La Virgen de la Cama luce su corona en la procesión por el centro de Teruel tras años sin poder hacerlo
El recorrido volvió a sus orígenes y estuvo acompañado por una rondalla joteraLa Virgen de la Asunción, más conocida como la Virgen de la Cama por su posición yacente, volvió a lucir este martes su corona en la procesión que recorrió el Centro Histórico de Teruel con motivo de la celebración de su festividad. Hacía años que no salía con ella, tal como está en el altar de la iglesia de San Andrés, por la dificultad que existía para sostenerla. Un mecanismo que no daña la talla ha permitido incorporársela sin riesgo de que se caiga. Durante su recorrido estuvo acompañada por una rondalla del grupo Alma Mudéjar.
La Hermandad de Nuestra Señora de la Villa Vieja y la Sangre de Cristo celebró la tradición a pesar de la dificultad que entraña este puente festivo al encontrarse fuera de la ciudad buena parte de sus miembros. Como se hace desde 2019, con la excepción de los años de la pandemia que no salió a la calle, la Virgen estuvo acompañada por las jotas y bailes que ofreció la rondalla jotera con temas populares y alusivos.
El año pasado cuando se recuperó la procesión tras el parón de 2020 y 2021 por la covid, el recorrido se amplió por la plaza San Juan, pero este año ha vuelto a sus orígenes y bajó directamente desde la iglesia de San Andrés hasta el Torico, para continuar después hasta la Catedral, donde se celebró una misa baturra.
Sentido de la hermandad
El presidente de la Hermandad de Nuestra Señora de la Villa Vieja y la Sangre de Cristo, José Manuel Abad, aseguró que esta procesión es la que “da sentido” a la hermandad, integrada por unos 250 miembros. La imagen la portan a hombros ocho peaneros, entre hombres y mujeres, y este año volvió a estrenar un nuevo manto.
Eugenio Cardona, camarero mayor de la Virgen, explicó que el color beige del manto, con damasco en color oro, se había elegido porque hacía juego con la corona, que luce la talla en el altar pero que hacía años que no se sacaba en la procesión por la dificultad de sujetarla a la cabeza. Un sistema de atornillado que no daña la imagen pero que permite ajustar la corona para que no se caiga, hizo posible que volviese a lucirla en el recorrido urbano.
Cardona, que lleva ya quince años de camarero de la Virgen, comentó que para él era un “honor” serlo y poder vestirla para la procesión cada 15 de agosto. “Es el mayor orgullo que puede haber”, recalcó. Argumentó que “verla lucir en la calle es lo que más te llena” y que por ese motivo se busca que cada año haya algo diferente.
El presidente de la Hermandad, José Manuel Abad, indicó que vive esta tradición “desde el doble sentido de la devoción a esta Virgen y la inmensa riqueza histórica que tiene”. Destacó en este sentido la importancia que tenía la cofradía al haberse mantenido a lo largo del tiempo, “superando todos los avatares históricos, sobre todo en la Edad Media”.
Mantenimiento
Recordó que al ser una hermandad “devocional” y no vinculada con ningún gremio, “se le permitió seguir adelante”, algo que es especialmente relevante desde el punto de vista histórico. Abad manifestó que eso era “crucial”, puesto que había que verlo “casi como un milagro que se haya mantenido”. Apuntó que es una de las “escasísimas cofradías o asociaciones que nace en la Edad Media y se mantiene viva en 2023”.
El primer testimonio de su existencia es a finales del siglo XIII por un testamento con una donación a la Virgen de la Villa Vieja. Además, en 1.310 ya hay documentos sobre la existencia de la cofradía.
Al igual que el año pasado, fue el grupo de jota Alma Mudéjar el encargado de acompañar a la Virgen a lo largo de la procesión y en la misa celebrada en la Catedral, tanto con jotas como con bailes en honor a ella. Dos bailadores, tres cantadores y una rondalla fueron los encargados de hacerlo con jotas dedicadas a ella, según explicó Miguel Ángel Castel, que reconoció que era “muy emotivo” que pensasen en ellos para esta actividad en unas fechas con tantas celebraciones y demanda de rondallas en los pueblos.