La crónica de los toros ensogados: Marinero se luce por la calles de Teruel
Dos heridos por asta por la mañana y un revolcón en la tarde fueron las incidenciasHacía muchos años que un ensogado no salía tres veces en la última jornada de las fiestas de la Vaquilla, pero el colorado Marinero el lunes pidió lucirse y fue premiado por los sogueros turolenses, saliendo dos veces en la segunda tanda tras la merienda, y también por los aficionados con una cerrada ovación. Sin percances de gravedad, con algunas buenas carreras y las grandes sensaciones que dejó ese animal de la ganadería de Teodoro Adell de Castellote, se saldaron los toros ensogados que enfilaron ayer el final de las fiestas de la Vaquilla, horas antes de los últimos conciertos en las peñas y de que en la medianoche se retirase el pañuelo del Torico.
Lo peor llegó durante el traslado de los toros de la madrugada. Cruz Roja tuvo que atender a dos heridos por asta de toro que tuvieron que ser trasladados al Hospital Obispo Polanco. Uno de ellos resultó alcanzado por el primero de los bravos en el muslo en los primeros compases del recorrido, en la Avenida de Sagunto a la altura del Hotel Oriente. Aunque su estado no revestía gravedad, tuvo que ser intervenido de urgencia tras lo que quedó ingresado en planta. El segundo herido por asta tuvo lugar durante el traslado del cuarto y último toro, cuando el animal volvió su cabeza en plena carrera alcanzando la mano de una de las personas que corría junto a él. También fue trasladado al Hospital Obispo Polanco.
Ya por la tarde, afortunadamente no se cumplieron los pronósticos del tiempo y aunque cayó algo de agua en torno a las 16.00 horas, el resto de la tarde la lluvia respetó la tradición y cuando llegó el momento de correr los toros el firme estaba perfectamente seco.
Los sogueros turolenses cumplieron con la liturgia clásica dentro de los corrales de la Nevera, calentando los músculos, concentrándose para manejar las carreras y escuchando las últimas recomendaciones, consejos y arengas de los más veteranos. Se sortearon los animales para los diferentes grupos de sogueros y una representación municipal, encabezada por la alcaldesa Emma Buj, deseó suerte y buen desempeño a los encargados de conducir a los astados. También hubo tiempo para que una charanga hiciera un homenaje improvisado a la Asociación Soga y Baga de Teruel y también para guardar un minuto de silencio por el fallecimiento durante el pasado año de Miguel Romero, uno de los históricos para la asociación.
El primero de los toros que salieron al Tozal no lo hizo desde la Nevera sino desde el camión, ya que sustituía al jabonero Quinado, que por la mañana había dado una gran impresión pero sufrió la rotura de uno de sus pitones.
Ese negro fue el más flojo de la tarde, y de hecho no terminó su paseo sino cuando acabó dentro del cajón en el Tozal y no salió de nuevo tras la merienda. Se esperaba más de él por no llevar encima el cansancio de la mañana y por su salida fulgurante desde el camión, pero físicamente se mostró muy conservador y dio poco juego a los sogueros.
El segundo, castaño de pelo y Marinero de nombre, fue el mejor, con abundantes carreras rápidas y limpias. El astado levantó a un mozo en la calle San Juan y le dio un buen revolcón, aunque sin consecuencias serias.
El tercero también satisfizo a sogueros y personal en la calle, con buenas carreras por la calle San Juan. El cuarto, al igual que había ocurrido por la mañana, tuvo que terminar su primera salida de la tarde en el cajón, después de que se plantara en el Torico, aunque hasta ese momento también dio cierto juego.
Tras la merienda se volvieron a correr tres toros más. El primero fue Marinero, volvió a lucirse en las calles de Teruel y los sogueros, tras hablarlo, decidieron darle la ocasión de volver a pisarlas, con una actuación que fue el broche perfecto para estas fiestas de la Vaquilla.