La fuente del Torico: mi aportación a la ceremonia de la confusión
Artículo de Antonio Pérez, arquitectoPREÁMBULO
Nada mejor para definir lo que ha pasado tras el acto cometido por el Ayuntamiento hacia nuestra fuente del Torico y sus consecuencias, como la expresión “La ceremonia de la confusión", que se define como “un proceso orquestado, calculado e intencional, de sembrar ideas falsas, antagonismos artificiales y divisiones espurias y estériles para así sacar provecho del caos resultante”. ¿O no es eso lo que desde el primer momento sentimos cuando la realidad chocó con las mentiras de la alcaldesa? “Daños leves” a un símbolo de la ciudad que en lugar de ingresarlo en la Unidad de Cuidados Intensivos lo exportan a una empresa de la provincia de Zaragoza Más tarde hubo muchas más.
La noticia se difundió por todo el territorio del Estado, porque no era para menos, y “La ceremonia de la confusión" continuó. Todos los medios de comunicación al acecho de informaciones: el cómo sucedió, el porqué, el responsable y la forma en que se debía de actuar tomaron unas dimensiones enloquecidas. Y nadie asume la responsabilidad de una fuente y un Torico “tirados”, que no caídos, a pesar de los últimos datos contenidos en informes técnicos, que de ser ciertos y se tuviera dignidad, alguien del Ayuntamiento ya debería estar en su casa.
Y como la Vaquilla está cerca, prisas por todas partes para que el Torico esté en el lugar de donde no se debía haber tirado. Me parece oportuno recordar que hace pocos días se terminó la restauración de otra fuente, la de la plaza de la Catedral, para la que el Ayuntamiento pidió o exigió la redacción de un Proyecto y Estudio de Seguridad, como debe ser, previo a que se realizara la intervención. ¿Acaso la fuente de la plaza del Torico, emblema de nuestra ciudad, no se merece el mismo tratamiento que además legalmente es exigible?.
Y la colocación de la columna y el capitel el día uno de julio como podíamos denominarla ¿la ceremonia del descontrol? ¿chapuza? ¿corta y pega? Dejémoslo en ñapa, como se dice en esta tierra.
Y “La ceremonia de la confusión” sigue presente, y late en los datos históricos que, sin contrastar, se dan desde distintos medios sobre el momento en que se hizo la fuente, cuando se puso el Torico, de que material es, y otras cuestiones. Por mi parte, voy a entrar en esta “ceremonia” aportando datos precisos y contrastados sobre algunas de estas confusiones históricas. Espero no equivocarme.
UBICACIÓN DE LAS PRIMERAS FUENTES
En un plano de Teruel de 1811, realizado por Anastasio de Navas, Alumno de la Real Academia Militar, existente en la Cartoteca del Centro Geográfico del Ejército, se señalan varias fuentes de la ciudad, unas sencillas adosadas a los edificios, la de la casa del Deán similar a la que se trasladó en 1971 desde el Arrabal, y otras exentas como la de la Plaza de San Andrés (hoy Bretón) situada en el centro o la de en la plaza Mayor (hoy de Carlos Castel) frente a la parte alta de la confitería de Muñoz, cercana al inicio de la calle del Tozal. Es la más antigua referencia gráfica de la posición de la fuente del Torico, independientemente de las características arquitectónicas que tuviera.
En cuanto a referencias escritas, la más antigua sobre las fuentes de Teruel derivadas de la Traída de Aguas a través de los arcos realizada por Pierres Vedel, la encontramos en un documento de 1583 que describe el libro Verde sobre las arcas y fuentes existentes desde la Peña del Macho. Ya se habla de la fuente de la Plaza Mayor en estos términos:
“ba el agua a la fuente principal y mayor de la dicha ciudad la cual está patente y muy adornada como conviene al tal lugar de donde se recoxe agua limpia para el servicio de los Vecinos y otras personas que de ella quisieran tomar”
De esta descripción, no podemos deducir el emplazamiento, pero sí el que era la fuente más importante de la ciudad. Lo más probable es que no estuviera coronada por un toro, pues nada se dice de su existencia, a no ser que fuera parecida a la de la plaza de la Catedral y lo tuviera de piedra, como ella, en el frontón superior.
En cualquier caso esa primera fuente estuviera adosada o aislada debió desaparecer pues el manuscrito del último tercio siglo XVIII hallado en Torres de Albarracín, publicado por José Martínez Ortiz. la describe en otros términos. Aunque el texto ya ha sido publicado en alguno de los artículos de este diario, me permito reproducirlo nuevamente para que pueda compararse con un dibujo que hace años me facilitó un turolense. Como puede apreciarse es una interpretación bastante fiel en lo esencial a la descripción del manuscrito
“La más labrada de estas fuentes en arte y hermosura, la de la Plaza Mayor, mantiene sobre columnas que arrancan de su basa una hermosa taza labrada con cabezas de toros entre ellas que arrojan por las bocas el agua que sube a ellas por una columna salomónica que en medio de las otras con robustez mantiene el edificio; cúbrese la taza con una como media naranja igualmente labrada de medio relieve y recibe en sí otra en garganta que plana por la parte alta admite en sí una como caja de bronce dorado labrada en filigrana con cuatro bolas en las esquinas y en su llanura un pequeño y hermoso toro de bronce dorado con una estrella entre la astas que son las armas de la Ciudad en que en las cabezas de los toros se asimilan a las de la famosa Cartago que las traía en sus bandas por divisa”.
Esta fue la fuente cuya planta se dibuja en el plano de 1811, pero su descripción no responde a la actual. Pudo tratarse de una fuente intermedia entre la de Pierres Vedel y la que cita la revista El Turia el 20 de Enero de 1856, comentando que “ya tenemos una fuente en la plaza del Mercado le sobra el gusto y el arte; pero el agua le ha faltado, sin duda los arquitectos esta cuenta se han hechado; si el cielo es fuente perene, ¿para qué la del Mercado?”.
Efectivamente, se había colocado en 1855, pues cuando se terminó de desmontar en marzo de 1886 para trasladarla a la actual ubicación, en los cimientos se encontró una caja de plomo que contenía monedas de plata y cobre de esa época un número del boletín oficial del día 29 de junio de 1855, otro del diario progresista La Soberanía Nacional del 26 de junio con artículos de los republicanos Sixto Cámara, Castelar y Orense y unos versos alusivos a la inauguración de la fuente firmados por el diputado provincial Rafael Gonzalvo. Téngase en cuenta que en aquella época era habitual inaugurar las obras de construcción el día que se colocaba la primera piedra e incluir objetos conmemorativos. La ejecución duró por tanto poco más de cuatro meses, pues se inauguró el 11 de noviembre de 1855.
La idea de incluir un ejemplar del periódico fundado por Sixto Cámara en Madrid y que se editó durante el bienio progresista del reinado de Isabel II 1854-1856, surge sin duda del Alcalde, que en esos momentos era el gran republicano y federal Víctor Pruneda, por cierto muy amigo del ingeniero de caminos destinado en Teruel Ildefonso Cerdá con el que había trabajado como contable, aunque en esa fecha ya se había marchado a Cataluña. Cerdá fue el que tras marcharse de Teruel a Barcelona, proyectó el magnífico ensanche de esa ciudad.
El hecho de que Tomás Alonso estuvo de arquitecto municipal al menos desde 1852, y que proyectó el edificio del Ayuntamiento, cuya primera piedra se colocó en marzo de 1857, nos permite adjudicarle la autoría de la Fuente del Torico. La describe Cosme Blasco, en su historia de Teruel publicada en 1870, al hablar de la Plaza Mayor o del Mercado, comentando:
“Casi en medio de dicha plaza hay una antigua fuente de construcción irregular que tiene cuatro caños de agua la que va a parar a un pilón tal cual ancho; en el centro se eleva una columna, sin mérito alguno artístico y en su parte superior hay un toro que le sirve de adorno”.
Como vemos, una descripción más sencilla que la anterior que a mi juicio, corresponde a la fuente que 3 décadas más tarde se trasladó al actual emplazamiento, como demostraremos más adelante,
El 11 de enero 1866 El Ayuntamiento, aprobó las Ordenanzas de Policía Urbana y Rural de la ciudad de Teruel y su término. El artículo 103 regula el uso de las fuentes públicas para los vecinos y los aguadores en función del número de caños, pues había fuentes de uno hasta cuatro caños. En el caso de la fuente del Mercado, correspondían dos caños a cada colectivo, pero según expresa la ordenanza, “siguiendo la costumbre inmemorial se respetará por los aguadores la preferencia que viene disfrutando la tropa de la guarnición a uno de los caños”.
Estas ordenanzas, incorporaban el Reglamento para el Orden del Mercado Público aprobado por el Ayuntamiento el 29 de Septiembre de 1859, en el que se establecían las zonas que debían ocupar los vendedores según el tipo de productos.
Art. 9 Los vendedores de melones naranjas y otras frutas, que las espende en los mimos carros donde se han conducido, se colocarán junto a la fuente, dejando a ambos lados de ella, el suficiente espacio para que transiten libremente personas caballerías y carruages.
Efectivamente la proximidad de su ubicación al inicio del tozal, generaba problemas de tránsito por ambos lados. De hecho los vecinos criticaban que se fuera con cubas en carros para llenar agua. El otro artículo interesante es el relativo a los vendedores de pan, que debían colocarse en la parte baja de la plaza, entre e inicio de la calle del Salvador y el de la calle de la Franquería (actual San Juan). Téngase en cuenta que en ese momento la actual calle Nueva era secundaria, se denominaba “de las Escalerillas” (porque en algún tramo tenía escaleras), y prácticamente era un barranco que desaguaba la ciudad hacia el arbellón de Capuchinos que todavía existe bajo la Escalinata. Para los vendedores de pan que no cabían en esa línea, el artículo expresaba
Art. 3 …Los que aquí no quepan se colocarán desde la desembocadura de la calle de san Pedro hasta el centro del mercado que es donde está situado el arbellón, siguiendo la misma línea de la calle y formando como una prolongación de esta…
La cita del arbellón es lo que nos interesa, porque como veremos va a ser ese punto el elegido la nueva ubicación de la fuente.
LAS PRIMERAS IMÁGENES DE LA FUENTE Y EL CAMBIO DE EMPLAZAMIENTO
El Museo de Teruel con motivo de la celebración del 25 aniversario de su inauguración presentó el cuadro que había adquirido hacía pocos años La Vaquilla del Ángel, del pintor turolense Salvador cuadro de, restaurado por Gemma Rabanaque, que nos va a ayudar a precisar algunos datos sobre la fuente del Torico que aparece en el cuadro. Está fechado en 1885.
En la esquina inferior derecha, en forma de pergamino contiene la inscripción “DEDICADO A LA ECONOMICA TUROLENSE A BENEFICIO DEL MONTE DE PIEDAD” firmada por el artista con motivo de la donación del cuadro para formar parte de un sorteo destinado a sufragar algunos gastos de la ciudad.
Según el Diario de Teruel del 7 de Enero de 1886 en esa fecha Gisbert estaba concluyendo el cuadro, y añade que “por acuerdo de la junta, el cuadro se expondrá, tan pronto como esté terminado en el escaparate de uno de los comercios más céntricos de esta población”. Finalmente se expuso en la alpargatería de José Herrero (Situada en la plaza en lo que hoy es el establecimiento Garnier) donde, además de en otras tiendas, se vendían billetes a una peseta, para el sorteo del cuadro que Gisbert había regalado a la Sociedad Económica para incrementar el capital de la Caja de Ahorros y Monte de Piedad que se había creado.
El jueves 25 de marzo en los salones de la Sociedad Económica de Amigos del País, se efectuó la rifa y se celebró un concierto por los alumnos de la clase instrumental de la Sociedad, dirigidos por el profesor Joaquín Montón, y acompañados al piano por Pedro Basail organista de la Catedral. Se habían vendido 530 billetes saliendo premiado el número 469.
Por otra parte, el 21 de junio de 1885 se había celebrado en el Ayuntamiento la subasta pública para la adjudicación de las obras de adoquinado de la plaza del mercado por un importe de 20.589,31 pesetas. En noviembre, la obra estaba muy avanzada, y el periódico El ferro-carril del día 11 de noviembre de 1885, comenta que se había abierto una zanja de 50 metros por uno de ancha añadiendo: “dícese también que la fuente y el Torico los quieren trasladar al centro del mercado. ¿Lo han pensado bien los señores porque es muy fácil descomponer una obra bien hecha, lo difícil es dejarla mejor que estaba?”
Las intenciones eran evidentes y más cuando en febrero de 1886 se adquiere tubería de hierro para completar la cañería de la fuente desde la antigua posición al nuevo emplazamiento (el actual). El 2 de marzo se desmonta, y el día 5 se inicia el montaje en el mismo punto que estaba el arbellón justo en el eje de la calle Hartzembuch que recogía el agua que bajaba de San Pedro. Se depositó una caja de plomo con los mismos documentos que se ha comentado que habían aparecido en el desmontaje de la anterior, a los que se añadieron el último Boletín Oficial de la Provincia, un ejemplar de cada uno de los periódicos que se publicaban en Teruel Diario de Teruel, Eco de Teruel y Ferro-carril, y una medalla de plata con una inscripción conmemorativa.
Según Diario de Teruel el 12 de marzo de 1886 estaba terminado el montaje de la estela de la fuente del mercado, sin más diferencia que la colocación del Torico que ahora mira a la calle del tozal. Hacía este comentario: “Sentimos esta modificación contraria a la naturaleza de este animal que siempre busca el medio día, y además porque le dará el cierzo en la cara".
Poco tiempo después se terminó el adoquinado, quizá el mejor que ha tenido la plaza a lo largo de su historia. Debía ser de piedra de rodeno y un interesante despiece para encauzar el agua que bajaba del Tozal. En octubre el Arquitecto Municipal Gerardo Roig, informa la liquidación del traslado de la fuente y la pavimentación, aunque el contratista Ramón Bragulad presentó al Ayuntamiento un pliego de reparos a la liquidación.
Analizando el cuadro de Gisbert, podemos llegar a la conclusión de que está pintado antes de que la fuente se desplazara al lugar actual, por lo que estaríamos ante el único documento gráfico de la fuente en esa posición. Hay varias observaciones que confirman esta hipótesis:
1ª Está pintado en 1885, y de hecho no se refleja el nuevo pavimento.
2ª En la zona central, en la vertical del toro, se observa el inicio de la calle que va hacia la plaza de la Cátedral.
3ª A su derecha está casa Muñoz que consta de los tres primeros balcones.
4ª A la izquierda está la casa en la que mi bisabuelo José Pérez Dobón tenía la alpargatería desde 1870, que se mantuvo más de 100 años hasta la jubilación de mi padre. La casa tenía el balcón más estrecho y las dos columnas de la plaza entre las que había menor distancia, tal como aparece en el cuadro de Gisbert.
LO QUE PUDO SER, PERO NO FUE, UNA FUENTE SIN AGUA
En febrero de 1928 el Ayuntamiento inició los trámites para la pavimentación de la Plaza, pero no es hasta mayo de 1929 cuando se aprueba el proyecto redactado por el arquitecto de la Diputación, Juan Antonio Muñoz Gómez, que en ese momento ejercía también de municipal. El presupuesto ascendía a 58.291,66 pesetas. En la subasta celebrada, se adjudicó a Matías Iglesias Giménez por 54.211,25 pesetas pero no se realizó hasta 1932. También se intervino en el alumbrado de la plaza mediante farolas de tipo americano con cristal opalino y lámparas de 150 watios, con un presupuesto de 4.540,02 pesetas, y a comienzos de 1932, el Ayuntamiento acordó que debajo de la fuente, frente a la calle Democracia (Nueva) se emplazara un urinario subterráneo, una actuación criticada por el emplazamiento, y una vez construido, por el “indecoroso estado en que se solía encontrar”.
Como vemos se trata de tres actuaciones, la última desde luego poco afortunada, pues va a cambiar la fisonomía de la plaza, con unas barandillas metálicas delante de la fuente bordeando la bajada a los urinarios. Como complemento a todas esas actuaciones y teniendo en cuenta que el agua ya había llegado a las primeras casas desde finales de 1930, el Ayuntamiento consideró que no era necesaria que la fuente tuviera agua y debía tratarse solamente como un monumento.
Encarga el proyecto de reforma de la Fuente del Torico, al arquitecto Luis González Gutiérrez que había obtenido la plaza tras su titulación en 1929, en la que permaneció hasta 1936. En la memoria expresa que, “Tratándose de un monumento de los más típicos de la población he procurado modificarlo lo menos posible con el fin de conservar en todo su carácter”. La reforma se reducía prácticamente a la sustitución del pilón que estaba desgastado por un basamento de mármol de análogo color al de este y de la colocación de unas cadenas entre los pilaretes existentes. Sin embargo, sí se cambiaba la imagen pues se derribaba la poza del agua, y el espacio que quedaba entre los pilaretes y la base de la columna quedaba para emplazar un pequeño jardín de boj y plantas con flores. Terminaba la memoria expresando: “Con todo lo indicado creo haber conseguido restaurar el monumento sin quitarle nada de su tradicional silueta completando así el aspecto de la plaza más céntrica de la población”.
Lo cierto es que algo sí se quitaba, porque la poza y el agua desaparecían. La supresión de su función de fuente no fue bien acogida, la revista Arte y Letras que editaban en Teruel la Sociedad de Amigos del Arte, fue muy crítica con el proyecto que se había redactado en agosto, pero los periódicos El Faro y Acción se unieron a las críticas en noviembre cuando ya se había desmontado. Fue un turolense Marcial Pastor Sancho, quien tras un razonado escrito presentado el 8 de diciembre al ayuntamiento en el que proponía que se adicionaran cuatro pilas para la recogida del agua, consiguió que se modificara el proyecto.
El arquitecto dio otra solución que la Alcaldía acepto en el sentido de “Que puede, sin alterar fundamentalmente el proyecto de que se trata, y con el fin de que el monumento conserve el carácter tradicional de fuente, sustituirse el pequeño jardín proyectado alrededor de la columna del Torico por un vaso que recoja las aguas de la fuente”. La modificación del proyecto se aprobó en febrero de 1933 se hizo un vaso de muy poca altura y en agosto se recibió la obra, que fue realizada por Pedro Arce Perpiñán. Tras la guerra, volvió a hacerse la poza.
LA AUTORÍA DEL TORICO
No era mi objetivo hablar del Torico como elemento escultórico ni de sus materiales, simplemente opino, sin poder demostrarlo, que el Torico actual es el que se colocó en 1855, cuando se sustituyó la fuente descrita a finales del siglo XVIII, del anterior emplazamiento. Por tanto lo han estoquillado a los 167 años. Algunos han atribuido la autoría al escultor Zaragozano Ponciano Ponzano Gascón (1813-1877) que efectivamente por fechas podía ser su autor, pero es totalmente falso.
El origen de esta falsa adjudicación surge de un miembro de la Tertulia Mudéjar, que dirige a un amigo una carta dando datos mal interpretados que aparecen en el tomo II de la publicación en comic de la CAI Breve Historia de Aragón, 1985, página 49. Trataré de explicarlo, aparecen imágenes en este orden:
1.- Imagen de un telegrafista
Texto: “En 1854 se inaugura el servicio de Telégrafo y en 1858 surge la primera compañía industrial; La Sociedad Maquinista Aragonesa.
(Error, esta sociedad se constituye en 1853 y no en 1858)
2.- Imagen de la fuente del Torico
Texto: “El mismo año se erige en Teruel el Monumento más popular de la ciudad: su símbolo, pronto denominado Cariñosamente el Torico.
(Error de fecha, no es de 1858 sino de 1855).
3.- Imagen de un León de las Cortes
Texto: Poco antes, el Aragonés Ponzano realiza los relieves y Leones del edificio de las Cortes Españolas.
(¿Poco antes de qué? La pareja de leones la hizo inicialmente de yeso pintado imitando bronce, dado su deterioro en 1865 se hacen en bronce “fundido con cañones tomados al enemigo en la guerra de África” según consta en el plinto en que están situados)
En cualquier caso consulté con Wifredo Rincón, autor de una monografía de 230 páginas sobre este escultor publicada en la Colección de Pano y Rauta en la que cataloga, detalla cronológicamente y describe las 84 esculturas, entre las que no aparece el Torico, todas ellas de mármol, escayola o yeso, a excepción de la ya comentada de los leones. Además la respuesta de Wifredo fue clara; “No tengo ninguna referencia de que la escultura sea de Ponzano”.
Mi conclusión es clara: se desconoce el autor del torico, y si alguien afirma lo contrario, que lo demuestre. Terminemos con la Ceremonia de la Confusión.
CONCLUSIONES
1.- En la Plaza del Torico, ha habido tres fuentes de distinto tipo y al menos en dos emplazamientos distintos.
2.- Se conoce con exactitud el emplazamiento anterior, en la zona alta de la plaza frente a la confitería Muñoz, en el que estaba la descrita en el siglo XVIII. En 1855, siendo Alcalde Víctor Pruneda, se sustituyó por la que hoy conocemos.
3.- El cuadro del pintor turolense Salvador Gisbert, de 1885 puede ser la única imagen que disponemos en ese emplazamiento,
4.- El 2 de marzo de 1886 se inicia el desmontaje de la fuente y se traslada al actual emplazamiento, en el antiguo arbellón situado en la prolongación del eje de La calle que sube a San Pedro, terminándose el 12 de marzo de 1886.
5.- En el año 1932, siendo alcalde José Borrajo, se desmontó y se quitó la poza del agua, que se repuso tras la guerra.
6.- El escultor del Torico, no es Ponciano Ponzano Gascón.