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Laura Clemente, enfermera de Cella que estuvo atrapada en Ecuador: “Nos asustó bastante ver que la alcaldesa no dejaba aterrizar en Guayaquil”

“A los sanitarios que iban en otro autobús los pararon hasta cuatro veces en el camino a Quito y los fumigaron”
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Cruz Aguilar

Laura Clemente es enfermera, acabó la carrera el verano pasado y quiso unir sus dos pasiones, la de viajar con la de ayudar a los demás. Se embarcó en un proyecto sanitario organizado por AISE, la Asociación Internacional de Sanitarios en España, que la llevó, junto a otras 62 personas, a Ecuador el pasado 24 de febrero. Lo que no imaginaba es que una pandemia mundial iba a complicar su aventura. El lunes por fin llegó a Cella y, tras dormir 11 horas seguidas, ya está lista para ponerse otra vez la mascarilla y atender a pacientes.

- ¿Cómo surge el viaje?

- Era una campaña socio sanitaria que organizaba nuestra asociación AISE, Asociación Internacional de Sanitarios de España. Era para dar consejos de prevención de la enfermedad y de salud. Íbamos a pueblos muy pequeños de Ecuador dando consejos de salud, eran zonas alejadas de los centros médicos, dábamos charlas y pasábamos consulta. También habíamos llevado medicación desde España y en los casos que hacía falta también podíamos dar unas cuantas medicaciones. Allí hay mucha necesidad en este sentido, incluso en los tratamientos de pacientes crónicos, como diabetes o hipertensión arterial no les dan todo lo que necesitan en muchos casos.

-¿No hay sanidad pública?

-Sí que hay sanidad pública pero no hay suficientes fármacos y no les aseguran poder tener ese tratamiento.

-¿Cuántas personas viajaron desde España?

-Éramos en total 63 sanitarios, pero allí nos separaron por grupos, en el mío estábamos 8 personas.

-¿En qué zona estaba usted?

-Sobre todo en Santo Domingo, que es una ciudad, pero nos movíamos por las aldeas pequeñas de alrededor.

-¿Cuándo llegaron a Ecuador?

-El 24 de febrero, la campaña duraba hasta el 30 de marzo, pero ya que íbamos prácticamente todos nos íbamos a quedar más tiempo, yo me iba a Colombia y otros viajaban por diferentes países también.

-¿Cómo vive la situación del estado de alarma decretado en España desde Ecuador?

-Con esto de las redes sociales estábamos todos los días conectados, un poco inconscientes pensábamos que no iba a ser para tanto hasta que vimos a la gente confinada en España. Cuando nosotros partimos de viaje el coronavirus estaba sobre todo en Italia, en España ha sido el boom a lo largo de nuestra campaña sanitaria en Ecuador.

-¿Se plantearon no viajar?

-No nos planteamos cancelarlo, pensamos que a Ecuador no estaba llegando tanto y que incluso estábamos más seguros en Ecuador.

-¿Cuándo se acaba esta seguridad en Ecuador?

-Se nos va yendo poco a poco cuando vemos que en España hacen falta enfermeros y personal sanitario.

-¿Estaban preocupados por cómo estaba sus familiares en España?

-Sí, pasamos muchos nervios porque vimos que estábamos como en Italia. Estábamos todo el rato preguntando que cómo estaban, sobre todo estábamos preocupados por la gente que estaba en España. Pero es que en Ecuador también se puso desde el domingo un estado de excepción o de alarma.

-¿Allí ahora hay casos?

-Si, el primer caso que hubo fue en torno al 29 de febrero, de una persona que fue a Italia y España, pero al llegar la aislaron y solo se contagiaron los de su círculo. Hubo varias semanas en las que el número de contagiados, o por lo menos las cifras oficiales, estaban parados, pero  a partir del fin de semana del 14 y del 15 empezaron a crecer las cifras y Ecuador empezó a tomar medidas, los datos, por lo menos los oficiales, no llegaban a una ínfima parte de lo que tenemos aquí y los militares ya salieron a la calle, en ese sentido nos sorprendió la rapidez del gobierno.

-¿En qué consistía ese estado de excepción?

-Por ejemplo en la provincia de Guayas, donde está Guayaquil, a partir del martes a las 12 de la noche ya no se pudo cruzar de una provincia a otra si no era con un salvoconducto y a partir de las 4 de la tarde no podías salir de la casa.

-¿Hasta esa hora los movimientos eran libres?

-Sí, había algunas restricciones, en los supermercados la gente llevaba mascarilla y guantes, nosotras solo fuimos una vez, el resto nos apañamos con una tienda junto al hotel.

-Pero ustedes ya no estaban con el voluntariado, ¿no es así?

-El día 15 nos dijeron que nos cancelaban el voluntariado, pensamos incluso en continuarlo porque estábamos en zonas alejadas de la ciudad, ese domingo 15 fue de pánico porque intentabas comprar billetes para volver en las aerolíneas y todos los vuelos estaban cancelados, algunas páginas que no eran de aerolíneas te dejaban comprar y poco después te lo cancelaban. Ese día fue agobiante. Empezamos a hablar con el consulado de Guayaquil. Iberia las personas que teníamos algún billete con ellos nos hizo el cambio y eso que mi billete era desde Colombia, nos lo cambiaron bastante rápido. El resto de gente no sabía que hacer, volaban con otras compañías o no tenían billete porque su intención cuando viajaron a Ecuador era cambiar de país para seguir con el voluntariado. Yo  tenía la vuelta para el 21 de abril, pero desde Colombia.

-Para no perderse el Calvario.

-Además de verdad, la miré por eso.

-¿Cómo pasaron la semana de confinamiento allí?

-El confinamiento fue a partir del martes, nosotros cogimos para el fin de semana una casita de playa en un pueblo llamado Crucita que estaba lejos, como a cuatro horas, del sitio donde habíamos hecho el voluntariado. Cuando se decretó el confinamiento el dueño de la casa nos ayudó un montón, nos consiguió una buseta, que es como llaman allí a los autobuses, antes de que cerraran fronteras para ir a Guayaquil. Sabíamos que Guayaquil era un foco de infección pero queríamos estar allí porque el viernes teníamos el vuelo confirmado con Iberia, el consulado nos lo había confirmado.

-¿Cómo fue el trato con el consulado?

-El cónsul español en Guayaquil, Jorge Friend, nos atendía personalmente por teléfono. Estábamos tranquilos porque teníamos un vuelo para el viernes con Iberia, que iba a llevar el vuelo a Guayaquil el miércoles y con ese avión íbamos a salir nosotros, iba a ser un vuelo directo a España. Lo que pasa es que la alcaldesa (Cynthia Viteri) no dejó aterrizar ese avión, cruzó las furgonetas en la pista de aterrizaje. En ese momento desde el consulado nos estaban ofreciendo billetes, había que comprarlos por email, pero de repente nos llegó un mensaje como que se cancelaba el vuelo. Luego nos enteramos de que ese avión no pudo aterrizar porque habían cruzado furgonetas en la pista de aterrizado. 

-¿Cómo se sintieron entonces?

-Eso nos asustó bastante, en ese momento vimos que no podríamos salir desde Guayaquil porque la alcaldesa no iba a recular. Había hecho declaraciones en los medios de comunicación y dijo que asumía toda la responsabilidad, pero que no iba a poner en peligro a su pueblo y no iba a dejar aterrizar un avión de España. La tripulación tenía que pasar varios días en Guayaquil para poder volver a volar y ella no quería que eso ocurriera. Nosotros seguíamos todo lo que sucedía en España y la ministra de Exteriores de España (Arancha González Laya) dijo que iba a poner aviones para que pudiéramos volver, dijo que el domingo partirían, pero hubo un lío porque algunos medios hablaban del sábado, eso nos causó un gran desconcierto. 

-¿Cuándo les cambian el vuelo?

- El sábado hicimos todas las gestiones para poder volar, nos dijeron que se habían reservado 45 plazas para nosotros, fue una reserva conjunta, cuando llegamos al mostrador todos teníamos el mismo localizador, el consulado nos ayudó mucho y desde nuestra asociación hablaban directamente con responsables de Iberia.

-Había 63 sanitarios en el voluntariado y volvieron en su avión 45, ¿dónde están el resto?

-Hubo dos grupos que creemos que viajaron con el avión que no dejaron aterrizar desde Guayaquil, que se fue a Quito.

-¿Cómo ha sido la experiencia?

-Intentábamos estar lo más calmadas posible, lloros no ha habido prácticamente, nos daba confianza el hecho de haber molestado tanto en los medios, gracias a eso se había puesto el foco en nosotros. También pensábamos en la gente que se iba a quedar aquí. Se ha quedado mucha gente en Ecuador, personas que estaban de vacaciones. Antes de ayer en el aeropuerto vimos todos los vuelos cancelados, el nuestro estaba en hora, luego ponía que había retraso, llegó a estar cancelado. Nos dijeron que era porque había 60 plazas libres y en vez de ponerlas a la venta iban a llamar a las personas que estuvieran en Quito preparadas para volar en ese momento, con el fin de que pudiera montar más gente. Nos pareció bien esperar, lo importante es que se llenara el avión. Ahora el problema son las personas que se han quedado en Guayaquil, que con la posición de la alcaldesa no sabemos qué les va a pasar.

-¿Cómo fueron desde Guayaquil a Quito para coger el avión?

-Nosotros llevamos salvoconductos del consulado, pasamos varios controles del ejército pero nadie nos paró. Contactó con nosotros Andrea, que trabaja en temas de derechos humanos, que se preocupó mucho, dio datos sobre cuál era nuestro autobús y no nos pararon en ningún sitio. Hubo personas que vinieron desde el Amazonas y les pararon varias veces, les bajaron del autobús y les fumigaron. La primera vez se negaron a que les echaran nada por encima, pero luego les pararon otras veces creo y sí les fumigaron. El autobús que nos llevó de Guayaquil a Quito lo buscó el consulado y no solo íbamos los sanitarios, sino también otras personas, éramos 12 en total, venían varios particulares. Era para todos los españoles que habían conseguido un billete para ese día desde Quito.

-¿Tuvieron que costeárselo ustedes?

-No teníamos muy claro lo que teníamos que pagar, porque en la tele se hablaba de repatriaciones, que son gratuitas y nosotros todos nos habíamos pagado los billetes de avión, aunque en mi caso lo había pagado ya antes de salir de España. Aquí hubo alguna persona que pagó el doble que otra por el mismo billete. En el caso del autobús nos hacían firmar un pagaré y si no debíamos dinero a la Tesorería General del Estado. Decidimos no firmarlo porque el Consejo General de Enfermería en Ecuador nos dijo que nos pagaría los traslados. No sabemos qué pasará.

- ¿Qué sintió cuando se vio montada en el avión?

-Yo hasta que no estuve en el avión y empecé a volar no me creí que volvía a España. Cuando despegó el avión las azafatas nos dijeron ¡Venga, que ya estáis en casa!.

-¿Ahí si que se echó a llorar?

-No, yo no, estábamos las 8 personas juntas y nos dábamos mucho apoyo, aunque hubo momentos malos. El miércoles nos enteramos que nos cancelaban el vuelo y el jueves tuve gastroenteritis, por la noche estaba mejor y pensamos que era de nervios, pero al día siguiente lo cogió una compañera, pillamos un virus estomacal 4 de las 8 del grupo, por si nos faltaba algo.

-¿Cómo ha vivido su familia la situación desde Cella?

-Mis padres me daban muchos ánimos, me decían que no me preocupara, que iba a volver pronto, pero yo creo que me lo decían por tranquilizarme, que también estaban asustados. 

-Usted era extranjera en un país con mucha menos calidad sanitaria que en España en medio de una pandemia mundial. Para estar tranquilos no es.

-Puse un tuit con un vídeo y tuvo una gran repercusión. Desde la primera semana en nuestras charlas ya hablamos del coronavirus, dábamos algunas cosas básicas, de higiene y sobre los síntomas, para que la gente los identificara. Algunas personas respondieron a ese tuit y nos dijeron que ya que éramos enfermeras que nos quedáramos, pero nosotras no pertenecíamos al sistema sanitario y no teníamos los medios y además es que, aunque teníamos un seguro, para pasar una cosa así prefieres estar en tu país y más si puedes prestar servicio. 

- ¿Cómo ha sido el reencuentro?

-Vino mi padre al aeropuerto y solo he abrazado a mi padre, a mi madre y a mi hermano, pasé por casa de mis abuelos pero saludé a los 3 desde el coche. Con mis amigas hemos estado en contacto todo el mes, el lunes hicimos una videollamada.

-¿Cuándo va a empezar a trabajar?

-En España hacemos mucha falta, hay compañeras de mi grupo que volvimos ayer y hoy han empezado a trabajar, yo estoy apuntada en Aragón, donde no están faltos aún de personal, pero estoy apuntada y en cuanto falten enfermeras iré donde me reclamen.

-¿Volverá a Ecuador?

-Yo creo que sí, además es que me gustaría conocer más países de Latinoamérica. Hemos conocido a gente maravillosa, esta experiencia mala no es para nada culpa de la gente. Ahora viajar no es mi prioridad y mi abuela me ha dicho que ni se me ocurra pensar en irme a ninguna parte.

-¿Se sintieron respaldadas pese a estar en un país extraño?

-La gente que conocías directamente estaban muy preocupados. A partir del tuit que pusimos por el vuelo que había cancelado la alcaldesa, la gente se volcó dándonos su apoyo.