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La gestión autonómica de la Educación ha dado protagonismo a la escuela rural y a la innovación La gestión autonómica de la Educación ha dado protagonismo a la escuela rural y a la innovación
Alumnos en el CRIET de Alcorisa en 2004. Archivo

La gestión autonómica de la Educación ha dado protagonismo a la escuela rural y a la innovación

El modelo turolense del CRIET se ha consolidado y en las dos últimas décadas se ha invertido en las infraestructuras
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El respaldo a la escuela rural ha sido una de las grandes apuestas de la gestión autonómica de la Educación en Aragón. El Estatuto de Autonomía, que se aprobó en 1982, permitió ir incorporando competencias a la Comunidad aragonesa. En la enseñanza no universitaria el proceso comenzó en 1999. Se apostó por mantener las pequeñas escuelas en los pueblos. También hubo un importante esfuerzo inversor en infraestructuras. La dotación de profesorado fue uno de los caballos de batalla en los primeros años del cambio en la que los sindicatos reclamaban más plantilla, tras unos años en los que se habían congelados los presupuestos.

“La apuesta por mantener centros escolares en el ámbito rural con muy pocos alumnos sí que fue una cosa de la autonomía porque en el ámbito estatal se había apostado por las concentraciones escolares”, comenta Rafael Lorenzo, que fue director provincial de Educación en Teruel entre 1999 y 2005.

Por su parte, el doctor en educación y el que fuera director del CRIET de Alcorisa durante 20 años, Salvador Berlanga, asegura que con las transferencias se hizo “una apuesta decidida por la escuela rural” en Aragón, que en otras comunidades no fue igual y detalla que este periodo ha sido en el que más se han invertido en educación en toda la historia, aunque cree que “no hay que ser conformista porque queda mucho  por hacer”.

Berlanga asegura que en la escuela rural se trabaja bien y es “muy innovadora” pero que es muy desconocida. Para este docente, ahora los centros son muy dignos con buenas dotaciones, si bien advierte de que el mayor problema es la inestabilidad del profesorado y considera que se debería incentivar que los docentes se queden varios cursos.

Alumnos en la sección de Secundaria de Cantavieja en 2004. Archivo

Para Rafael Lorenzo, dos aportaciones turolenses que tuvieron una gran importancia fueron los centros rurales de innovación educativa (CRIE) y el uso de las tecnologías de la información y la comunicación aplicadas a la educación.

Los CRIET ya existían desde 1983 pero este fue el momento de su consolidación. Lorenzo reconoce que “hubo que convencer” al Gobierno de Aragón y a la Consejería de Educación “de que realmente los CRIET valían la pena”.

“Aquí teníamos muy claro que estos centros ejercían una labor compensatoria muy importante en el ámbito rural. Fue una batalla un poco dura. Nos empleamos a fondo para mantener la identidad de los CRIET y defender su importancia. Finalmente, se consiguió, se amplió el ámbito de los CRIET a toda la comunidad autónoma aragonesa y a los pocos años empezaron a venir alumnos del ámbito rural también de Huesca y de Zaragoza”, recuerda el que fuera responsable provincial de Educación.

“La experiencia se han consolidado y ha sido una aportación importante desde Teruel a la autonomía aragonesa”, argumenta.

Salvador Berlanga subraya que con las transferencias educativas se consolidó el proyecto de los CRIET, cuya dotación económica venía contemplada en el traspaso desde el ministerio. Pero, por otro lado, con la expansión más allá de la provincia de Teruel fueron más pueblos y más centros educativos los que participaban, lo que supuso que se redujera el número de semanas en las que cada escuela podía disfrutar de las convivencias en estos centros.

“La apuesta por la escuela rural en Aragón se basa en el binomio CRA-CRIE, estos últimos tenían un papel fundamental en la socialización para los niños de escuelas con pocos alumnos. Ahora con las TIC la cosa ha cambiado”, señala el doctor en Educación.

Pioneros en tecnología

Para Rafael Lorenzo, otra de las innovaciones muy importantes desarrollada en la provincia fue la aplicación de las TIC en la educación. Ya se había contado con proyectos nacionales cuando dependía del Ministerio y esta línea de trabajo continuó con “iniciativas punteras a nivel español” cuando la gestión pasó al Gobierno de Aragón. Los proyectos que se desarrollaron en Ariño tuvieron proyección incluso internacional.

La transformación de la Formación Profesional, la innovación en Educación Especial o la ampliación de la red de centros de Educación de Adultos fueron algunas otras actuaciones que se impulsaron desde el Gobierno de Aragón.

Rafael Lorenzo afirma que en el ámbito de las infraestructuras y de personal la transferencia fue “una gran mejora” porque el Gobierno de Aragón “hizo una apuesta importante”.

Lorenzo recuerda que las instalaciones educativas que recibieron del Ministerio de Educación y Cultura eran antiguas y eran incapaces de asumir las necesidades.

Hubo un importante esfuerzo inversor con actuaciones como la construcción de un nuevo instituto en Cella y ampliaciones importantes en los de Mora de Rubielos, Alcorisa, Utrillas o Alcañiz. Además, se pusieron en marcha las secciones de secundaria en Albarracín y Cantavieja. En la capital en estas más de dos décadas se han remodelado la mayoría de los centros. Colegios como el Pierres Vedel (entonces Juan Espinal) o el Miguel Vallés se reformaron completamente. En el CEIP La Fuenfresca se amplió con el aulario de Infantil y más recientemente se ha construido el nuevo edificio de Las Anejas.

El entonces director provincial de Educación, Rafael Lorenzo (2º por la derecha), visitando la reforma del Juan Espinal

En cuanto a los recursos humanos, Lorenzo comenta que Educación y Sanidad aportaban una gran cantidad de personal a la Administración autonómica y fue un proceso costoso que se organizó desde Zaragoza a través de su Dirección General de Personal.

El que fuera director provincial comenta que esta fue una “época de mucho trabajo” pero destaca que encontró “un equipo estupendo” con personas “muy implicadas y comprometidas” con ganas de innovar y trabajar por la provincia. Asimismo, Lorenzo destaca que había muchos maestros de Primaria y los profesores de Secundaria con grandes iniciativas.

En los primeros años de las transferencias, las protestas sindicales fueron intensas para reclamar la dotación necesaria de personal.

Miguel Morte, que en aquella época era responsable provincial del sindicato de la Enseñanza de CCOO, explica que en los tres o cuatro años anteriores a las transferencias “se empezaron a congelar los aspectos de profesorado y obras para el mantenimiento de los edificios o el material. Los presupuestos se congelaron para que las transferencias fueran los más baratas posibles”.

Morte, que formó parte de las mesas de negociación para el traspaso de competencias, lamenta que se hacía “una valoración tremendamente perversa” basadas en estadísticas como el gasto por alumnos, o número de profesores por alumnos que en una provincia como la de Teruel no era la fórmula adecuada y no tenía en cuenta las características del territorio. El sindicalista señala que en el primer momento de la gestión del Gobierno de Aragón hubo un incremento de plantillas y que se consiguieron buenos acuerdos sindicales, tanto de plantillas, como de gestión de listas y salarialmente se mejoró, al igual que en derechos laborales.

Escuela de Tramacastilla el pasado 8 de septiembre. M.C.A.

Respecto a la escuela rural, Miguel Morte afirma que ha sido “muy olvidada” y que con las sucesivas crisis económicas y las tensiones entre la pública y la concertada ha sido “el patito feo, el más perjudicado”.

Mientras, la secretaria de la Federación de Asociaciones de Padres de Aragón, Fapar, en Teruel, María José Izquierdo, recuerda que el proceso de las transferencias se vivió “con muchas espectativas” pero el problema fue que “el plan director no llegaba con suficiente presupuesto económico” para lo que pensaban las familias que había que hacer.

Demandas de las familias

Pero, a pesar de estas dificultades, Izquierdo destaca que se han logrado muchas mejoras demandadas por las familias como la puesta en marcha de servicios como los comedores en lugares donde no se pensaba que fuera posible, la mejora de las rutas de transporte escolar o los bancos de libros. Otro de los logros para la representante de Fapar ha sido la modernización de la Formación Profesional y la implantación de la FP Básica para reducir el fracaso escolar.

Izquierdo destaca que quedan muchos temas por los que seguir trabajando desde las asociaciones de padres, como mejorar su representatividad en los consejos escolares o que en la escuela rural se puedan lograr los mismos servicios y actividades complementarias que en los centros grandes.

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