La Confederación Empresarial Hostelera premia a la Ruta del Tambor, la Caja Rural de Teruel, Jesús Marco y la Fonda Alcalá

El valor humano es fundamental en el sector hostelero y así quedó de manifiesto este lunes durante la entrega de los Premios de Hostelería y Turismo de Aragón 2018 en la que prácticamente todos los galardonados hicieron mención a que sus trayectorias y el empuje de sus negocios no hubieran sido posibles sin el apoyo de sus trabajadores y sus familias. Muchos de los que intervinieron apostaron a su vez por la formación del personal como forma para lograr la calidad en el servicio. El acto, organizado por la Confederación de Empresarios de Hostelería y Turismo de Aragón, se celebró en el Teatro Marín de Teruel y al mismo asistieron dos centenares de personas vinculadas al mundo de la hostelería en toda la Comunidad Autónoma aragonesa.

Entre los premiados había varias empresas de gran trayectoria familiar, como Fonda Alcalá, que abrió sus puertas en 1922 en Calaceite y, después de tres generaciones al frente del negocio, recogieron el premio a la empresa hostelera comprometida con alimentos de Aragón Miguel y Enrique Alcalá. El negocio que recibió el premio a la saga turística de Hostelería de Aragón también ha sido regentado por tres generaciones de la familia Lleida. El reconocimiento al directivo de asociación turística de hostelería fue para Jesús Marco, presidente de la Federación Aragonesa de Turismo Rural (Faratur) y de la Asociación Española de Turismo Rural (Asetur). Por su parte Caja Rural de Teruel recibió el premio a la  entidad destacada por su apoyo al sector turístico de hostelería. En esta tercera edición de los premios, el destinado a la proyección turística internacional recayó en la Ruta del Tambor y del Bombo.

También fueron galardonados José Ángel Subirá como empresario turístico de Hostelería de aragón; el grupo El Cachirulo o Rafael Abadía Loriente, responsable del restaurante Las Torres de Huesca, que recibió el galardón a la trayectoria profesional turística de Hostelería de Aragón. El reconocimiento de empresa turística de hostelería comprometida con el territorio aragonés por su contribución a la dinamización del mismo fue para Sommos Hoteles, de Benasque, en Huesca  y el deportista Diego Ballesteros Cucurull fue nombrado embajador del turismo de Aragón por proyectar la imagen de la Comunidad Autónoma a través de su actividad.

Por otra parte, en el transcurso del acto, que fue presentado por el periodista de Aragón Televisión Javier Lizaga, se hizo entrega de dos cheques por valor de 1.200 euros para la Asociación Española Contra el Cáncer en Teruel y el Hospital San José de Zaragoza. 

Jesús Marco destacó durante su intervención las ventajas que va a tener la nueva normativa de turismo rural qué será efectiva dentro de muy pocos días. Es fruto de muchos años de trabajo entre el Gobierno de Aragón, las Comarcas, los empresarios y técnicos de turismo rural y de otros sectores de la hostelería, explicó. A juicio de Marco se trata de una normativa “buenísima” puesto que supone un gran apoyo al turismo rural y a todos los subsectores que están vinculados a él. 

Por su parte José Antonio Pérez Cebrián recordó a los “pioneros” que “demostraron” que Teruel tenía mucho que enseñar a los turistas y citó a varios particulares y asociaciones cuya actividad es hoy referente, como “los locos del motor” de Alcañiz, los “vigilantes del cielo” de Arcos de las Salinas o “los que arrancan música a la piel del tambor” en el Bajo Aragón, enumeró entre otros. También se refirió a la “explosión” de Teruel en materia turística desde el año 2000 gracias a “Teruel Existe o a la Escuela de Hostelería” y precisó que en las dos últimas décadas el número de hoteles, restaurantes y casas rurales “se ha cuadruplicado”. Pérez Cebrián también se mostró reivindicativo durante su discurso y señaló que “con más infraestructuras y apoyo sería más fácil” porque, añadió, “golpes como el de la térmica nos hacen dar pasos atrás necesarios”. 

Segundo Bordonaba, presidente de la Ruta del Tambor y del Bombo, reconoció estar orgulloso por el reconocimiento y señaló que la Semana Santa del Bajo Aragón transmite valores de índole espiritual y religioso, pero también es un importante repulsivo económico y social, y citó que un estudio realizado hace un par de años cifró en 9 millones de euros la repercusión económica de esta manifestación cultural. Bordonaba recordó que el próximo jueves se reúne el comité de la UNESCO que decidirá si las tamborradas de 17 pueblos de España –entre ellos los nueve de la Ruta del Tambor– pasan a integrar la lista de Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.  En el Bajo Aragón Histórico esperan el día con ilusión puesto que llevan ocho años trabajando en ello y “todo apunta a que por fin va a ser una realidad”, manifestó. 

Los propietarios de la Fonda Alcalá de Calaceite, Miguel y Enrique Alcalá, han sabido conjugar en su establecimiento las tradicionales judías blancas con sardina que ya servía su abuela con platos más innovadores, eso sí, siempre con materias primas de Aragón y, a ser posible, del Matarraña, una zona que, en palabras de Miguel Alcalá, “ayuda mucho a trabajar con el turismo” debido a sus atractivos paisajes.