Juan Vela, director del centro Covid de Gea: “Estamos centrados en los cuidados postcovid porque deja muchas secuelas”
“Hemos de aprender a equilibrar medidas preventivas con socialización, es nuestra forma de vida”El responsable de Cruz Blanca en Teruel, Juan Vela, reconoce que ha sido un verano duro. La residencia de Burbáguena que sufrió un importante brote de coronavirus vuelve poco a poco a la normalidad y en el centro Covid de Gea de Albarracín atienden a los mayores que llegan para aliviar la situación de sus propios centros. La humanización de los cuidados continúa siendo el eje de la labor de esta entidad que está integrada en Fundación Lares.
-Poco a poco la residencia de Burbáguena va volviendo a la normalidad. ¿Cómo está la situación actualmente?
-En Burbáguena, en la residencia están todos ya negativos y se está volviendo a la reorganización del centro. Hay un equipo que está reflexionando sobre los temas de la propia residencia, cómo mejorar algunos de los protocolos. Nos gusta cada poco tiempo revisarlos y ahora con mayor motivo. Se revisan dentro de los que ha mandado el Gobierno de Aragón y siempre se pueden mejorar o adaptarlos mejor. Estamos en el tema del postcovid que es el cuidado que tenemos que hacer a las personas después del periodo que han tenido porque el Covid también deja sus secuelas: todo el tema físico de ejercicio, la movilidad y se está trabajando mucho en la vuelta a la socialización, dentro de las posibilidades que tenemos en el centro.
-¿Hacia dónde van esas líneas de mejora en la organización de esta residencia?
-Las mejoras van en la adaptación, en temas como incrementar la información preventiva en los espacios. Cuando se puedan hacer visitas, revisar de qué forma se harán. Tener en cuenta no solo al personal sino a otras personas que pudieran entrar en el centro como personal sanitario o proveedores... Hay varios elementos que se están trabajando ahora.
-¿Cómo se ha vivido toda esta situación tan difícil?
-Es un momento que se vive con mucha intensidad, con mucho dolor y al mismo tiempo con mucha fuerza de mejorar, de intentar que no vuelva a pasar e intentar volver a la normalidad cuanto antes, de reducir el daño. Esos son los elementos fundamentales, sin olvidar nunca el humanismo. Estar cerca de la gente, de las familias, con todo lo complicado que a veces puede resultar entender esta situación que indudablemente es complicada. La prevención sin humanismo tampoco tiene mucho sentido. Tenemos que aplicar todas las medidas preventivas y todo lo que nos mandan siempre desde ese concepto.
-Desde la Administración se planteo que quizá había habido cosas que no se habían hecho bien, ¿cómo está ese proceso de investigación?
-De ese tema no hemos tenido información ninguna, a parte de la de los medios de comunicación, nosotros no hemos tenido más notificación. Ellos están haciendo alguna investigación, nosotros en este momento estamos alejados de esa investigación.
-El Centro de Gea de Albarracín está de nuevo en funcionamiento.
-Va a estar todo el año en la misma dinámica de poder apoyar a centros y residencias de Aragón. En el momento actual se está apoyando a algunas residencias de Zaragoza que tenían casos positivos y negativos. Han estado trayendo a personas negativas pero en esa línea de posibles positivos, son personas con PCR negativa pero el tratamiento que hacemos es de posibles positivos.
-¿Cuántas personas hay ahora?
-Va variando el número según las necesidades, ahora hay siete.
-¿Cuales son los principales cambios respecto a la primera fase del centro?
-Al principio tuvimos todos que aprender. Esto no traía un manual de uso de la pandemia. En esta segunda oleada ya teníamos cierta experiencia. Los profesionales habían hecho toda la formación adecuada, el centro estaba totalmente preparado. Al principio tuvimos que contar con el apoyo de empresas y del propio Gobierno de Aragón y ahora eso ya estaba todo preparado. En esta segunda oleada es todo más sencillo, dentro de las complicaciones que tiene.
-En junio no se pensaba que pudiera llegar tan pronto la reactivación de este recurso, se pensaba en el otoño pero ha sido un verano muy complicado.
-Sí, el verano ha sido muy complicado en todo Aragón, sobre todo en la parte de Zaragoza y Huesca pero que ha afectado también a Teruel. El Gobierno de Aragón con muy buen criterio no cerró nunca el dispositivo al 100% sino que lo puso en retén y eso facilitó que desde el minuto cero ya estaba todo montado. Es una buena iniciativa que no la tienen muchas comunidades autónomas.
-¿Qué es lo fundamental para enfrentarse a un centro covid?
-Hemos tenido que normalizar la actuación covid dentro de nuestro día a día. Ya no es una situación excepcional llevar un epi, no es una situación excepcional tener la prevención con la persona que atendemos sino que es lo habitual. Esa normalidad nos ha llevado a facilitar la humanización y el trato. Hay que estar alerta pero no hay que tener miedo.
-¿Cómo han vivido los mayores en Gea este brote?
- La sensación que me ha dado es que en esta segunda fase la fuerza del virus se ha manifestado de una forma menos virulenta lo cual nos ha ayudado a tener un trato más tranquilo y esperanzador. Les decíamos que era una experiencia nueva que íbamos a vivir juntos, que era un periodo que intentaríamos que fuese corto pero que intentaríamos que fuera feliz para ellos. Se ha intentado seguir haciendo, dentro de las posibilidades, comunicación con las familias, todo lo que les ayuda un poco al día a día en un espacio muy agradable.
-En Burbáguena los mayores han perdido a sus amigos, ¿cómo se gestiona esa parte emocional?
-En la pandemia lo más duro es la pérdida. La muerte. Es importante el acompañamiento a la familia y a la propia persona que está en una situación tan grave. Es verdad que aunque es una pérdida previsible, ya que en su mayoría tenían más de 90 años y tenían patologías graves, pero no deja de ser una pérdida y una pérdida dentro del proceso de la pandemia se vive siempre con otro color, con el color de lo injusto que es esta enfermedad que selecciona a una parte de la población más débil. Eso es como lo sienten. Se ha reforzado muchísimo el acompañamiento a estas personas y al resto de la gente, a los compañeros que se han quedado. Se trabaja desde la sinceridad, desde el compartir, el asumir cómo la vida es un proceso y que en ese proceso está la muerte integrada y cómo tenemos que salir adelante y seguir luchando.
-¿Cómo ve la situación actual de las residencias en Teruel y Aragón?
-El sector de las residencias tiene que pasar por una transformación a todos los niveles, normativo y organizativo. Tanto la patronal como la Administración tienen que trabajar de la mano en varias líneas. Dignificar el sector y a sus profesionales es un tema importantísimo. Los cuidados siguen siendo trabajos de segunda clase en nuestra sociedad y eso es una humillación que no se lo merecen profesionales que trabajan de una forma tan espléndida. Hay que trabajar también hacia los modelos en los cuales sea la persona la que elija cuál es el modelo residencial en el que quiere vivir, es decir, donde escuchemos a las personas mayores. Otro tema importantísimo es la coordinación socio-sanitaria. La gente quiere vivir en un centro social no en hospitales. Tiene que haber una sanidad para todos la misma, gratuita y universal y eso implica que las personas mayores no tengan un sistema sanitario diferenciado que no sea el de la salud pública.
-¿Vivíamos de espaldas a la realidad de los mayores y las residencias y el virus nos ha puesto delante?
-Sí, es evidente. Desde Lares siempre se ha pedido una visión con empática hacia las personas mayores y una escucha a sus demandas y necesidades. Tristemente todavía no les hemos dado la palabra suficiente. Son parte de la solución.
-¿Cómo se puede llegar al equilibrio entre que los mayores tengan su hogar y la prevención del virus?
-Es un reto. Tenemos que aprender a equilibrar medidas preventivas con socialización porque es nuestra forma de vida. Ahora tendremos que aprender a poner los medios y a ser imaginativos.