que se vivió en 1936, posibilidad de Gonzalo Segura descarta “porque ni el ejército ni la sociedad es la misma ahora que entonces”, sino por su capacidad para presionar políticamente. “Si no nos manifestamos ni peleamos para introducir al ejército en la agenda política, si no luchamos para que las Fuerzas Armadas se democraticen de una vez, estas pueden vapulearnos de nuevo”, aseveró.
Luis Gonzalo Segura no dijo lo que dijo gratuitamente, sino amparándose en el ingente trabajo de documentación que ha recopilado en su tercer libro publicado, El libro negro del Ejército Español, donde narra y documenta casos de corrupción, de abusos sexuales e incluso de delincuencia común flagrantes y que han quedado sin castigo.
De todo lo que narran las 900 páginas, Luis Gonzalo Segura dio ayer apenas unas pinceladas. “En el ejército hay más de 100 mandos condenados por abusos sexuales que no han sido expulsados, y en los últimos años ninguna de las denuncias que se han dado han derivado en condena”, explicó ayer. “Se nos vende que en el ejército hay 15.000 mujeres, y eso está muy bien, pero no se nos cuenta por qué 7.000 mujeres se han dado de baja sin haber llegado a la edad de jubilación”.
También mencionó el caso de un teniente que robó más de 80 ordenadores portátiles para venderlos por eBay, “y a día de hoy sigue en el ejército”, aunque eso se queda pequeño comparado con el “derroche ilógico” en el que, en su opinión, incurren las FFAA. Según Segura, el Ministerio que dirige la socialista Margarita Robles comprometió el año pasado 12.300 millones en gasto militar “vendiéndolo como un gasto social porque iba a crear empleo”, explicó. “Se han creado 10.000 empleos, menos de uno por millón de euros, cuando se sabe que cada millón invertido en sanidad o educación crea 40 empleos”.
Ese dinero se ha ido “en carros de combate que no se mueven o que no disparan, en un submarino que no flota que costó 40 millones, o en material que no sirve porque está concebido para combates de alta intensidad, y nuestro ejército, ni el de ningún país del Europa, está capacitado para un combate de ese tipo”. “Nuestro ejército es solo una excusa para gastar dinero en compañías que fabrican armamento”.
Silencio absoluto
Luis Gonzalo Segura denunció además el silencio que se guarda en los medios y en la agenda política sobre el ejército: “En el ejército de Franco morían pilotos sin combates, se daba por hecho que, por negligencias, los aviones caían y los pilotos morían, y esta situación continúa”. En su libro, el ex militar documenta más de 100 militares fallecidos por negligencias evitables. “De los diez últimos desactivadores de explosivos que han muerto, nueve lo han sido por minas en mal estado, y solo uno por una mina enemiga”. Más de 40 militares han muerto a bordo de vehículos como los BMR o los Lince, que califica de ataudes con ruedas. “La novia de uno de los fallecidos me pidió ayuda para denunciar su caso, y no obtuvimos ningún resultado. La chica acabó suicidándose, y no es el único suicidio al que me he enfrentado en estos últimos cinco años”.
A pesar de ello, Gonzalo Segura no es antimilitarista: “Es un error pensar que podemos construir un Estado mejor sin Fuerzas Armadas, porque es un elemento que puede sostener o derrocar a un gobierno democrático”, asegura. “Por eso es un error que la sociedad sea ajena al ejército. Debemos exigir que se fiscalice y se democratice, en lugar de considerarlo ajeno a nosotros, mirar hacia otro lado y regalárselo a cuatro fascistoides”.
“La buena noticia es que esto es muy fácil”, prosiguió. “Tanto como eliminar la justicia militar, depurar a los militares que, como el teniente general José Mena amenazó con actuar durante la negociación del Estatut –en 2006– y a los que le apoyaron –y que solo fueron sancionados de forma simbólica en pocos casos–, y reconocer los derechos de los militares, como el de sindicación o el de manifestación, como ocurre en Portugal y en todos los países de nuestro entorno”.