“La fiesta de Teruel trasciende del toro, es una mezcla de muchas otras y muy hospitalaria”

La Vaquilla trasciende del toro, es una mezcla de muchas fiestas y muy hospitalaria. Eso sí, con un sábado de aglomeraciones y más vino del deseado, pero con actos cargados de gran esencia y tradición. Esas son algunas de las principales sensaciones que los siete periodistas que han vivido la Vaquilla de Teruel en primera persona se llevan para transmitir a través de sus medios y redes.

La gran simbología que tiene la Puesta del pañuelico al Torico, los ensogados de la mañana, lo mucho que disfruta la gente alrededor del festejo de la merienda, o la tradición compartida entre generaciones en la vaquilla ensogada del lunes es lo que destacaron los reporteros. El objetivo del Ayuntamiento, que promovió la visita, es que los profesionales prescriban la celebración para incluir ese contenido en el expediente de declaración de Fiesta de Interés Turístico Nacional.

El comentarista taurino en Tele Madrid y Cadena SER, Miguel Ángel Moncholi, destacó la “tradición” y los “valores” de algunos de los actos que tienen lugar durante la Vaquilla, como la pregunta de la alcaldesa al público de si la subasta quiere que sea en euros o en pesetas: “Es un símbolo de la democratización de la fiesta”, aseguró. Por otro lado, indicó que la celebración va mucho más allá del toro, “es una mezcla de muchas fiestas, desde el Carnaval de Cádiz a las vaquillas de pueblos de Valencia”, dijo.

Sin embargo, consideran que muchas de las personas que se acercan a vivir la Vaquilla el sábado desconocen la idiosincrasia de la fiesta. Por eso, para la periodista radiofónica Pilar Carrizosa, que dirige el programa Piérdete y disfruta, sería necesario que hubiera informadores explicando en qué consiste una fiesta que, en su opinión, “mantiene vivas las tradiciones” y, por tanto, es un ejemplo de cumplimiento de los “Objetivos de Desarrollo Sostenible” que plantea la Unesco.

Patricia Alvarado, del Grupo Heraldo en Estados Unidos, incide también en la necesidad de concienciar a los jóvenes de la importancia de lo están viviendo: “No saben a lo que vienen, para muchos la Vaquilla es sólo vino”, aseguró.

A Alberto Bautista, del Portal Taurino y comentarios del Canal Sur Radio, le llamó la atención la poca entrada de la plaza en los actos taurinos propiamente dichos, como las corridas del viernes y del sábado, aunque en este caso reconoció que la lluvia podía haber afectado. Sin embargo, sí destacó el seguimiento de los festejos populares como el de la Merienda del domingo y se mostró maravillado de la hospitalidad que hay en toda la ciudad durante sus días grandes.

La periodista neoyorquina de Diario Crítico, Muriel Feiner, que escribe de turismo y toros, comentó que la Vaquilla, que aseguró recordarle mucho a la de San Fermín en Pamplona, es una “fiesta familiar” de la que disfrutan diversas generaciones y eso contribuye a mantenerla viva.

Quien mejor captó la esencia de la efervescencia de la fiesta del sábado vaquillero fue Hernán Dobry, del grupo Ecomedios en Argentina, para quien el lanzamiento del vino durante la Puesta del Pañuelico “forma parte de lo pintoresco” de la Vaquilla. El reportero indicó no obstante que habría que promocionar la parte correspondiente al domingo y al lunes, que es la fiesta más apreciada por los propios turolenses.

Se mostraron muy críticos con el comportamiento de la gente concentrada en el Torico la tarde del sábado y, sobre todo, “del espectáculo deleznable de cómo queda la plaza” después del acto, según indicó Enrique Sancho, que era el coordinador del grupo y responsable de la empresa Open Comunicación. Sancho también recorrió las Bodas de Isabel junto con un grupo de periodistas: “No me cuadra nada que sea la misma gente la del silencio, el respeto y el cariño hacia los Amantes que la del espectáculo del vino” en el Pañuelico. También Moncholi destacó lo que él considera “falta de respeto” por el lanzamiento del vino: “Disfruta, emborráchate si quieres pero no molestes a los demás”, aseguró, para plantear después la adopción de algún código de vestimenta, “como un fajín”, dijo, con el fin de guardar respeto a los que no quieren ser mojados.