Los Pozos de Caudé alertan de los nubarrones que se ciernen con el avance de los totalitarismos
La presencia en los actos memorialistas de familiares de asesinados que viven fuera aumenta cada añoEl acto que todos los años se celebra en los Pozos de Caudé, organizados por la asociación memorialista del mismo nombre, alertó este miércoles de los nubarrones que se ciernen con el avance de los totalitarismos de la mano de la ultraderecha y la derogación de las leyes de memoria democrática. La eurodiputada socialista Isabel García, que participó en los actos, clamó por que “la verdad no caiga en el olvido” y advirtió de los riesgos que entraña el “negacionismo” cuando se ponen en duda los valores de la democracia. AâÂÂÂÂla jornada acudieron numerosas personas y siguió aumentando la presencia de familiares de represaliados que viven fuera y que en estas fechas se desplazan a Teruel para rendirles homenaje.
La celebración del homenaje que todos los años se realiza en este lugar de la memoria que son los Pozos de Caudé contó con la asistencia de familiares y simpatizantes, que hicieron sus ofrendas de flores, pudieron conocer el trabajo que realiza la asociación, y emocionarse al revivir los valores de solidaridad y justicia de sus antepasados, que es por lo que fueron fusilados.
Recitales, lecturas de manifiestos, un homenaje a José Antonio Labordeta y otro a Teodoro Biel, la colocación de placas conmemorativas y, sobre todo, unas horas de convivencia marcaron una celebración que se vio ensombrecida cuando a mediodía aparecieron unos nubarrones en el horizonte. Dejaron algo de lluvia y trajeron frío y viento, a la vez que se convirtieron en una metáfora de lo que se cierne sobre el mundo con el avance de los totalitarismos.
Es algo que advirtieron todos, conscientes de que la derogación de las leyes de la memoria democrática no es algo casual porque quien lo está impulsando es la ultraderecha con carácter negacionista, un peligro que sobrevuela no solo a España sino a toda Europa. Lo dijo la eurodiputada socialista Isabel García, que participó en los actos después de haber impulsado en las últimas semanas varias iniciativas en la Eurocámara para denunciar la derogación de las leyes memorialistas como ha sucedido en Aragón.
García, que condenó esa derogación y aseguró que es indispensable trabajar la memoria colectiva para construir sociedades más justas, dijo que “no puede haber historia sin memoria” y tampoco puede haber un futuro “basado en el silencio”.
Ultraderecha de Vox
La eurodiputada alertó del avance de las fuerzas extremistas que “intentan minar los valores democráticos”, motivo por el que han impulsado varias iniciativas en el Parlamento Europeo frente a la derogación de las leyes que en España está impulsando la ultraderecha de Vox con el beneplácito del PP. “Con la derogación de la ley se silencia a las personas represaliadas” y se “deshumaniza” el pasado, dijo. Advirtió que cuando los valores de la democracia se ponen en duda, “se siembra el germen del miedo y el negacionismo”. Consideró que el trabajo de asociaciones memorialistas como la de los Pozos de Caudé son fundamentales para rechazar el avance de los “totalitarismos”, y reafirmó el compromiso de las fuerzas progresistas en las instituciones para combatir a quienes quieren silenciar el pasado. “Somos vuestro altavoz”, dijo, para que “la verdad no caiga en el olvido”, y animó a la Asociación Pozos de Caudé a seguir trabajando, a la vez que invitó a sus miembros a explorar posibles vías de financiación para los trabajos de recuperación de la memoria que hacen a través de fondos europeos.
En declaraciones a este periódico, Isabel García expresó su preocupación por el riesgo que existe de que la derecha europea abra las puertas a los pactos con los grupos de ultraderecha tras las manifestaciones hechas por la actual presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen. Restaurar la memoria democrática es necesario para conocer la verdad y que haya “reparación”. Añadió que “no debe haber miedo a conocer la historia” puesto que “no es para enfrentar a nadie”, sino “para hacer justicia”.
En el memorial de los Pozos de Caudé se colocaron más placas de víctimas de la represión franquista a iniciativa de sus familiares, así como una colectiva a los fusilados de la fosa común de Monreal del Campo, a los que el año pasado ya se hizo un homenaje en el cementerio de la localidad, donde se encuentran sus restos. El mural con las placas de cerámica con los nombres de las víctimas ha sido vandalizado durante el último año con pintadas.
Una de las placas de cerámica que recuerdan a los represaliados por el fascismo durante la Guerra Civil en el memorial de los Pozos de Caudé, y que lleva ya tiempo colocada, está dedicada a José Moya Beri, de Santa Eulalia del Campo. Murió fusilado cuando tenía 43 años en septiembre de 1936. La familia acabó emigrando como otras tantas de turolenses que nutrieron de habitantes territorios como Cataluña y Valencia, mientras la provincia se desangraba demográficamente.
Primero de Mayo
La mayoría de los hijos de aquellas víctimas han muerto ya, pero cada Primero de Mayo en los Pozos de Caudé sus descendientes vuelven a recordarles al haber tomado su testigo tanto los nietos como los bisnietos. El caso de la familia Moya es ilustrativo, puesto que hace tres años fueron tres los que acudieron al acto, que aumentó a cinco el año pasado, mientras que ayer la cifras ascendían ya a quince, entre ellos nueve primos hermanos.
Son la prueba de que la memoria, por más que haya quienes se empeñen en silenciarla, sigue viva entre los descendientes de varias generaciones y no va a desaparecer. Josep Moya Ollé, nieto de José Moya, fue uno de los que participó en los actos de los Pozos de Caudé con otros familiares que viajaron desde distintos municipios de Barcelona donde han hecho sus vidas.
Josep tiene 70 años y es médico psiquiatra. Es la primera vez que acude a los Pozos de Caudé y estaba emocionado de poder participar en los actos para “rendir un homenaje” a su abuelo e “intentar saber la verdad de lo que pasó”. Es un derecho, argumentaba, y derogar las leyes de la memoria democrática es atentar contra ese derecho, una idea que repitieron otros muchos de los asistentes al homenaje que se realiza todos los años.
Recordó que durante mucho tiempo, siendo él niño, no se hablaba de aquella tragedia en la familia, y cuando empezó a hablarse se hacía “de aquella manera”. Cuenta que él preguntaba y siempre se quedaba “insatisfecho” con las respuestas. Cree que su padre “sufrió muchísimo” porque después de que matasen al abuelo él tuvo que servir como camarero a las tropas franquistas en Teruel. Reconoce también que al igual que a su padre, a él también le ha marcado esa historia, y considera erróneo derogar las leyes porque “la memoria histórica no se puede perder de ninguna manera”.
Nil Torner, de 19 años y bisnieto del represaliado José Moya, acudió también por primera vez a los Pozos de Caudé y, pese a su juventud, consideró que esta parte de la historia había que mantenerla viva, aunque reconoció que los jóvenes viven ajenos a ella. Dijo que estaba viviendo la experiencia como “un momento de memoria y de recuerdo”.
Derogación vergonzosa
Las muestras de rechazo a la derogación de las leyes de memoria fueron comunes entre otros familiares de víctimas del franquismo, como Paco Bárcena, nieto de Francisco Laguía, fusilado en agosto de 1936. Reconoció que al principio no era partidario de subir a los Pozos por la “amargura” con que vivía su familia ese recuerdo, pero después empezó a hacerlo porque “es un homenaje a toda aquella gente”. Sobre la derogación de la ley de memoria dijo que era una “desvergüenza” y había que recordarlo ya que “no se puede eliminar la historia de los libros”.
Abilio Rebullida Ayora, de La Ginebrosa, otro de los asistentes a los actos de los Pozos de Caudé, contó también emocionado la historia de su tío Joaquín Rebullida Soro, fusilado por los franquistas y que marcó de por vida a su abuela y a toda la familia. Lo asesinaron junto a otras dos personas en un paraje de Aguaviva y fue en el cementerio de esa localidad donde lo enterraron sin permitir que pudiera hacerse en La Ginebrosa. Ahora con la Asociación Pozos de Caudé trabajan para exhumar sus restos y llevarlos a su pueblo.
Como estas personas, otras muchas contaron y compartieron sus experiencias, animando a la sociedad a que se cuenten frente a la pretensión de la ultraderecha de Vox de tergirversar la historia y “lavar” lo que son, habiendo salpicado a la derecha del PP y cuya consecuencia ha sido la derogación de la Ley de Memoria Democrática de Aragón.
Frente a la intolerancia de la ultraderecha, los reunidos en los Pozos de Caudé apelaron a la dignidad al recordar a los asesinados por el fascismo durante la Guerra Civil y el franquismo, como hizo el histórico memorialista de Calamocha, Pablo Marco, cuyo estado de salud obligó a que fuese su hija quien leyese su manifiesto; y a no permitir que nada ni nadie destruya la convivencia.