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Lagar D’Amprius descorcha 92/300, su primer vino criado en barrica

El tinto elaborado con Syrah se presentó por videoconferencia desde Arens de Lledó
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Cruz Aguilar

El 75% del éxito de un vino es con quien lo descorchas y Lagar d’Amprius propició que cada uno lo descorchara, desde su casa, con quien deseara. La presentación de 92/300, su primer vino criado en barrica, fue dual y a las personas que acudieron a la cata realizada en la bodega ubicada en Arens de Lledó, en el Matarraña, se sumaron más de una treintena que paladearon el vino desde sus casas. 

El vino Lagar d’Amprius 92/300 debe su nombre a que ha sido madurado en 92 barricas de roble francés durante un total de 300 días. Está elaborado con la variedad de uva Syrah producida en secano y a partir de un clon poco productivo. El resultado es en torno a un kilo o kilo y medio de uva por viña, una cifra muy por debajo de entre los habituales 7 y 8 de media. Esa concentración se traduce en boca en una gran intensidad de fruta “madura, muy pura, que no está ocultada por la barrica, que sí se nota”, relató el sumiller Raúl Igual durante la cata. El experto –Mejor sumiller de España en 2010– dibujó las notas del vino más especial de Lagar d’Amprius como de fruta negra, arándanos, moras y con toques de guindas, “un punto de licor”, aclaró. Al caldo tampoco le falta el matiz vegetal, de sarmiento, y los tostados de la madera, con toques de pimienta y clavo. 

Se trata de un vino que “no oculta lo que es ni de donde viene, y eso es precisamente lo más bonito, que muestra el lugar del que procede”, desgranó el experto. Ese interés por ubicar al Matarraña en el mapa de los vinos es uno de los objetivos de la bodega y también uno de los logros de sus caldos. En este sentido, el agrónomo que se ocupa de los viñedos, Julio Prieto, señaló que el Matarraña tiene una gran singularidad en cuanto a la orografía, abrupta pero sin grandes montañas, con tierras areniscas y arcillosas y un con “una influencia del clima continental del Ebro muy marcada, pero también muy cerca del Mediterráneo”. 

Prieto comentó que la particularidad de sus campos es que están rodeados de pinares, tomillos y jaras: “Lo que pretendemos es llevar esa máxima relación de la planta con su entorno a la bodega”, comenta. A juicio del agrónomo, esa fusión entre suelo, clima, orientación de las viñas y gestión del cultivo –que es ecológico– juegan un papel fundamental en el resultado final. 

El director de la bodega, Víctor Martínez, destacó que el objetivo que se han marcado desde sus inicios –plantaron sus primeros viñedos en el año 2007– es “hacer vinos de calidad” y para ello tratan “con mucho cariño” las cepas, con el fin de que de ellas salgan “vinos que sorprendan”, aseguró Martínez durante la cata realizada al aire libre y manteniendo todas las distancias de seguridad. 

La bodega tiene dos particularidades, por un lado que apenas supera las 40 hectáreas dedicadas a terrenos vitivinícolas. Por otro lado su densidad, que es mucho mayor a lo que es habitual para un terreno de secano. Eso se traduce en una producción pequeña pero en una elevada ratio de plantas por terreno. 

Aunque su rubí del Matarraña lo han elaborado a partir de Syrah, la variedad principal que cultiva la bodega es la garnacha. Cultivan a su vez Gewürztraminerr, utilizada para la elaboración de blancos del que también se incluyó uno en la cata. 

En la cata realizada desde Arens de Lledó participó también Jesús Navascués, que es el enólogo que se ocupa de diseñar los caldos de Lagar d’Amprius. El experto destacó que su trabajo “no es hacer el mejor vino del mundo, sino el mejor posible con las mejores uvas que podamos cultivar en nuestras viñas y que expresen lo que esta tierra da”. 

A juicio del experto, el último mes antes de a vendimia condiciona en gran parte la calidad de la uva, a la que afectan tanto factores meteorológicos como ambientales. “Para conocer esa uva es necesario salir al campo, medir los parámetros, analizar azúcar, acidez, ph... pero lo más importante es comer uva para ver la evolución del hollejo o si la gramilla está madura”, enumeró. Navascués destacó la necesidad de obtener racimos aromáticos, con equilibrio ácido “porque si todo eso lo conseguimos, estamos en el buen camino”, sentenció para añadir que, “con una uva mediocre haremos un vino mediocre”. 

Argumentó que eligieron la variedad Syrah porque da muy buenos resultados para un crianza, aunque aclaró que pretenden a la Identificación Geográfica Protegida (IGP) Vinos del Bajo Aragón que no permite denominar a los vinos crianzas ni reservas, por eso han utilizado el calificativo de “noble” para referirse a sus años en barrica. Navascués señaló además que la uva Syrah que se obtiene en las fincas de Lagar d’Amprius tiene “una gran aptitud” para ese envejecimiento: “Son vinos que se comportan muy bien en barrica”, aseguró. El precio de la botella ronda los 13 euros.

La vendimia se realiza de forma mecánica y siempre por la noche, debido a que la temperatura es más baja y así las uvas necesitan menos nevera para llegar  a la temperatura deseada. 

A la cata asistieron un total de 25 personas, entre los que había representantes de los empresarios del Matarraña, propietarios de establecimientos hoteleros y representantes institucionales. A ellos se sumaron vía online otra treintena de personas entre los que se encontraban sumilleres de reconocidos restaurantes de varios puntos de España, distribuidores, profesores de hostelería y periodistas. 

Además del 92/300, también se degustó el blanco Gewurztraminer, un vino que, a juicio de Raúl Igual refleja, de forma similar al 92/300, “muy bien el lugar del que viene” además de ser muy representativo de esta variedad de uva. Aclaró que la bodega “no ha querido buscar un blanco comercial, sino lo que se llama un vino más gastronómico, para disfrutar de toda una comida”. Lo definió como un vino muy versátil que encaja tanto con aquellos consumidores que buscan un blanco fácil como con aquellos que desean un caldo más complejo.

La cata dual posibilitó la participación tanto del público que estaba en la bodega como de los que la llevaron a cabo a través de internet. Entre las preguntas hubo algunas sobre producción de la bodega, precios del nuevo vino o sobre el dibujo que hay en la etiqueta, que muestra a un corredor. “Es el primer vino que hacemos criado en barrica y el corredor representa que no será el último”, anunció Víctor Martínez.