La sequía y el pedrisco multiplican por cinco los siniestros en el campo en 2017
De las 69.544 hectáreas dañadas, el 98,47 por 100 (68.480) corresponden a cultivos herbáceosLos siniestros en el campo turolense se multiplicaron por cinco el año pasado, cuando se vieron afectadas 69.544 hectáreas aseguradas frente a las 13.863 de 2016, según los datos aportados por la Agrupación Española de Entidades Aseguradoras de los Seguros Agrarios Combinados (Agroseguro). La sequía afectó a 42.572 hectáreas, lo que supone el 61,21 por 100 del total de la superficie siniestrada, mientras que el pedrisco dañó 21.844, el 31,41 por 100. Entre tanto, los cultivos más perjudicados fueron los herbáceos, con 68.480 hectáreas siniestradas, y las comarcas agrarias que se llevaron la peor parte, la Cuenca del Jiloca con 25.658 hectáreas, seguida de la Hoya de Teruel, con 16.798.
El delegado en Aragón de Agroseguro, Juan Cruzán, admitió que la situación de los secanos turolenses ha sido y es “complicada” por las adversidades meteorológicas, pero que el incremento de la superficie siniestrada responde también al crecimiento de la superficie asegurada.
De las 176.950 hectáreas aseguradas de todos los cultivos afectadas por cualquier tipo de siniestro en 2017 en Aragón, 81.254 corresponden a la provincia de Zaragoza, el 45,9 por 100 del total; 69.544 a la de Teruel (el 39,3 por 100); y 26.152 a la de Huesca (el 14,7 por 100).
La cifra total de hectáreas siniestradas en Teruel el año pasado (69.544) multiplica por cinco las de 2016 (13.863) y supone un incremento de casi el 33 por 100 respecto a 2015 (52.322).
La pertinaz sequía sufrida el año pasado en la provincia de Teruel malogró los cultivos de 36.432 parcelas, que sumaron una superficie de 42.572 hectáreas, cifra notablemente a las 9.837 de 2016, e incluso a las 29.297 de 2015. De esta forma, el 61,21 por 100 de los siniestros se produjeron por este fenómeno.
La escasez de precipitaciones castigó especialmente a la Cuenca del Jiloca, que sumó 20.313 hectáreas siniestradas, el 47,71 por 100 del total. A continuación se situó la Hoya de Teruel con 11.009 hectáreas, el Bajo Aragón con 6.201 y la Serranía de Montalbán con 3.749. El déficit hídrico fue mucho menor en la Sierra de Albarracín y en el Maestrazgo, donde fueron 917 y 383 las hectáreas afectadas.
Además de por la sequía, la cosecha de cereal se vio malograda por el pedrisco. La tormenta del 4 de junio ocasionó importantes daños en la Cuenca del Jiloca. Posteriormente, hubo otras fuertes granizadas en Rubielos de Mora el 26 de julio y en la ciudad de Teruel el 23 de septiembre.
El pedrisco causó daños en 21.844 hectáreas, de las que 6.080 corresponden a la Serranía de Montalbán, 5.659 a la Hoya de Teruel, 4.854 a la Cuenca del Jiloca y 3.761 al Bajo Aragón. El resto corresponden al Maestrazgo (998) y a la Sierra de Albarracín (492).
Las heladas también dejaron maltrechas 1.366 hectáreas, fundamentalmente en la Serranía de Montalbán, el Bajo Aragón y la Cuenca del Jiloca.
Por otro lado, el año pasado tan solo hubo 375 hectáreas afectadas por el mal cuajado, todas ellas en el Bajo Aragón. También fue esta comarca la única que remitió daños por lluvia, inundaciones y vientos, concretamente en 5, 4 y 3 hectáreas, respectivamente.
Al margen de las adversidades climatológicas, los daños por fauna afectaron a 3.299 hectáreas, lo que supone un incremento del 64,6 por 100 respecto a 2016. La peor parte se la llevaron las comarcas de la Sierra de Albarracín, con 1.921 hectáreas, y el Bajo Aragón, con 1.243.
Cultivos
De las 69.544 hectáreas aseguradas siniestradas el año pasado en la provincia de Teruel, el 98,47 por 100 (68.480) se corresponden con cultivos herbáceos, y es que la cosecha de cereal de invierno mermó notablemente a causa de la sequía y el pedrisco.
En la Cuenca del Jiloca se perdieron 25.594 hectáreas de este cultivo frente a las 4.649 declaradas el año anterior, y en la Hoya de Teruel 16.792. En el Bajo Aragón, resultaron perjudicadas 10.978 hectáreas y en la Serranía de Montalbán 10.250.
Los fenómenos meteorológicos adversos también provocaron daños en los leñosos, frutales y viñas del Bajo Aragón, con 755, 183 y 55 hectáreas afectadas, respectivamente.