La hemeroteca: El estreno de Javier Sierra con su crónica turolense del fenómeno OVNI
El escritor escribía por primera vez en este periódico hace 30 años con una serieTenía 17 años y ya miraba más al cielo que a la tierra, haciéndose preguntas sobre lo enigmático, sobre lo que no tiene respuestas. El escritor Javier Sierra publicaba hace ahora 30 años una serie de artículos en este periódico en los que, bajo el nombre Crónica turolense del fenómeno OVNI, analizaba once casos de avistamientos de estos fenómenos en la provincia. Un estreno periodístico en la prensa de su ciudad natal, cuando ya la había abandonado por circunstancias familiares, y que esta semana recordaba con cariño, coincidiendo con el acto de nombramiento de Hijo Predilecto de Teruel.
Treinta años han pasado y con la trayectoria de Sierra no era fácil recordar esas páginas que un joven escritor publicaba en DIARIO DE TERUEL el verano de 1988. Preguntado por ellas, Sierra explicaba que en aquella época ya no estaba en Teruel sino en Vinaroz, en Castellón, donde comenzó a colaborar con el periódico local, el “Diariet”. Así que pensó que por qué no publicar algo también en el periódico de su ciudad. “Los mandé a DIARIO DE TERUEL y para mi sorpresa, los publicaron” decía esta semana sobre aquella primera colaboración, que supuso su estreno en el periódico turolense, aunque no era su primera incursión en los medios porque durante su estancia en Teruel había colaborado en un programa radiofónico.
En aquellos artículos Sierra ofreció detalles de once avistamientos de ovnis en la provincia, entre 1954 y 1988, recopilados en buena medida de las referencias encontradas precisamente en publicaciones de este periódico. Empezaba su primer artículo reivindicando a la provincia como escenario para el estudio de los expertos en ufología, una provincia decía, considerada como un ejemplo típico de “ciudad y provincia maldita” porque eran pocas las apariciones registradas por haber también pocos investigadores.
De estos once avistamientos, solo uno, el registrado el 14 de diciembre de 1954 en La Cañada de Benatanduz era considerado ya por Sierra “negativo” porque tenía una total y convincente explicación de los hechos, ya que el objeto volante, según aclaraba en la serie, era un globo sonda de utilidad meteorológica.
Decía en el primer texto, publicado el 31 de julio de 1988 en la sección de Opinión, que el 90 por ciento de los casos de avistamientos eran explicables, pero, aunque solo sea por saber lo que realmente se esconde detrás de ese otro 10 por ciento de no explicados, vale la pena seguir la pista del fenómeno.
Un escudo, un ovni
En aquel primer texto Sierra introducía la posibilidad de que en el origen de la ciudad de Teruel estuviera también este fenómeno, y que aquella estrella que caminaba sobre el toro, y que indicó donde edificar la ciudad, no fuera estrella.
Veinte siglos más tarde, en todos los centros oficiales, documentos y actos relacionados de modo importante con nuestra ciudad aparece el escudo de Teruel, tal vez-y digo tal vez- con la representación de un fenómeno asombroso, un OVNI que apareció en el año 1171. Porque analicemos, si estos hombres dicen verdad -y a falta de otros datos, la honradez histórica así debe reconocerlo- de ninguna manera se hallaron ante un fenómeno explicable, en aquella época, sobra decirlo, no existían aviones, ni helicópteros, ni satélites que en las estrelladas noches rasgasen el cielo. De confirmarse estas sospechas, continuaba Teruel tendría en su más profunda tradición el recuerdo ancestral de un paso de un objeto volador no identificado ¿Folklore?... ¿Quien lo sabe?.
El detalle de los casos nos muestra tanto hechos recogidos por este periódico como por el ufólogo Ballester Olmos y otros investigadores. Encontramos casos tanto de avistamientos que se registraron a nivel nacional como de otros que solo tuvieron lugar en Teruel y causaron gran revuelo. Cita, por ejemplo, un avistamiento en Castellote del que se hizo eco este periódico, el 7 de febrero de 1985. Extraño suceso en Castellote. Cuando un vecino de este pueblo se trasladaba, días pasados, con su furgoneta, desde Mas de las Matas a Castellote, se interpuso en su camino una luz muy intensa y tan cegadora que le dejó completamente paralizado por unos momentos y lleno de pavor. El relato del caso incluía el lugar donde se había realizado el avistamiento, en la carretera próxima al puente de Gallipuén, y recogía que otras personas afirman haber observado el mismo fenómeno aunque a mayor distancia.
Varios de los casos los había recogido Sierra de María Teresa Redolar que adquiriría cierta popularidad por su sección en estas páginas titulada Investigación de los ovnis en Teruel, en la que recogió la mayoría de los casos que se registraron en julio de 1981, la cumbre más alta de avistamientos sobre Teruel.
En aquel mes de julio de 1981 se registraron, según el listado publicado en la serie de Sierra, hasta cuatro avistamientos, varios vistos por la propia Redolar. En el último artículo, publicado el domingo 21 de agosto de 1988, Sierra decía: Esta serie de artículos habrá surtido su efecto si, al terminar su lectura, nos hemos concienciado de que también sobre los parajes turolenses hay algo que se mueve..., que escapa definitivamente de nuestro control y -¡por qué no decirlo?- de nuestra capacidad de comprensión y raciocinio. Y concluía que por muchos listados o explicaciones “caso a caso” de estos extraños sucesos, no hemos llegado aún a conclusiones mínimas sobre el fenómeno, y que incluso quienes llevaban cuarenta años estudiando estos fenómenos -escribía recordemos un Sierra de apenas 17 años- tenían que reconocer honradamente que cada día saben menos. A pesar de ser consciente de que su incursión en el mundo ufológico era mucho más reciente se mostraba convencido de que nos estamos acercando a una solución -parcial, me temo- del fenómeno.e trabajo y parece que estás de resaca porque nuestros biorritmos han cambiado, ¡ pero si solo hemos movido una hora del reloj! Y ahora veremos la realidad, parece ser que si nos quedamos con el horario de verano, en invierno no se hace de día hasta las 9:00-9:30, con lo que nos cuesta en Teruel madrugar con el frío solo hace falta que encima sea de noche, iremos a dejar los niños al cole con linterna, aunque es verdad que se nos hará de noche más tarde y a la hora de la merienda no parecerá que es medianoche como pasa ahora. Pero si nos quedamos con el horario de invierno, en verano amanecerá entre las 5:30-6:00 de la mañana, o sea que los ensogados de la vaquilla se harán a plena luz del día…
A ver si al final vamos a preferir oír cada seis meses en el telediario la típica frase: “este fin de semana cambia la hora” .
Animaba a los lectores para que enviaran al periódico sus experiencias
Estamos seguros de que son muchísimos más los que realmente han sucedido, pero basta examinar psicológicamente al individuo arquetípico turolense para percatarse de su timidez a la hora de relatar experiencias’, decía Javier Sierra en aquellos escritos.
Cuando los avistamientos de ‘objetos luminosos’ eran noticia en la prensa
Aquel mismo verano, pocos días después de que Javier Sierra terminara su serie de artículos en los que invitaba a los turolenses a comunicar estos avistamientos, leíamos en el periódico una noticia sobre uno de estos fenómenos. Dos objetos luminosos sorprendieron a una familia turolense en la perpendicular de Peralejos decía la información en su titular, y añadía en el subtitulo que también en Cuevas Labradas aseguraban haber visto las extrañas luces.
El redactor que escribía la noticia, José Ángel García, escribía el relato del matrimonio que había visto esas luces, Santiago Vicente (que podíamos ver en la foto con sus hijas y el propio periodista) junto a su mujer. “Al principio pensamos que podían ser aviones, pero en un momento determinado se pararon y comenzaron a realizar filigranas, parando, acelerando y trenzando sus itinerarios, maniobras que un avión no puede realizar, decían los protagonistas de aquella noticia. Daban además detalles habituales en estos casos, como haces de luces de colores “que no coincidían con las habituales de las aeronaves”.
El matrimonio permaneció absorto desde el automóvil en el que viajaban con sus tres hijas mirando los objetos hasta que pararon y se dirigieron a gran velocidad hacia ellos, por lo que reemprendieron el camino hacia su casa en Cuevas Labradas y los objetos desparecieron a gran velocidad tras las montañas.