Síguenos
La fachada de la Casa el Torico irradia ya  su belleza tras desprenderse de los andamios La fachada de la Casa el Torico irradia ya  su belleza tras desprenderse de los andamios
Fachada renovada de la sede de la Caja Rural de Teruel con el color verde corporativo de la entidad

La fachada de la Casa el Torico irradia ya su belleza tras desprenderse de los andamios

La sede de Caja Rural de Teruel se muestra como un emblema del modernismo de la ciudad
banner click 236 banner 236

La fachada modernista de la Casa el Torico, sede de la Caja Rural de Teruel, luce ya una imagen renovada tras la intervención encargada por la entidad financiera. Buque insignia del modernismo turolense, la obra firmada por el arquitecto Pablo Monguió en 1912, había experimentado el paso del tiempo y había que borrar aquellas huellas producidas por la climatología y otros factores como la conjunción de distintos materiales en un mismo espacio. Algunas de esas huellas no se veían pero suponían un peligro para la cara principal de este edificio, objeto de cientos de fotografías por su ubicación en la principal plaza de la ciudad.

Siguiendo criterios conservacionistas, el arquitecto José Ángel Gil planteó el proyecto de intervención en la fachada de un edificio que considera “excepcional y emblemático” del estilo modernista en la capital turolense. Junto a él, ha trabajado la restauradora Miriam Tomás Pellicer, que ha trabajado y coordinado los diferentes oficios que han intervenido en esta restauración.

Los andamios se instalaron el pasado mes de septiembre y los trabajos se han prolongado hasta finales de junio. Coincidiendo con la celebración de Las Bodas de Isabel de Segura se desmontaron los andamios para facilitar el desarrollo de diferentes escenas que transcurren en sus balcones, la principal es la petición del beso, que Diego le hace a Isabel, momento cumbre de la teatralización de la leyenda de los Amantes.

A los pocos días volvieron a instalarse los andamios para continuar los trabajos que se han prolongado tres meses más. Una vez finalizada la actuación, a finales de junio, se descubrió el espectacular acabado final, antes de volverlo a tapar, esta vez solo durante unos pocos días, con una lona con una ilustración que reproducía la fachada. Se protegía así la fachada de los posibles daños que podía sufrir durante la puesta y la retirada del pañuelo de la Vaquilla.

Desde esta pasada semana, de nuevo, la fachada se muestra al público en todo su esplendor. Construida siguiendo un eje simétrico con tres niveles diferenciados donde los motivos vegetales son el hilo conductor, su esquina superior está culminada por un minarete. Es ahí precisamente donde estaba uno de los puntos rojos en el mapa de daños de la fachada, con numerosas pérdidas en su parte inferior como consecuencia de estar expuesto a los rigores de la climatología y los efectos del agua.

Para solucionar estas pérdidas se ha acudido a distintas soluciones como la reposición de piezas, con las reproducciones realizadas en Cerámica Punter, o la reintegración con acabados similares al original.

En el primer caso se ha añadido el año 2024, para identificar piezas nuevas, y en el segundo, se ha optado por un acabado mate para diferenciarlas de las originales.

Pintura

A la hora de pintar la fachada se ha optado por un color similar la que había en los últimos años, aunque menos violáceo, para favorecer que envejezca mejor. Durante las catas previas a la intervención se observó diferentes capas de colores, entre ellas una de tonos ocres, pero finalmente se decidió, con el beneplácito de la Comisión de Patrimonio, apostar por el tono azulado que forma parte de la memoria colectiva de la ciudad.

Previamente, se picaron las zonas que estaban deterioradas, para eliminar yesos en mal estado y sustituirlo por mortero de cal y arena. “Hemos empleado pintura de silicato de alta calidad que permite transpirar al muro”, comentó la restauradora.

Sobre la forja que conforma los balcones y que adorna la fachada con motivos vegetales destacó que en general “estaba bien conservada”. Se ha intervenido en ella con la reintegración de algunos faltantes y se ha protegido en aquellos puntos donde el agua podría entrar.

Tomás destacó de este trabajo que el proceso de intervención se había visto alterado como consecuencia de que hubo que desmontar los andamios en febrero para volverlos a montar después, lo que conllevó establecer un orden de trabajo diferente al que se sigue en estos casos. También, por trabajar en invierno, porque los morteros se podían helar y se llegaron a instalar mantas térmicas.

Con la llegada del verano la fachada luce ya lista de nuevo tanto de día como de noche, con la instalación de un nuevo sistema de iluminación led RGB, que permite cambiar de tonalidad según las circunstancias y que realza el volumen del cupulín

Conscientes del atractivo turístico y patrimonial de esta fachada, desde la Caja Rural de Teruel decidieron invertir en su restauración y lo han hecho sin la implicación de ninguna administración, a pesar de estar protegida como un Bien de Interés Cultural. La entidad adquirió el edificio en 1981 para convertirlo en su sede central, que fue inaugurada en 1982 tras un proceso de remodelación del inmueble, que en sus orígenes, 70 años antes, se había concebido como un comercio de tejidos. En los años 60, se hizo una reforma y en 2003 un mantenimiento pictórico.

José Ángel Gil en Roma


Proyección

La restauración de la fachada modernista de Tejidos El Torico, actual sede de la Caja Rural de Teruel, fue puesta como ejemplo de intervención en el patrimonio en una conferencia que José Ángel Gil ofreció el pasado mes de junio en la Universidad de la Sapienza de Roma y donde también se expuso otros trabajos llevados a cabo por le arquitecto alcañizano y su equipo, como la recuperación de la muralla medieval de Teruel, de la torre gótica de Alcañiz y de la ermita románica de Almudévar, en Huesca.

Son ejemplos de intervención en el patrimonio en diferentes épocas históricas que contribuyen a conservarlos y ponerlos en valor y que necesitan posteriormente de un mantenimiento constante para no tener que intervenir en ellos de una manera más agresiva.

En el caso del edificio El Torico, Gil destaca que el juego de materiales como la forja, los yesos y la cerámica hacen que se generen puntos conflictivos, a lo que se suma los efectos de la oscilación térmica propia de Teruel.