Las residencias de mayores registran la mitad de la mortalidad que en la primera oleada de Covid-19
La provincia sumó 18 brotes en este tipo de centros entre marzo y finales de mayoLas residencias de mayores de Aragón registran el 40 % de la mortalidad total por coronavirus provocada por la pandemia por Covid-19 en la segunda oleada, desde principios de junio, frente al 80 % que representó en la primera fase de la pandemia, entre marzo y finales de mayo, según ha resaltado en las Cortes el director general de Salud Pública, Francisco Javier Falo.
En su comparecencia ante la Comisión especial de estudio de la Red de Centros Asistenciales de Mayores constituida en las Cortes de Aragón para analizar posibles modificaciones legales para la mejora de la gestión de estos centros, Falo ha insistido en que existen "elementos diferenciales" entre la primera y la segunda oleada de la pandemia en los mismos y en que tanto la mortabilidad como la morbilidad es ahora inferior.
Ha recordado que entre marzo y finales de mayo hubo 130 brotes en residencias de Aragón (un 70 % de ellos en la provincia de Zaragoza, un 16% en Huesca y un 14 % en la provincia de Teruel), y que aproximadamente el 80% de la mortalidad que se produjo en este periodo se produjo en estos centros residenciales aunque la distribución de morbilidad y mortalidad "no fue homogénea" y dependió de factores como la dimensión, las características de los mismos y sus modelos de gestión.
En la segunda oleada, a partir de junio, se han producido hasta el momento un centenar de brotes, de los que están activos unos 70 aproximadamente, pero la mortalidad atribuible a ellos es "la mitad" respecto a la primera oleada.
Entre las diferencias entre ambas oleadas en estos centros, Falo ha citado las vías de transmisión, con entornos familiares que después se han trasladado a entornos laborales y residenciales; el "camino recorrido" o las diferentes capacidades y dispositivos asistenciales que las han abordado.
Entre el trabajo desarrollado en este tiempo ha citado la puesta en marcha de una guía de Salud Pública, que ha tenido varias modificaciones y adaptaciones en los siguientes meses, la intensificación de la vigilancia en estos centros, con equipos conjuntos de Primaria y Salud Pública para inspeccionar, prevenir y apoyar en la gestión y aplicación de pruebas, además de una estrategia específica para abordar los casos y un seguimiento individualizado de cada brote y sus contactos.
A finales de mayo se plasmó en un documento la estrategia a seguir en el futuro, ha recalcado Falo, quien ha destacado el trabajo conjunto entre Ciudadanía y Sanidad, así como la puesta en marcha también de los dispositivos intermedios (centros covid) y la gestión conjunta de los dos departamentos o el sistema de información específico para residencias para trabajar la relación entre dispositivos asistenciales y sanitarios.
Esta estrategia de "continuidad" con el Departamento de Ciudadanía fija también mantener la figura del referente de Salus Pública para cada residencia o las listas de comprobación que se han mantenido estas semanas o se ha ampliado la detección de problemas en estos centros.
De cara al futuro, partiendo de la experiencia de estos meses y de la autocrítica, según Falo, ya hicieron en junio una reflexión interna, con profesionales de Salud Pública que habían trabajado en las residencias, de los aspectos a mejorar que pasan por trabajar "en tiempos de paz, con tranquilidad y no en tiempos de crisis".
También por reforzar desde Salud Pública "el liderazgo" en los brotes porque intervienen muchos actores; establecer protocolos basados en la evidencia científica, que cambia; establecer las competencias de cada departamento para que no se solapen o dupliquen o revisar los procedimientos de los test que no deben ser indiscriminados sino "selectivos y dirigidos", ha apuntado Falo.
Cree también conveniente que se intenten fijar "referentes" en las residencias que sepan de la pandemia, hacer seguimientos tanto en los centros que tienen casos como en las que no, para lo que se necesitan recursos, y contemplar la existencia del servicio de enfermería para favorecer la prevención, cuyos mecanismos se deben reforzar.
Además ha abogado por fomentar los programas de vacunación en el entorno de las residencias, por ejemplo entre los profesionales, redefinir el papel de los servicios de riesgos laborales en este ámbito y recuperar los aspectos positivos del envejecimiento y de sus cuidados ya que la pandemia ha aportado "cargas de negatividad" sobre las personas mayores y las residencias deben ser espacios en los que se trabaje la promoción de la salud, ha concluido.