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La caída del Torico y su columna copan protagonismo en el desfile y merienda de las peñas en el coso taurino La caída del Torico y su columna copan protagonismo en el desfile y merienda de las peñas en el coso taurino
Uno de los Toricos que se vieron el domingo, antes de entrar a la plaza. M.A.

La caída del Torico y su columna copan protagonismo en el desfile y merienda de las peñas en el coso taurino

Nuevo derroche de ingenio en una plaza de toros en la que también pudieron verse los ensogados del lunes
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Estaba cantando, el domingo ganó por goleada el Torico y la columna rota. No han tenido ni un mes de  tiempo los vaquilleros desde la rotura de la fuente, el 19 de junio, pero el disfraz -más que disfraces parecían montajes escénicos, con coreografía incluida- que más se repitió durante el desfile de las peñas que antecede a la tradicional merienda de la tarde del lunes hacía referencia al incidente más comentado en todos los corrillos.

Menos mal que el símbolo de Teruel es un toro sobre un capitel, que si llega a ser la Muralla China el dichoso disfraz hubiera causado más luxaciones de hombro que las vaquillas de la tarde, pero lo cierto es que el domingo se veían por la calle columnas de corchopán suficientes como para construir tres partenones griegos.

No es mala idea que el desfile se tematice para soltar algún que otro reproche, de buen rollo, a la gestión política, en plan falla valenciana o chirigota gaditana. Nunca es tarde para reinventar la tradición, aunque mientras tanto ayer se cumplió con la de la merienda como mandan los cánones, o como mandaron hasta 2019.
 

Peñistas de Los que Faltaban y su Torico abatible, recordaron con humor las vicisitudes por las que ha pasado el Torico. Pedro Sabio

Varias chicas ataviadas a guisa de la serie Winx Club. Pedro Sabio

Pudieron acceder al coso taurino donde se celebra los peñistas del Despiste, Nos An Soltao, La Unión, El Rescate, Ultramarinos, Los Bohemios, Los Marinos y La Botera. Y al ambiente festivo clásico, en medio de lo que se han convertido en el auténtico carnaval turolense en mitad de julio, como hacen en Santiago de Cuba.

Como todos los años se exhibieron los toros de soga que en la madrugada se trasladaron hasta la Nevera, para ser corridos a lo largo de la jornada de hoy. Volverán a repetir los de la ganadería de Teodoro Adell, que fueron los que se corrieron en 2019. Los entendidos todavía recuerdan de ese año a Marinero, del hierro de Castellote, que dio tanto juego en la soga del lunes que llegó a salir en tres ocasiones, una cuando le tocaba y dos más en la segunda tanda de la merienda.

También se soltaron vaquillas enfundadas de los Hermanos Monferrer, de Formiche Alto, que se saldaron sin incidencias dignas de mención aunque provocaron numerosos revolcones y situaciones más cómicas que otra cosa, que es de lo que se trata.

Pese al calor sofocante de la tarde, hasta quienes merendaron en Sol derrocharon alegría y ganas de bailar, con las charangas dándolo todo. En la grada o sobre la arena, cuando los toros y las vacas lo permitían, el coso taurino y antes de eso el Viaducto y la avenida Segorbe que da acceso a la plaza se convirtió en un catálogo de disfraces divertidos, sexys, imaginativos, desvergonzados, reivindicativos y trabajados, algunos muy trabajados.

Superhéroes

Desde superhéroes a policías, fichas del parchís, teletubbies, un equipo de baloncesto de la NBA de los años 60, cuando el pelo a lo afro partía la pana, dinosaurios, o atuendos de difícil catalogación que, en el peor de los casos, contribuían a dar colorido y alegría a la tarde.

Y las columnas ya mencionadas, claro, alguna con el Torico pegado con cola blanca y en equilibrio precario, y en otros casos colgando o directamente en brazos de un operario con cara de circunstancias. El disfraz de Los Que Faltaban incluia un tipo disfrazado de alcaldesa, y corearon el nombre de Emma Buj desde el albero. Nada que no pudiera digerirse con sentido del humor, y algo completamente comprensible después de que el sábado ninguna peña protestara oficialmente por el asunto de la rotura del monumento en el campanico o la puesta del pañuelo.

Ninguna referencia a la pandemia o a la covid-19. Como broma ya está bien y nadie quiso nombrar a la bicha, al virus que se ha llevado a millones de personas en todo el mundo, amén de dos Vaquillas, y que todavía colea. Y eso que volvemos a vivir, a ver hasta cuando, y a compartir vasos y besos como cuando no teníamos ni idea de lo que es un coronavirus. Lo que hace un año parecía algo que no volveríamos a hacer, compartir un vaso con alguien no conviviente, ha vuelto a ser habitual el viernes, el sábado y ayer durante la merienda, en la que no faltaron los regañados ni el embutido, ni los porrones de vino, mucho más indicados que los vasos de plástico para estos trances.

 

  • Las peñas ofrecen lo necesario para reponer fuerzas

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  • La puesta del pañuelo concentra a miles de personas en la plaza del Torico

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  • La imaginación festiva no conoce límites

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  • El Vaquillero del Año, Fito Rodríguez

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  • Tras la puesta del pañuelo, la alegría se desborda

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  • Peñas y bebida para combatir el calor

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  • La curiosidad de pequeños y mayores, resguardados en el balcón

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  • El sábado de Vaquilla es un día sin horizonte final

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  • El Torico, con su pañuelo, parece observar lo que tiene alrededor...

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  • Asistentes al nombramiento del Vaquillero del Año, al ritmo que marcó este

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  • Llevar el pañuelo hasta la columna del Torico es una auténtica hazaña

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  • Y la plaza, a tope

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