La provincia de Teruel se erige como un paraíso de los estegosaurios en Europa
La Fundación Dinópolis muestra lo excepcional de los yacimientos turolenses de estos dinosauriosLos estegosaurios son unos dinosaurios icónicos por las placas y púas que lucen en su lomo desde el cuello hasta la cola, lo que los convierte en uno de los más característicos del registro animal del Mesozoico. Descubiertos por primera vez en el siglo XIX cuando despertó la pasión de la sociedad decimonónica por los dinosaurios a causa de los hallazgos producidos en Inglaterra y Estados Unidos, Teruel se ha convertido ahora en un “paraíso de los estegosaurios” por la cantidad y variedad de fósiles descubiertos en la provincia, tanto de huesos como de pisadas. Dos artículos científicos que acaba de publicar la Fundación Conjunto Paleontológico de Teruel-Dinópolis confirman la relevancia mundial de estos restos, puesto que no solo han contribuido a esclarecer la clasificación de esta clase de dinosaurios, sino que además han confirmado que tenían comportamientos gregarios y se desplazaban en manadas.
El estegosaurio es el dinosaurio que aparece en el logotipo de la Fundación Dinópolis. Al principio era un saurópodo, pero después se cambió por este otro dinosaurio cuyos restos empezaron a aparecer de forma habitual en distintos municipios turolenses, entre ellos Riodeva y El Castellar. De hecho, al entrar en el edificio de la Fundación, lo primero que encuentra el visitante es una pintura de gran tamaño hecha por el artista Pascual Berniz que representa a uno de estos animales.
El director gerente de la Fundación Dinópolis, Alberto Cobos, asegura con contundencia que ya no hay lugar a dudas de que el yacimiento de icnitas El Castellar, en el municipio del mismo nombre, “es el más importante del mundo” sobre las huellas dejadas por estos animales debido a su trascendencia científica y el número de pisadas registradas. Se estima que hay alrededor de 800 y en 2010 los paleontólogos de la Fundación Dinópolis definieron ya un nuevo icnotipo llamado Deltapodus ibericus, cuyas marcas están asociadas a un dinosaurio estegosaurio que bien podrías ser Dacentrurus armatus, que fue descrito por primera vez en Inglaterra en 1875.
Quien lo describió fue el padre de los dinosaurios, Richard Owen, aunque en aquel momento lo llamó Omosaurus armatus. La denominación tuvo que ser cambiada en 1902, que fue cuando recibió el nombre de Dacentrurus, porque Omosaurus se había utilizado ya para un cocodrilo y por tanto no era válido. Owen fue quien acuñó la palabra “dinosaurio” en 1841 para referirse a estos animales del Mesozoico.
A la trascendencia de las huellas que a lo largo del tiempo ha ido encontrando la Fundación Dinópolis en la provincia se suma el importante registro de huesos fosilizados, entre ellos el del estegosaurio del yacimiento San Cristóbal, también en el municipio de El Castellar. La mayoría de los huesos aparecidos en este lugar se encuentran in situ allí donde aparecieron, para lo cual se hizo una intervención museográfica que los protege pero permite verlos en medio del campo. Es algo inédito, lo que volvió a convertir en su día a la Fundación en única en su género por la forma como pone en valor el patrimonio fósil de la provincia.
El estudio de estos huesos se acaba de publicar en la revista Zoological Journal of the Linnean Society. Su primer autor es Sergio Sánchez Fenollosa, que comparte autoría con Alberto Cobos, ambos de la Fundación Dinópolis, y Fernando Escaso, este último paleontólogo y profesor de la Uned. El trabajo lo que hace es comparar este ejemplar, que es uno de los más completos de Europa, con otros, y llega a la conclusión de que los huesos pertenecen a Dacentrurus armatus.
Clasificación clarificada
Pero va mucho más allá, puesto que esclarece la clasificación de este tipo de dinosaurios. Por un lado llega a la conclusión de que otro estegosaurio definido en Portugal con el nombre de Miragaia longicollum no puede ser considerado como un genéro y especie válidos. La investigación lo asigna ahora al género Dacentrurus armatus, mientras que la especie Miragaia longispinus la reasigna al género Alcovasaurus longispinus. YâÂÂÂÂÂÂÂÂÂÂÂÂde la misma forma, establece que Dacentrurus armatus y Stegosaurus stenops son los únicos estegosaurios reconocidos por el momento en el Jurásico Superior europeo.
Es un nuevo paradigma que desde Teruel se establece para la paleontología de dinosaurios a nivel mundial y que confirma, según Cobos, que Dacentrurus armatus es el estegosaurio más abundante en los ecosistemas costeros del Jurásico Superior europeo.
Este artículo, junto con otro aparecido en la revista Scientific Reports, del Grupo Nature, lo que hacen es establecer nuevos paradigmas a nivel mundial, es decir, nuevas formas de entender cómo eran y se comportaban estos animales. En el artículo sobre las huellas, cuyo primer autor es Diego Castanera, y lo firman también Luis Mampel y Alberto Cobos, los tres de la Fundación Dinópolis, se han analizado 8 yacimientos de huellas de entre hace 150 y 145 millones de años en los municipios de Ababuj, Aguilar del Alfambra, El Castellar, Galve, La Puebla de Valverde y Formiche Alto. Para su estudio se han realizado modelizaciones en 3D, que permitirán también su preservación en el tiempo.
En El Castellar se han analizado de forma individual 57 icnitas, que eran las mejor conservadas, además de otras 29 en otros 7 afloramientos. En total han sido 86 huellas que confirman que los estegosaurios que las produjeron caminaban en la misma dirección y a una velocidad de marcha similar. Eso indica un comportamiento gregario, es decir, que se desplazaban en manadas. El trabajo, muy detallado, contribuirá a reconocer a partir de ahora este tipo de huellas y los comportamientos que se pueden inducir a partir de ellas en otras partes del mundo.
Estas dos investigaciones hacen de Teruel un lugar excepcional para entender a uno de los dinosaurios más icónicos de la dinosauriología. Sergio Sánchez Fenollosa, primer autor del dedicado a Dacentrurus, que es investigador predoctorial de la Fundación Dinópolis, explica que para llegar a las conclusiones de la investigación se ha revisado todo el material de estegosaurios europeos y se han referido 12 especímenes a Dacentrurus armatus, lo que lo convierte “seguramente en el estegosaurio que dominó los ecosistemas costeros de hace aproximadamente 155-145 millones de años”.
El de Norteamérica
Argumenta que del otro estegosaurio, Stegosaurus stenops, “solo se conoce un ejemplar que proviene de la costa portuguesa y se publicó en 2007”. Se trata de un género y especie muy abundante en Norteamérica en la Formación Morrison. En cambio, Dacentrurus armatus no ha aparecido en América, al menos de momento, ya que el investigador considera que tampoco sería extraño que pudiera aparecer algo muy parecido.
“Sabemos que en el Jurásico Superior los cambios de fauna entre Norteamérica y Europa estaban a la luz del día”, comenta Sánchez, debido a los puentes continentales. “Se nota que hay una serie de géneros y especies que están en ambos sitios, y en un futuro no sería raro que Dacentrurus armatus pudiera aparecer allí, o bien un estegosaurio muy relacionado con él”, puntualiza.
El paleontólogo destaca la reordenación que se ha hecho de este tipo de dinosaurios a nivel mundial a partir de los restos hallados en Teruel por su variedad y riqueza. Sánchez reconoce que a veces tienen más tirón los artículos científicos que definen una nueva especie, que este tipo de investigaciones que lo que hacen es “sentar las bases de la clasificación de los estegosaurios europeos, y de alguna forma ordena esa diversidad porque hace una revisión exhaustiva”.
El científico comenta que este trabajo en concreto va a servir de base “para futuros estudios con estegosaurios de toda Europa y del mundo entero, porque en el momento en que tú estableces una diagnosis de una especie, como es el caso de lo que hemos hecho con las novedades evolutivas que presenta Dacentrurus armatus, es un trabajo de referencia mundial”.
El trabajo se ha publicado en la misma revista donde el verano pasado apareció publicado el nuevo género de dinosaurio hallado en Riodeva, que se bautizó con el nombre Oblitosaurus bunnueli.
Teruel se reafirma así una vez más como un territorio de referencia en lo que es el estudio de los dinosaurios, pero a nivel mundial, porque los hallazgos de aquí hacen cambiar los paradigmas que había en el contexto internacional hasta ahora.