La escultura del Torico deteriorada tras su derribo es la original y, tras su restauración, será todavía más vulnerable
El ciclo de conferencias sobre el símbolo de la capital acaba con la conferencia de Jaime Vicente y Pilar Punter, del Museo de TeruelA la espera de tener los resultados de la analítica, el Museo de Teruel ultima el informe sobre la escultura del Torico y la propuesta de intervención sobre la figura, que es la original de cuando se instaló la fuente en la plaza. La intervención supondrá unir las piezas en las que se partió y reintegrar las partes que falten, un proceso que hará que el símbolo de la ciudad, de hierro, sea más vulnerable que antes de su derribo, un hecho que habrá que tener en cuenta a la hora de decidir sobre la futura ubicación del bien.
Análisis de la escultura del Torico: Conservación y Restauración fue el título de la conferencia que ofreció este jueves en el Museo de Teruel su director, Jaime Vicente, y la restauradora Pilar Punter.
La conferencia, que cerró el ciclo organizado por el Instituto de Estudios Turolenses y la Academia de Bellas Artes de San Luis sobre la escultura, se centró en los aspectos materiales del Torico. Se dividió en dos partes diferenciadas. En la primera, se analizaron los documentos gráficos y escritos desde las primeras noticias que se tuvo sobre él hasta la actualidad, su historia y evolución. También se habló sobre la polémicas de “la autenticidad o la falsificación”, y Vicente aclaró que es auténtico, es decir, el original de cuando se construyó la fuente en la plaza, que primero se instaló más cerca del Tozal y unos años más tarde en su actual emplazamiento.
Segunda parte
La segunda parte de la conferencia se centró en el análisis del estado de conservación actual, los problemas que puede tener, la analítica de su composición y -tomando estos datos- la propuesta de restauración y los criterios a seguir para ello.
Vicente fue categórico al afirmar que “no se dio el cambiazo” de la figura del Torico durante la Guerra Civil, porque hay datos que permiten confirmar que el que se derribó en junio es el mismo que se instaló en el siglo XIX. “Contrastando los datos históricos y documentales nos llevan a poder afirmar con bastante probabilidad que es el que se construyó en 1855, en la primera ubicación documentada y que luego se traslada a la ubicación actual en 1885”, comentó.
“A partir de 1886 no hay referencias a que se haya cambiado el Torico”, agregó y se refirió a la investigación realizada por el arquitecto Antonio Pérez al respecto. Recordó además que el cuadro sobre la Vaquilla de Salvador Gisbert contribuye a ello.
Vicente recordó que la Dirección General de Patrimonio encargó al Museo de Teruel que el Torico se depositara en el Museo de Teruel para hacer los estudios oportunos y elaborara la propuesta de restauración. Será después la propiedad, que es el Ayuntamiento de Teruel, la que decida si se restaura o no y la ubicación razonable, junto a la Dirección General de Patrimonio.
Pilar Punter explicó que ahora “conocemos un poco mejor al Torico”, gracias a los estudios que se han realizado y los análisis encargados a instituciones solventes en patrimonio metálico. “Tenemos una idea de cuáles son esos problemas, de cuáles han sido las causas, que se relacionan con el siniestro ocurrido en el mes de junio, y hemos avanzado en una propuesta de tratamiento que es lo que nos encargaron”, comentó. “Está prácticamente concluida a falta de algunos detalles que nos tienen que dar los científicos”, agregó.
Composición
En cuanto a la composición del material y el revestimiento, los análisis han concluido que es hierro, una fundición gris, habitual en esculturas de la época, en la que abundan este tipo de material en la escultura urbana. Quedaban restos de pintura verde, que ya se vieron en los estudios sobre la figura que el Museo de Teruel, y la propia restauradora Pilar Punter, realizó en 1994. Este revestimiento tenía como fin, según los expertos, aparentar que era de bronce, que se consideraba más noble que la de hierro, una práctica que era habitual en la época.
Para su restauración, habría que hacer todavía más estudios previos sobre limpieza y protección. Limpiarla y devolverle a la pieza su estabilidad química y mecánica además de la recuperación como imagen histórica y símbolo de la ciudad. Tras la limpieza habría que acometer la restauración con la adhesión de los nueve fragmentos que se conservan y una reintegración volumétrica, que sería el añadido de la materia que le falta con un material que cumpla una serie los estándares, que sea reversible y discernible a corta distancia.
“La propuesta que entra en nuestras competencias es restaurarlo como bien cultural, de forma respetuosa y dando por sentado que al bien se le dispensará un respeto”, avanzó Punter y aclaró que si el destino que se le da al Torico posteriormente es respetuoso o no con el bien dependerá de la propiedad.
“Quien lleve a cabo la restauración dará unas pautas de conservación pero no podemos decir donde se va a poner, el Museo no va a emitir una opinión sobre esto”, aclaró pero subrayó que una vez que se lleve a cabo la restauración el Torico será “más vulnerable de lo que era”, porque era de hierro, pero tras la restauración será de hierro y de otros materiales. Ahora, todavía se está a la espera de las últimas analíticas, entonces se podrá finalizar el informe, que incluye la intervención. Cuando el Ayuntamiento tenga el informe, la restauración se haría en poco tiempo, pero solo faltan tres meses y una semana para la Vaquilla así que es difícil que el pañuelo se ponga al Torico que había antes del 19 de junio de 2022. Habrá que subir de nuevo a tocar la réplica.