La solidaridad de las mascarillas artesanas: de la máquina de coser de Mari Carmen en Berge al hospital de Alcañiz
Mari Carmen Félez vio por las redes sociales que hacían falta mascarillas y cosió unas cuantas, con telas que tenía por casa, para enseñárselas a su vecina, Sara Arenzana, que es enfermera en el hospital Provincial de Alcañiz. A la sanitaria le parecieron perfectas, no para el personal que está en contacto directo con los pacientes, pero sí como medida de protección para los que trabajan en otros ámbitos hospitalarios. La costurera hizo varias con algunos retales y sábanas que tenía por casa y luego amplió el catálogo con las telas de la tienda de Calanda Garage of Colors. También está cosiendo con las sábanas verdes que se emplean en los quirófanos del Salud, que son de una tela más gorda. “Me trajo Sara dos sábanas y de cada una me han salido 61 trozos, 61 mascarillas, las corté todas y ahora las voy cosiendo”, dice. Pasa todo el tiempo que puede delante de la máquina de coser porque considera que salir de esta situación de emergencia “es cosa de todos”. “Lo hago de todo corazón y, si con coser se soluciona algo, como si tengo que pegarme día y noche, es algo que sé hacer”, dice.
Coser las mascarillas no es una tarea complicada, pero sí engorrosa porque llevan pliegues y betas. Además, en las que está haciendo para el servicio de Laboratorio del Hospital de Alcañiz les pone un pequeño hierro en la zona de la nariz para que les ajusten más. Son mascarillas a la carta, Mari Carmen sigue las precisas instrucciones de Sara, que pasa toda su jornada laboral con una mascarilla pegada a su cara y sabe cuáles son las necesidades que tienen. Por eso en vez de gomas elásticas llevan unas betas, que también han sido donadas, en este caso por Fina Orta, la tendera de Berge, que cuando Mari Carmen Félez le explicó para qué quería todo ese material se negó a cobrarlo, “me dijo que era su aportación”, explica la costurera. El tráfico de mascarillas en Berge se hace a través del pomo de la puerta de casa de la costurera, donde cada día va la enfermera a recoger todas las que le ha dado tiempo de hacer. Allí fue también ayer la Guardia Civil a buscar estos equipos de protección, que previamente le habían pedido a Mari Carmen a través de una amiga común. No es modista profesional, aprendió con tutoriales de internet, pero ahora puede presumir de que centenares de sanitarios del hospital de Alcañiz salvan vidas y se protegen a ellos mismos gracias a su afición por la costura.