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La ayuda social cambia la vida de las personas con necesidades de autonomía La ayuda social cambia la vida de las personas con necesidades de autonomía
Pilar Esteban, en su casa, muestra el teléfono móvil que le permite estar conectada con las aplicaciones que necesita para el día a día

La ayuda social cambia la vida de las personas con necesidades de autonomía

El proyecto Acap sigue y controla a más de 370 usuarios en Teruel
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La ayuda social es uno de los capítulos nunca suficientemente valorados, pues solo los que sufren pueden dar fe de lo que supone que alguien preste su colaboración para tener un cierto grado de independencia y autonomía personal.

Pilar Esteban Navarro es una persona que, ahora, vuelve a disfrutar de la vida, pero siempre con determinadas limitaciones. Su historia comienza cuando, al poco tiempo de jubilarse y tras una caída, se inician una serie de vicisitudes que parecen no tener fin, hasta que, a través de una consulta en el centro de salud, una asistente social le abre los ojos y ve que puede recuperar cierta capacidad de movimientos y la posibilidad de vivir sola.

“No hubiera podido estar sola si no me hubieran ayudado”, comenta Pilar. Tras toda una vida trabajando como administrativa en la sanidad pública y cuando la ilusión de vivir, viajar, tener tiempo libre, disfrutar de la familia y los amigos era el motor para seguir activa y saborear la jubilación, se ve abocada a disponer de ayuda para continuar su vida.

“La asistente social me lo preparó todo”, señala con alegría Pilar. Su estado de ánimo actual no tiene nada que ver con el que tenía hace poco más de un año, ya que, a pesar de haber tenido muy buen humor y ser muy optimista, decayó hasta tal punto que “estaba triste, la sonrisa se me había ido de la cara”, puntualiza esta jubilada.

Por su deteriorado estado estaba a punto de ir a una residencia, pues ya no podía valerse por si misma y necesitaba todo tipo de ayuda. Sus dolores en la espada eran de un calibre que no le permitían tener unas condiciones mínimas para estar en su casa, pues era ya casi totalmente dependiente. Fue su sobrina quien frenó esta decisión y la que le propuso buscar una alternativa.

El proyecto Acap ofrece una solución para dar salida a este tipo de problemas. Desde la Fundación DFA llevan a cabo la labor para corregir las dificultades que surgen en casos como el de Pilar. Es un proyecto piloto, innovador y que ofrece apoyo, acompañamiento, seguridad y bienestar a las personas, fomentando la autonomía personal y la permanencia en su domicilio. La financiación proviene de Fondos de la Unión Europea y del Gobierno de Aragón.

Beneficiarios

Acap (Apoyos Conectados para la Autonomía Personal) tiene un amplio espectro de personas que se pueden acoger a estas ayudas desde los 30 hasta los 98 años, aunque la media de los actuales usuarios está entre los 70 y los 85 años de edad.

El único requisito es no ser totalmente dependiente y tener un cierto grado de autonomía. Va dirigido a personas que conservan su autonomía, pero que en ocasiones pueden encontrarse solas o necesitar ayuda en algún momento del día.

Uno de los objetivos del proyecto es prevenir la institucionalización de personas semidependientes o con cierta discapacidad o para personas mayores en general, que con apoyo pueden continuar en su domicilio sin ir a una residencia y perder de esa forma, paulatinamente, su independencia.

Otro de los patrones típicos son las personas con fragilidad, que viven solas o con apoyos familiares insuficientes. También se incluyen personas que tienen problemas de salud, pero que necesitan de un mayor control y para prevenir complicaciones. Asimismo, personas que tienen necesidades de apoyo para determinadas actuaciones de la vida diaria.

Las atenciones que reciben estos modelos tienen la intención de cuidar de las personas para que tengan una vida independiente y con prevención en su salud para evitar el aislamiento social.

Servicios y tecnología

El apoyo dispensado lo prestan trabajadores profesionales pero también voluntarios que ejercen la tutela sobre estas personas que necesitan ayuda puntual en algunos momentos del día o para determinadas tareas. El voluntario ejerce una función de acompañamiento, bien para pasear, ir a comprar o ayudas suplementarias.

Pero la planificación está supervisada por servicios profesionales de proximidad. Terapeutas ocupacionales, psicólogos, personal de enfermería o técnicos de promoción de la autonomía son los que realizan la labor principal. Estos últimos marcan tareas de formación en cuidados de personas dependientes y enseñan a los voluntarios a ayudar a acostarse o levantarse a estas personas semidependientes, ayudas en el aseo personal, paseos, compras, gestiones administrativas, ayuda en la participación social o simplemente para que tengan la voluntad de salir de casa y comenzar a socializar.

Otro apartado importante son las soluciones tecnológicas que ofrece este proyecto. A través de un teléfono smartphone, se pueden descargar tres tipos de aplicaciones que son apoyos disponibles: para la movilidad, para el hogar y para el cuidado de la salud. ViveLibre es la aplicación que permite conectar a la persona con los profesionales que controlan todos los parámetros referentes a estos tres apartados.
 

Su vivienda está equipada con los aparatos y tecnología necesaria para estar controlada en todo momento 

El de la Movilidad -a modo de teleasistencia-, permite asistir al usuario dentro y fuera de su hogar y desde una unidad de apoyo que está disponible las 24 horas y los 7 días a la semana. Este dispositivo, instalado en el teléfono, aplica geolocalización, recordatorios personalizados y una aplicación para que otro familiar pueda compartir los datos del usuario y sus actividades.

ViveLibre Hogar es un sistema con sensores incorporados en el domicilio del usuario, garantizando siempre la privacidad y protección de datos. Estos sensores monitorizan la actividad física para prevenir situaciones de riesgo y analizar la evolución de la propia actividad o de la salud a lo largo de un periodo.

ViveLibre Salud tiene todas las funciones médicas para medir la constantes vitales, que a su vez están conectadas a la aplicación móvil y permite obtener información no solamente al usuario, sino también los profesionales sanitarios encargados de su seguimientos (médico de atención primaria o enfermería) como de cualquier familiar o tutor que esté en la supervisión de la actividad de dicha usuaria o usuario.

Estas tres variedades disponen de un dispositivo (tipo botón de emergencia, widget verde) que puede proporcionar ayuda inmediata cuando se solicita. Además, también está la variante del smartwatch, un reloj que detecta parámetros de actividad y que a futuro también podrá detectar las caídas; el reloj también dispone de botón de emergencia (widget verde).

Usuarios

El proyecto Acap ya está en marcha pero debe cumplir unos objetivos para continuar y tener estabilidad en la oferta de servicios.

Por el momento, en Teruel y provincia, ya hay 370 usuarios y otros 42 están en proceso de aceptación, aunque estas cifras son cambiantes ya que el proceso está abierto y se siguen recibiendo peticiones.

Teruel está dividido en cinco áreas: Bajo Aragón, Andorra-Sierra de Arcos, Jiloca, maestrazgo y Comunidad de Teruel. En Jiloca tuvo muy buena acogida, siendo Cella, Celadas y Bordón las que ya están en funcionamiento, mientras que Tronchón y Riodeva está previsto que entren a funcionar después del verano.

Prácticamente todos los grupos realizan actividades grupales, dirigidas por un terapeuta ocupacional, en la que son habituales los talleres de memoria, la estimulación cognitiva, la movilidad y el ocio o las manualidades, con el fin de mantener la actividad social y el mantenimiento de las funciones musculares.

En Aragón también esta implantado este servicio que, además de Teruel, ofrece Huesca: Hoya de Huesca, Somontano de Barbastro, Los Monegros, Cinca Medio y Bajo Cinca. Mientras que en Zaragoza lo ofrecen la comarca de Campo de Belchite y Zaragoza central.

Este proyecto nace como respuesta y para el desarrollo de proyectos innovadores, con el fin de prevenir la institucionalización de personas mayores, dependientes y personas con discapacidad mediante el desarrollo de servicios de apoyo comunitario de teleasistencia avanzada y de cuidados de larga duración.

Para la realización de este trabajo se han establecido una serie de puntos guía y siempre con la premisa de no ser invasivo en las decisiones ni en las propuestas, contando en todo momento con el visto bueno de los usuarios.

“Antes de prestar servicio, hay una valoración para conocer la situación personal y para establecer los servicios y los dispositivos de salud, tales con el medidor de tensión o de peso, entre otros”, señaló”, Marta Fraj, trabajadora social de este proyecto.

El tiempo límite para evaluar el trabajo se fija en marzo de 2025, cuando está previsto que se alcancen los 525 usuarios.

Dedicación

La labor social que desarrollan determinados colectivos es siempre una cuestión que merece el reconocimiento por parte de las instituciones, pero también de la sociedad en general.

Estos profesionales y voluntarios garantizan el trabajo bien hecho y la certeza de que, con su dedicación, los usuarios que reciben su ayuda tendrán una correcta atención, además de un servicio profesional y de garantías.

No estamos precisamente sobrados de personal que desarrolle y cumpla una función esencial para personas que, sin ser totalmente dependientes, necesitan más de dos manos (las suyas) para hacer tareas simples o para poder tener un mínimo de calidad en su día a día.