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Las 485 viviendas de uso turístico que hay en Teruel generan recelo entre los profesionales hosteleros Las 485 viviendas de uso turístico que hay en Teruel generan recelo entre los profesionales hosteleros
VUT en la capital turolense. Bykofoto / Antonio García

Las 485 viviendas de uso turístico que hay en Teruel generan recelo entre los profesionales hosteleros

A la competencia que hacen al sector de la hostelería se une que la normativa que deben de cumplir es más laxa
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Cruz Aguilar

En la provincia de Teruel hay un total de 485 viviendas de uso turístico (VUT), según los datos facilitados por la Subdirección General de Turismo del Gobierno de Aragón en Teruel y que corresponden a esta misma semana. Ofrecen un total de 2.782 plazas (incluyendo aquí las camas supletorias), varios centenares más de las que están disponibles en los apartamentos turísticos provinciales, que suman 2.419. Los requisitos necesarios para la apertura de estas viviendas, menos exigentes que los de los apartamentos turísticos; el daño que hacen al mercado de alquiler y la afección que causan al sector turístico, tanto por competencia con la clientela como por la calidad, son las principales quejas que hay desde el sector empresarial.

La normativa que hay que cumplir para abrir una vivienda de uso turístico es reducida, es suficiente con tener ventilación y calefacción automática y fija. También se les pide que no haya ningún acuerdo por parte de la comunidad de propietarios en contra de estas viviendas. Un técnico se ocupa de revisarlas y muchas veces no se concede el permiso porque no cumplen, por ejemplo, los metros mínimos para habilitar una habitación simple, para lo que se necesitan 6 metros cuadrados, o doble, que requiere 10 metros cuadrados, según especifica el subdirector provincial de Turismo, Antonio Aguilar. Hay un técnico para supervisar las de toda la provincia y los propietarios pueden abrirlas tras presentar una declaración responsable, aunque la revisión se hace en un plazo de unas dos semanas, explica Aguilar.

Las viviendas de uso turístico son una modalidad de alquiler que se creó en el año 2015 y cada año se ponen en marcha unas 60, “además de las muchas que se deniegan por no cumplir los requisitos”. El crecimiento ha sido continuo y actualmente el 80% del trabajo que desempeñan los técnicos de la Subdirección Provincial de Turismo está centrado en esta modalidad de alojamiento.

Los profesionales del sector se quejan del daño que les hacen al suponer una gran competencia para sus establecimientos, mientras que los requisitos para darlas de alta son mucho más laxos que los que ellos deben cumplir para la apertura de apartamentos turísticos, casas rurales o, por supuesto, hoteles y hostales.

“Nos afecta mucho a la hora de cerrar el año, nos cuesta llenar incluso hoteles en el centro con precios muy razonables”, comenta el presidente de Teruel Empresarios Turísticos (TET), Roche Murciano. A su juicio, “debería de haber un control” porque, continua, “en la ciudad de Teruel es una barbaridad las que hay y nadie controla ni pone multas”. Por todo ello exige “que no se den más licencias, que se paren los permisos y se controlen las ya existentes”, dice. En la capital turolense hay actualmente 143 VUT.

El daño no es sólo por la competencia directa, sino que suponen una merma en el mercado de alquiler para uso residencial, algo que en las poblaciones más turísticas, como Albarracín o Mora de Rubielos, constituye un verdadero problema.

Roche Murciano, que es hostelero en Albarracín, lamenta que pese a que en la ciudad hay mucho empleo, “principalmente de hostelería, pero también de otros sectores”, es prácticamente imposible encontrar una vivienda libre, lo que impide el asentamiento de la población. “Sólo conozco a un señor que alquila para larga estancia, el resto se decantan por arrendar a turismo”, especifica. En la ciudad de los Azagra el número de VUT es de 45, 70 si se incluyen las del resto de la Sierra de Albarracín.

En este sentido también se pronuncia la gerente de la Asociación de Empresarios de Gúdar-Javalambre, Laura Marco, quien señala que en esta comarca “la problemática que generan se agrava en aquellos lugares donde hay gente que se quiere ir a vivir y no encuentra sitio”.

Marta Monforte, que es consejera de Turismo en el Maestrazgo y propietaria de un establecimiento rural en Cantavieja, indica que la proliferación de las viviendas de uso turístico tiene “muchas vertientes negativas”, y señala que la primera es el desprestigio que generan en territorios como su comarca, “donde se ha hecho una apuesta importante por la calidad de los alojamientos y del servicio, basada sobre todo en la atención personalizada al cliente”, detalla. Un trato que contrasta, describe, con las VUT donde el cliente reserva a través de una plataforma y pone un código para acceder a la vivienda, “cliente y propietario ni se ven”, dice.

Tanto Marta Monforte como Laura Marco ponen el foco en otra cuestión y es que la mayor parte de los propietarios de las viviendas turísticas de los pueblos “ni siquiera viven allí”, sino que residen en grandes ciudades y realizan “especulación inmobiliaria” con estos pisos, asegura Monforte. Marco indica que en algunas localidades como Rubielos de Mora hay personas que han adquirido inmuebles como segunda residencia que, salvo los días que ellos mismos la utilizan, la alquilan a turistas.

Aunque la denominación de VUT es de 2015, el origen de este tipo de viviendas está en el año 2009, surgieron a raíz de la crisis inmobiliaria que dejó numerosos pisos vacíos y esta medida fue una forma de darles salida, según indican desde el sector turístico. “Había mucho parque de pisos por vender pero ahora nos ha explotado en la cara y hay mucha gente que compra específicamente pisos para dedicarlos a esto”, argumenta Roche Murciano.

El perfil de arrendadores de VUT son personas que se dedican profesionalmente a otros sectores y tienen estos alojamientos como un complemento para la economía familiar. Sin embargo, también los hay profesionales, como es el caso de Eduardo Querol, que gestiona una treintena de viviendas, principalmente en Alcañiz, y defiende que la normativa se ha ido endureciendo desde el año 2009, que es cuando él puso en marcha una vivienda de este tipo, que fue la primera con esta catalogación en la provincia de Teruel. “Ahora hay un reglamento y tienes que cumplir muchos requisitos, como presentar cédula de habitabilidad o certificado de conexión a la red, además de que tenemos que hacer un curso sobre control de legionella”, matiza.

Querol apunta que cuando quieres destinar tu casa a usos turísticos “te tienes que acoplar a la normativa del Gobierno de Aragón”, puesto que un piso en una comunidad de vecinos no puede destinarse a Apartamento Turístico, pero sí a VUT, mientras que una casa pareada en un pueblo debe optar a casa rural y no a VUT.

Diferentes opiniones

Querol reconoce que “hay varios prismas” en lo que respecta a estos alojamientos, y especifica que aunque al principio “estaba mal visto” por el sector, ahora se ha demostrado que hay zonas, como la que él opera, que es Alcañiz, donde la oferta hotelera no es suficiente para la elevada demanda. “Sólo con los hoteles no podría funcionar”, recalca, aunque reconoce que hay mucha gente que tiene una segunda vivienda que ha destinado a VUT y que “quizás no lo hacen del todo bien” porque no ofrecen “el servicio que merecen los clientes”.

En la capital turolense los propietarios de los hoteles han tenido libres muchas camas durante las noches estivales y otras han llenado, pero rebajando los precios y a última hora, lo que a juicio del presidente de Teruel Empresarios Turísticos es una muestra del “grave daño” que causan estos establecimientos al sector.

Eduardo Querol se dedica en exclusiva a la gestión de pisos propios y de terceras personas como VUT y tiene alojamientos principalmente en Alcañiz, aunque también cuenta con una vivienda en Castelserás. Se ocupa de todo, según matiza, desde darlas de alta hasta gestionarlas con los propietarios. Atiende personalmente a sus clientes, explicándoles lo que pueden visitar y hacer, “con un servicio muy personalizado”, asegura porque, insiste, “no nos beneficia que haya gente que no lo hace bien”.

El grueso de su clientela, en torno al 60%, procede de Motorland, y destaca que el negocio surgió precisamente porque su relación con el circuito le llevó a detectar una necesidad que iba al alza.

Las casas completas aisladas no pueden ser vivienda turística, de forma que los pueblos tienen cierta protección, puesto que cualquier inmueble pareado queda descartado para este uso. Pese a ello, la gerente de la Federación Aragonesa de Turismo Rural (Faratur), Sara Ros, alerta de que se trata de un modelo de negocio “que está en alza y habría que regularlas con una normativa más dura”. Lamenta las estrictas normas que ellos deben cumplir frente a la “laxa normativa” de las VUT y también la “mala imagen” que muchos turistas se llevan de estos alojamientos.

Otra cuestión en la que inciden desde el sector empresarial turístico es en la tributación que se hace de estas viviendas, que se realiza en muchos casos como alquiler ordinario y no están dados de alta como una actividad turística. Murciano comenta al respecto que los empresarios hoteleros generan un gran número de puestos de trabajo directos e indirectos, algo que no ocurre con estas VUT.

Quejas y molestias

Aunque en la provincia de Teruel no hay grandes problemas de convivencia, algo que sí ocurre en otras ciudades españolas, donde este tipo de alojamientos ha levantado ampollas entre los vecinos, desde la Asociación de Vecinos del Centro Histórico de Teruel, que es donde más viviendas de uso turístico (VUT) hay dadas de alta, con un total de 143 a fecha de septiembre. La presidenta, María José Izquierdo, destaca que hay problemas de ruidos por los horarios del turista, también por el trasiego de maletas, pero sobre todo incidió en la inseguridad que producen entre los vecinos, “sobre todo las ilegales, porque los propietarios no tienen a quién reclamar”.

Izquierdo concreta que viviendas legales “hay en exceso” y provoca “que el mercado de alquiler permanente se haya reducido y, por tanto, encarecido”. Pero además, cifra entre 25 y 35 los pisos que se destinan a alquiler turístico de manera ilegal, lo que, a su juicio, “resulta muy preocupante”.

El presidente de Teruel Empresarios Turísticos (TET), Roche Murciano indica al respecto que el perfil de los turistas es eminentemente familiar, y no el denominado turismo de borrachera del que se quejan en otras ciudades españolas.

Por su parte Marta Monforte, propietaria de un establecimiento hotelero en Cantavieja, matiza que en su localidad sí ha habido algunos problemas derivados de est tipo de viviendas y concreta que “si preguntaran a los vecinos, seguramente muchos dirían que no”.

Las VUT no necesitan autorización de la comunidad de vecinos para su puesta en marcha, pero sólo pueden abrirse en comunidades de vecinos donde no hay una prohibición expresa para ellas.

Uso turístico

En la provincia de Teruel hay 485 Viviendas de Uso turístico, una cifra  superior a las 464 inscritas en enero de este mismo año. En lo que respecta a apartamentos turísticos, la cifra es de 688 que suman 2.419 camas y están gestionados por 158 empresarios, a los que se les exige cumplir una normativa diferente, mucho más exigente y “Comparable con la de un apartahotel”, recalca el presidente de Teruel Empresarios Turísticos, Roche Murciano.
La cifra de establecimientos hoteleros en el conjunto de la provincia es de 295 que aglutinan 8.748 camas. La capacidad de estos hoteles, hostales y pensiones es muy variable, hay algunos de cuatro habitaciones  mientras que otros que superan el centenar. Por otro lado, en total en la provincia de Teruel hay 643 casas rurales y 19 campings.