La Reserva del Cabriel amenaza con ser la barrera definitiva que impida la A-40
La propuesta para pedir esta figura a la Unesco crea un muro que dificulta más el paso de la autovíaLa declaración del Valle del Cabriel como Reserva de la Biosfera de la Unesco podría ser la puntilla definitiva que acabe con las aspiraciones de comunicar a Teruel y Cuenca por autovía. La propuesta de esta figura medioambiental, que se encuentra sometida a información pública por parte del Gobierno de Aragón y próximamente lo harán los gobiernos de Castilla-La Mancha y de la Comunidad Valenciana, forma un muro físico que puede complicar más todavía el paso de la A-40 después de que hace una década el Ministerio de Medio Ambiente hiciera una Declaración de Impacto Ambiental negativa para esta infraestructura, si bien Fomento empezó a estudiar otros trazados libres de afecciones para poder construirla.
Teruel Existe está trabajando ya en la presentación de alegaciones a la propuesta de creación de la Reserva de la Biosfera Valle del Cabriel, en la misma línea planteada por la Plataforma Cívica por Cuenca, y pide que se definan corredores que permitan el paso no solo de la autovía sino de otras infraestructuras que también podrían tener dificultades para atravesar este espacio natural, tanto por carretera y ferroviarias como líneas eléctricas.
El problema, según la documentación que ha salido a información pública, es que la configuración del espacio que conformará esta nueva Reserva de la Biosfera crea una barrera física que impedirá definitivamente, o dificultará más, la posibilidad de encontrar un paso por donde pueda discurrir la autovía A-40.
La propuesta para la creación de esta Reserva de la Biosfera, que impulsan principalmente municipios de la provincia de Cuenca, recibió el espaldarazo definitivo del Ministerio para la Transición Ecológica el pasado mes de septiembre, cuando en la 19ª Reunión del Comité Español del Programa Hombre y Biosfera (MaB) de la Unesco se acordó enviar la candidatura del Valle del Cabriel al organismo internacional junto con las del Alto Turia y La Siberia extremeña.
La iniciativa para formar parte de esta red mundial de ecosistemas terrestres que conservan todavía una gran biodiversidad y que es preciso hacer conciliar con el desarrollo económico en el mundo moderno, surgió hace más de una década impulsada por la Asociación de Municipios Ribera del Cabriel junto a los Grupos de Desarrollo Rural.
No todos los municipios por los que discurre el río quisieron sumarse a esta propuesta, de manera que pueblos conquenses como Salvacañete, Carboneras de Guadazaón, Pajarón y Pajaroncillo, según indica Teruel Existe, decidieron quedarse fuera, pero el resto conforman una superficie compacta que va desde Frías de Albarracín hasta Las Hoces del Cabriel, a modo de barrera física como puede verse en el mapa que ha salido a información pública.
Esa gran mancha alargada, que es perfectamente visible en el mapa que acompaña a la propuesta, complica el desarrollo de infraestructuras viarias en la zona. Bien es cierto que la zonificación propuesta se divide en tres categorías diferentes, por dos de las cuales no hay manera de que pasen infraestructuras, mientras que por la otra no se precisa cuáles son las limitaciones, aunque la sensación que transmite el documento es que cualquier afección es nociva para el entorno natural y su fauna, incluso para el desarrollo de infraestructuras turísticas.
La propuesta abarca a 52 municipios con una superficie total de 421.765,93 hectáreas, que en caso de salir adelante conformarán una de las Redes de la Biosfera más extensas de España. En la provincia de Cuenca engloba a 37 municipios, en Albacete a 6 y en Valencia a 4, mientras que en la provincia de Teruel están Frías, Jabaloyas, El Vallecillo y Toril y Masegoso, además de incluir terrenos de la Comunidad de Albarracín.
Enrique Marín y Ramón Perales, de Teruel Existe, han estudiado toda la documentación y advierten de que esta nueva figura medioambiental representa ya un muro que impedirá el paso de cualquier infraestructura viaria de alta capacidad como la autovía A-40 Cuenca-Teruel, cuyo primer estudio informativo ya decayó al obtener una Declaración de Impacto Ambiental negativa.
“La barrera virtual que existía para que pudiera pasar la autovía deja ya de serlo para convertirse en una barrera física”, afirmó Marín, quien consideró que la delimitación de zonas de la Reserva de la Biosfera dificulta al máximo la construcción de infraestructuras por motivos medioambientales.
Marín aseguró que si esto saliese adelante, se “hipotecaría” cualquier posibilidad futura de construcción de la autovía porque resultaría más complicado encontrar un paso libre de afecciones medioambientales. Precisamente el primer estudio informativo de la A-40 decayó hace una década por los problemas de los trazados estudiados entonces al afectar a espacios de la Red Natura 2000 enclavados en zonas de protección como ZEPAs y LICs.
Tras la reacción social que se produjo a esa declaración negativa de la DIA a finales de 2008, los gobiernos autonómicos de Aragón, Castilla-La Mancha y Comunidad Valenciana se comprometieron a trabajar juntos con el Ministerio de Fomento para encontrar un paso para la autovía por entender que era posible, según manifestaron en su día. A raíz de eso, a principios de 2009 la Secretaría de Estado de Infraestructuras dio una nueva orden de estudio para definir y comparar nuevas alternativas.
Nada se ha sabido desde entonces de los trámites que ha hecho Fomento ni en qué fase se encuentra ese estudio, más allá de haber trascendido a través de declaraciones políticas que esta infraestructura sigue viva en la planificación ministerial. Tanto es así que todos los años se mantiene una partida abierta en los Presupuestos Generales del Estado para la construcción de esta infraestructura; en los de 2018 con la ridícula cifra de 360.000 euros, aunque con una proyección al alza para los dos siguientes ejercicios: 2 millones en 2019 y 4 millones en 2020.
En el momento actual el procedimiento para la declaración de la Reserva de la Biosfera Valle del Cabriel se encuentra en proceso de información pública por parte del Departamento de Desarrollo Rural y Sostenibilidad del Gobierno de Aragón. El anuncio fue publicado el pasado 17 de octubre en el Boletín Oficial de Aragón y el plazo de presentación de alegaciones finaliza la próxima semana, el 17 de noviembre.
Plataforma de Cuenca
Marín y Perales indicaron que la intención de la coordinadora es presentar alegaciones en la misma línea de lo que está planteando la Plataforma Cívica por Cuenca, con el principal argumento de que la creación de ese espacio constituye una barrera física que impide el paso de infraestructuras para el desarrollo de municipios muy afectados por la despoblación y que requieren de inversiones. No se trata ya solo de los pueblos que conforman la propia Reserva de la Biosfera, sino de los que se encuentran al otro lado, es decir, municipios de Cuenca, Valencia y Teruel a los que se condenará si por este motivo no puede construirse la autovía A-40.
Ramón Perales va más allá y recuerda que se trata de una infraestructura de interés estatal, que empezó a figurar en la planificación del Ministerio de Fomento en los años 80 del pasado siglo, y que se concretó en el Plan Director de Infraestructuras del año 1993.
Esta autovía hasta Teruel, con su posterior continuación hacia el Bajo Aragón y su salida a Cataluña supondría un nuevo eje vertebrador del Estado español que permitiría descongestionar tanto el corredor central por Madrid y Zaragoza, como el que discurre por la costa levantina, atrayendo tráficos de Andalucía, Extremadura y Portugal que no tendrían que atravesar la capital española.
Falta de respaldo
Perales argumentó que esto nunca ha contado con el respaldo decidido del Gobierno de Aragón, ya que todo aquello que no pasa por Zaragoza no se considera factible. En este sentido, temió, al igual que Marín, que la creación de la Reserva de la Biosfera se pueda convertir en el futuro en la excusa medioambiental para que no se construya la autovía. Opinaron igualmente que desde el Gobierno de Aragón falta presión en Madrid, con independencia del partido que gobierne, para que la A-40 salga adelante.
“La A-40 es un corredor intermedio entre el central y el Mediterráneo”, recordó Perales, quien insistió en que se trata de una infraestructura estatal de vertebración del territorio, no una autovía para comunicar solo a Teruel. Además, advirtió de que supondría cerrar el paso a otras posibles infraestructuras de transporte, como un corredor ferroviario, e incluso redes eléctricas.
Enrique Marín añadió que “es sospechoso” que siendo un proyecto que afecta a tres comunidades autónomas, la información pública haya salido en fechas distintas, haciéndolo primero en Aragón ya que en Castilla-La Mancha y la Comunidad Valenciana todavía no lo ha hecho.
Perales y Marín explicaron que han hablado ya con el presidente de la DPT y con la alcaldesa de Teruel para explicarles esta situación, así como con los ayuntamientos turolenses que están dentro de la Reserva de la Biosfera. Precisaron que no están en contra del desarrollo de estos municipios, aunque pusieron en duda que el modelo que plantea esta figura contribuya a ello. El lunes llevarán a la reunión de la plataforma ciudadana las propuestas de alegaciones para poderlas presentar en plazo.
Medidas protectoras
La propuesta de la Reserva de la Biosfera Valle del Cabriel abarca una superficie de 421.765,93 hectáreas con varios grados de protección dentro de ella en función de una zonificación que divide este territorio en tres zonas distintas. Prevé zonas núcleo (60.655,52 hectáreas) y zonas tampón (90.514,70 hectáreas), que son las más protegidas e intocables, y las zonas de transición, que abarcan más de la mitad de la reserva con 270.595,72 hectáreas. La normativa de la Unesco señala que las zonas núcleo (en color marrón en el mapa de la página anterior) son la zona “con más protección, destinada a la conservación de la diversidad biológica y al monitoreo de ecosistemas poco perturbados”. En el documento de declaración de la Reserva del Cabriel se indica que en estas zonas se prohíbe de manera genérica, introduciendo en la redacción el matiz de “en principio”, “la nueva construcción de edificios e infraestructuras para la comunicación o el transporte de personas o bienes, tales como carreteras en sus diversos tipos, vías de ferrocarril, tendidos eléctricos, acueductos, oleoductos o gasoductos” (página 58).
En las zonas tampón, colindantes a las núcleo y en amarillo en el mapa, la Unesco precisa que cualquier actuación deberá ser compatible con el medio ambiente, y en el documento de la Reserva incluye como tales los espacios de la Red Natura 2000, los hábitats de protección especial fuera de la misma, y “zonas periféricas de protección de espacios protegidos incluidos en las zonas núcleo” (página 44) en el mismo sentido de protección que estas zonas principales.
Por último, las zonas de transición (en color verde en el mapa) son las más flexibles al ser “zonas exteriores de transición donde se fomenten y practiquen formas de explotación sostenible de los recursos” (p. 46).
Si se observa el mapa de la Reserva, solo hay una pequeña zona verde de transición entre Cañete y Valdemorillo que podría permitir un paso, o bajar a Villora dando un gran rodeo.