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La falta de vivienda dificulta que los refugiados se establezcan en Teruel La falta de vivienda dificulta que los refugiados se establezcan en Teruel
La consejera de Ciudadanía y Derecho Sociales saludó algunos de los refugiados que participaban en un talleres sobre las tradiciones navideñas

La falta de vivienda dificulta que los refugiados se establezcan en Teruel

Desde 2015, la ciudad ha acogido a 346 demandantes de protección internacional
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La vivienda, más que las oportunidades de empleo y formación, es el principal problema para que los demandantes de protección internacional que llegan a Teruel se asienten en el territorio. Así lo explicó ayer la coordinadora autonómica de la Fundación Cepaim, Pilar Bernadó, que recordó que tienen 36 plazas para acoger a estas personas en la capital turolense y que han trabajado con 168 de ellas. Precisamente, la consejera de Ciudadanía y Derechos Sociales del Gobierno de Aragón, María Victoria Broto, destacó, durante su visita ayer a este centro, que sería “muy positivo” para la provincia y para Aragón que se quedaran a trabajar aquí.

Broto visitó las instalaciones de Cepaim, Cáritas y Cruz Roja en Teruel para conocer sus programas de atención a los demandantes de asilo y refugio. La consejera recordó que estos programas están financiados por el Ministerio de Trabajo, Inmigración y Seguridad Social pero subrayó que el Gobierno de Aragón “desde el primer momento tuvo claro el apoyo a las personas refugiadas que tienen que huir de su país por la guerra, por las dificultades, porque no viven en países donde tengan una democracia y tienen que huir, como ha pasado a los españoles en otros momentos de la historia”.

Por ello, según explicó Broto, se estableció un protocolo de actuación para ayudar a estas entidades en la gestión de todo lo que tiene que ver con los servicios del Gobierno de Aragón, es decir, que tengan atención sanitaria, que tengan atención educativa cuando vienen niños y que tengan todos los servicios que puede poner el Gobierno de Aragón a disposición de estas personas.

Asimismo, la consejera subrayó que la labor de estas entidades, además de lo que significa de ayuda humanitaria, permite la contratación de personas formadas en sus equipos multidisciplinares.

María Victoria Broto explicó que en los últimos cuatro años se ha atendido en Aragón a 2.373 personas demandantes de asilo y refugio, de las cuales 346 han sido en Teruel.

En concreto, en la Fundación Cepaim se ha acogido a 169 personas, el 22% proceden de Venezuela, país que ha duplicado a Siria que había sido el país mayoritario anteriormente.

Pilar Bernadó indicó que los demandantes de protección internacional pasan por un programa de acogida en dos fases que tiene una duración de 18 meses. En los primeros seis meses viven en pisos alquilados directamente por la entidad y después, en la segunda fase ya tienen que buscar su alojamiento, siempre con ayuda.

“Lo primero que intentamos si no son hispanohablantes es que aprendan castellano. Hay un servicio multidisciplinar trabajando con ellos desde psicólogos, orientadores laborales, técnicas de acogida, trabajadores sociales. Lo que se busca es darles formación y oportunidades de empleo porque lo que queremos es que se integren en nuestra sociedad, no que vayan a parar a bolsas de exclusión de pobreza”, explicó la coordinadora de Fundación Cepaim.

Bernadó aseguró que quienes vienen a Teruel les gusta la ciudad pero que muchas veces la falta de vivienda hace que se tengan que marchar. El problema es que no hay pisos en alquiler pero aseguró que cada vez los propietarios son menos reacios a alquilar porque les conocen más y les entienden más.

Ante el rechazo que desde algunos ámbitos se está promoviendo ante este colectivo, la responsable de esta entidad quiso hacer un llamamiento “al sentido común y la solidaridad”. “Tienen que entender que las personas que vienen solicitando refugio es porque su vida corre peligro en su país. Tienen el derecho internacional de solicitar refugio y es la solidaridad de los estados las que la hace posible”, comentó.

Son precisamente las historias humanas las que explican cómo es la labor que está haciendo Cepaim y qué lleva a la gente a marcharse de su país. Herdily y Rosanna son dos hermanas venezolanas que tuvieron que salir de su patria por la situación económica y política que se vive allí. “En nuestra universidad éramos perseguidas por salir a protestar para tener un mejor gobierno para que nuestra familia tuviera acceso a la comida, a la salud,... ese tipo de cosas que son un derecho se convirtieron en un lujo. Por esa razón decidimos salir”, explica Rosanna.

Su hermana Herdily explicó que primero llegaron a Madrid pero allí tuvieron muchas dificultades y gracias a Fundación Cepaim se trasladaron hace tres meses a Teruel. “Al principio el cambio de Madrid a Teruel fue un impacto muy grande pero cuando lo vas descubriendo poco a poco, uno se enamora de Teruel y ahora es una especie de hogar”, reconocía. Las dos jóvenes hermanas tienen claro que quieren formarse y poder tener un trabajo y confían en poderlo hacerlo en esta ciudad que les ha acogido. “Me quiero quedar. Me gusta Teruel. Uno se siente muy tranquilo. Es muy relajado, las personas son muy amables, todo el mundo se conoce. Todo esta cerca”, afirmó Herdily.