La comunidad ucraniana en Teruel no se olvida de sus compatriotas
Viven preocupados por el recrudecimiento del conflicto tras 8 meses de guerraLa comunidad ucraniana en Teruel volvió a salir a la calle esta vez con motivo de un concierto benéfico de los cantantes Dmitro y Nazarity Yaremchuk. Estos ucranianos viajan por distintos países europeos ofreciendo conciertos y recogiendo aportaciones económicas que destinan a adquirir medicamentos y equipamiento sanitario para enviar a su país. Se da la circunstancia además que en Teruel vive una hija de Yaremchuk, por lo que su presencia en la ciudad tenía una vertiente personal.
El concierto fue organizado en colaboración entre Accem, la entidad en la que está acogida la hija de este artista ucraniano, y el Ayuntamiento de Teruel.
En estos momentos, Accem trabaja con doce personas alojadas en viviendas en la capital. Llegaron a ocuparse de 50 personas pero muchas han regresado a su país o se han ido a otros destinos.
El Ayuntamiento de Teruel, a través de la Concejalía de Servicios Sociales, continúa trabajando con la comunidad ucraniana. Si en los primeros meses aportó ayudas de urgencia e instalaciones para la recogida de material, además de facilitar el acceso al deporte escolar para los jóvenes que llegaron a la ciudad, ahora está trabajando en otras líneas de ayuda, como la colaboración con el comité autonómico de emergencia, la organización de un carrera solidaria o de una nueva recogida de material en los próximos días.
Ocho meses después de que comenzara el conflicto bélico entre Rusia y Ucrania, la comunidad ucraniana en Teruel sigue trabajando para hacer llegar a sus compatriotas lo que necesitan. Las aportaciones se centran en ayudar en la adquisición de artículos que les demandan desde el frente a través de contactos de personas que viven allí. De esta manera, se aseguran que el esfuerzo merece la pena y que lo que hacen es útil para ellos.
La comunidad ucraniana en Teruel volvió otra vez a reunirse en torno al concierto. Tatiana Shapovalova y Oleksandra Malysheva llevan 15 y 13 años viviendo en Teruel, pero están preocupadas por la situación de sus familiares y amigos en su país. “Mi madre que vivió en España y se había vuelto a Ucrania está de nuevo aquí pero mi hermano y mi sobrino están en Kiev y no pueden venir”, contaba Tatiana, que explicó que cuando comenzó la guerra también se vino una amiga suya con dos hijos y ahora están viviendo en Teruel, trabajando y estudiando aquí.
Natalia Chernyuk lleva 18 años en España. Aquí también están su madre y su tía y el sábado llegó su suegra porque la situación en Ucrania se está recrudeciendo.
Vasyl Bondarenko lleva 15 años viviendo en Teruel y ha sido uno de los ucranianos más activos a la hora de recoger y hacer llegar la ayuda a su país a través de contactos que mantienen allí. Ahora su preocupación se acrecienta porque su esposa ha tenido que volver al país.
Victoria Zibnytska está trabajando como traductora para traer conductores ucranianos de tráilers a Teruel, donde se podrán asentar con sus familias.
Entre los turolenses, además de los profesionales de las organizaciones humanitarias que están trabajando con las familias que se han asentado en la provincia, también hay voluntarios que les han ayudado y han puesto su experiencia a la hora de gestionar voluntariado a su servicio para poder cubrir sus necesidades básicas que les iban surgiendo.
Este sería el caso de Encarna Catalán, que no solo les ayudó al principio en la recogida y la organización de material que luego se iba a enviar a la zona del conflicto sino que luego ha mantenido el contacto para facilitar la vida en Teruel a los recién llegados o para adquirir objetos concretos que desde Ucrania les recamaban a sus compatriotas aquí. Tiene un grupo de whatsapp de otros turolenses dispuestos a echarle una mano. En este tiempo ha visto cómo hay familias ucranianas que han vuelto a su casa, con los que mantiene contacto y ahora “están muy preocupados”.
La mayoría de los refugiados, en la fase dos de protección
Las organizaciones sociales y humanitarias continúan trabajando con los refugiados ucranianos que llegaron a la provincia de Teruel a partir del mes de marzo, la mayoría eran mujeres y niños pero también personas mayores. En este tiempo ha habido mucha movilidad. Muchos se han vuelto a su país o a otras comunidades autónomas y otros que en un primer momento estuvieron en centros de acogida ahora viven en viviendas, que estas organizaciones les han ayudado a conseguir.
Cruz Roja sigue gestionando un centro en Utrillas pero el de Cella ya se ha cerrado. En el primer caso se ha reducido el número de plazas para que haya una mayor comodidad y actualmente hay 45 en este centro que ha pasado de ser de emergencia a acogida. Unidades familiares que había allí acogidas, al igual que en Cella, se han trasladado a un piso, porque han encontrado un empleo. Cruz Roja sigue ayudándoles en esta fase con una trabajadora social de referencia y con la búsqueda de una vivienda digna. Actualmente hay unas 25 personas en esta fase. Desde que llegaron a la provincia el idioma ha sido uno de los principales inconvenientes y se han puesto en marcha diferentes iniciativas para que avancen en el aprendizaje.
Cepaim también trabaja con la comunidad ucraniana que llegó a Teruel por la guerra. Algunos están todavía en la fase 1 y otros ya han pasado a la fase 2. En el primer caso están dos unidades familiares y dos de convivencia, que son aquellas que mantienen lazos familiares pero no de progenitores a hijos. En el segundo se encuentran cuatro unidades familiares y una de convivencia. Llegaron a atender a más unidades pero también destacan que hubo familias que se han ido a otras comunidades autónomas o regresaron a su país. En la mayoría de los casos ese era su objetivo pero en las últimas semanas la situación se ha recrudecido en Ucrania y hay casos en que han decidido esperar.