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La Confederación del Ebro dice que no pudo prever la fuerza del agua en las tormentas La Confederación del Ebro dice que no pudo prever la fuerza del agua en las tormentas
Una excavadora trata de eliminar los metriales arrastrados por el agua a la rambla que cruza Báguena. Archivo

La Confederación del Ebro dice que no pudo prever la fuerza del agua en las tormentas

La CHE asegura que ha invertido un millón de euros en el mantenimiento y conservación de cauces
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José Luis Rubio

La Confederación Hidrográfica del Ebro afirma que se han invertido “más de un millón de euros en los últimos 5 años en las Cuencas del Jalón y el Jiloca, en las provincias de Teruel y Zaragoza” dentro del Programa de Conservación y Mantenimiento de Cauces, señaló ayer el organismo de cuenca que añadió, además, que “en los últimos años se ha actuado en los términos municipales turolenses de Burbáguena, Monreal del Campo, Calamocha, Báguena, Fuentes Claras y San Martín del Río, entre otros”.

La CHE respondió a DIARIO DE TERUEL después de que algunas voces se preguntasen por el grado de responsabilidad de la Confederación en las riadas ocurridas en varios municipios de la comarca del Jiloca, refiriéndose al mantenimiento y limpieza de estos cauces.

Sin embargo, desde la CHE se aseguró que esas arrambladas no hubieran podido evitarse porque “son fenómenos extremos y excepcionales como en el caso reciente de las lluvias torrenciales” y solo “una vez pasado el episodio, se puede actuar en las ramblas de los montes y en los cauces, retirando obstrucciones de sedimentos y restos vegetales depositados durante el transcurso del evento y desarrollar la labor de seguimiento y vigilancia que realiza la guardería fluvial de la CHE”.

Tras las riadas que entre el 30 de agosto y el 4 de septiembre asolaron un buen número de municipios en la mitad más occidental de la comarca del Jiloca, la CHE asegura que “ahora mismo se están inventariando los daños, de modo que luego se evaluarán y ya se podrá hablar de acciones (...) en la zona aragonesa de la margen derecha del Ebro, técnicos de la CHE han estado en el terreno evaluando el estado de los cauces, así como los daños en infraestructuras propias. Ahora mismo se está procediendo al inventariado de los daños, luego se valorarán y se tomarán medidas”. Una vez recopilada toda la información y analizada la situación, se valorará la necesidad de acometer actuaciones dentro del ámbito competencial de la Confederación, concluyó.

Sobre las inversiones que pudiera acometer el organismo de cuenca para prevenir nuevas avenidas, desde la CHE se insiste en que “las inversiones y el trabajo son continuos” y, continuó afirmando que “uno de los objetivos de la Confederación es reducir o aminorar los daños por inundación. De la mano del Plan General de Riesgo de Inundación, con competencias para todas las Administraciones públicas, autonómicas, locales y del Estado”. Además del programa de Conservación y Mantenimiento de Cauces, la Confederación también se refirió al Plan Nacional de Restauración de ríos y Ebro Resilience, “que con fondos del Estado y también autonómicos engloban la mayor parte de las acciones que realiza la Confederación en materia de gestión de los daños por inundación”, añadió.

Orografía

La Confederación explicó algunas de las causas físicas de las escorrentías que devastaron la zona durante esa semana afirmando que “cuando llueve intensamente en terrenos como los bosques o dehesas del Jiloca, el agua de lluvia se infiltra poco en el terreno debido a varios factores (pendiente pronunciada, suelos poco permeables…), generándose en determinados casos flujos torrenciales”. En estos casos, continuó la respuesta de la CHE, “a medida que el agua fluye rápidamente, también tiene la capacidad de arrastrar sedimentos (arenas, gravas, piedras, incluso árboles y otros objetos). El caudal alto proporciona suficiente energía al flujo de agua para movilizar estos materiales, produciendo erosión y transporte de sólidos. Cuanta más energía tenga el flujo, mayor es la capacidad del río para transportar sólidos (incluso rocas grandes), lo que puede causar daños a infraestructuras como puentes, caminos o carreteras”.

Así, la Confederación Hidrográfica del Ebro señaló con contundencia que “uno de los objetivos de la CHE es aminorar y reducir  los daños que inevitablemente provocan las inundaciones”, para lo que recurre al “Plan General de Riesgo de inundación (PGRI), en el que participan distintas administraciones (especialmente las locales y autonómicas) de toda la Cuenca, conjuntamente con la Confederación”.

Valoraciones

Los primeros balances de los daños provocados por las sucesivas tormentas que durante casi una semana asolaron media comarca del Jiloca y otros territorios dejaron cifras elevadas.
El Ayuntamiento de Báguena, uno de los municipios más afectados por las riadas, contrató a un gabinete de arquitectos para cuantificar los daños en infraestructuras municipales. La valoración superó el millón de euros.
Al tiempo, el Gobierno de Aragón cifró en 5 millones de euros los daños provocados por las riadas y las tormentas. La vicepresidenta del Gobierno de Aragón, Mar Vaquero, concretó que las afecciones más cuantiosas se produjeron en carreteras, y se estimaron en 3,5 millones, mientras que en lo concerniente al departamento de Medio Ambiente ronda el millón de euros y se centran en instalaciones de suministro de boca, como es el caso de Campo y Yaso en Huesca, Monterde en Zaragoza, y Báguena y Burbáguena en Teruel.