Juan Marco, director de Cáritas en Teruel: “Cada uno de nosotros nos tenemos que preguntar qué podemos hacer por los demás”
La entidad decidió afrontar la lucha contra el Covid-19 “estando al lado de la gente” y prestando sus serviciosEl director de Cáritas Diocesana de Teruel y Albarracín, Juan Marco Deler, habla de la situación a la que se enfrenta esta entidad desde que se inició el periodo de confinamiento, en el que han mantenido y reforzado sus servicios e invita a hacer una reflexión y preguntarnos ¿qué puedo hacer yo por los demás?.
-¿Cómo afronta Cáritas Diocesana esta crisis sanitaria?
-Cuando comenzó todo el tema del Covid-19 nos planteamos cómo afrontar esta situación y nos dimos cuenta de que no podíamos hacer otra cosa que estar al lado de la gente. Decidimos hacerlo prestando todos nuestros servicios. Funciona la lavandería, hacemos la recogida de ropa para que los contenedores no estuvieran saturados pero sobre todo reforzamos los servicios de atención a las personas.
-¿Cómo lo han hecho?
-En función de las normativas que se han ido sacando y con los medios telemáticos que hay o trabajando en vivo y en directo como hemos hecho con el albergue.
-¿Qué plantearon para este centro?
-Nosotros sabíamos que en Teruel había unas cinco o seis personas pidiendo habitualmente en la calle. Entonces planteamos al Ayuntamiento que no podían seguir viviendo en la calle y les propusimos que el albergue se convirtiera en un centro de acogida de transeúntes y de estas personas. Tuvimos que adaptar el albergue a la legalidad. Las habitaciones dobles, que entonces había cinco, había que adaptarlas a individuales. Empezamos con seis personas y ahora tenemos 11. Hemos tenido que acomodar la casa, convertir despachos en habitaciones y ampliar con nuevas habitaciones. También tenemos una cama en el salón de actos por si viniera otra persona. Los usuarios están confinados y estamos viendo que entienden la situación, que cambian, que se sienten mejor pero nuestra reflexión es qué va a pasar con ellos cuando acabe todo esto. Esto lo planteamos antes de hacernos cargo de la gestión, que comenzó el pasado 1 de abril. Mientras siga esta situación mantendremos así el servicio, que es atendido siempre por dos trabajadores.
-Junto con el Ayuntamiento también se puso en marcha un programa de talleres. ¿Cuál es el objetivo?
-El empoderamiento de estas personas. Se han hecho varias sesiones y es un trabajo que vamos a seguir haciendo mientras esto dure porque puede dar sus frutos. Esto es un proceso muy lento pero vemos que hay posibilidades. Si luego tienen que salir, que les quede el gusto de venir al Hogar con Corazón de Cáritas y no estar tanto en la calle.
-Durante este tiempo ha crecido el número de familias que son atendidas en el economato de Cáritas.
-Antes de esta crisis trabajábamos con 25 familias y hemos pasado a 42. Ahora no es mucha la subida pero vamos a ayudar a más gente. Está el punto que tenemos en nuestras instalaciones de San Nicolás donde hay productos no solo de alimentación, también de limpieza e higiene y luego tienen bonos para ir a la panadería, a la carnicería o la frutería. Las familias aportan algo según los recursos que tienen o les puede salir gratis, según la valoración que se hace.
-¿Cómo es la colaboración con el Banco de Alimentos?
-Atendemos a 48 familias y estas ayudas se irán incrementando en próximas donaciones. El número va a cambiando y ahora van a entrar nuevas familias.
-En el servicio de gestión de empleo ¿qué están viendo durante este tiempo de confinamiento?
-Es un servicio que funcionaba bastante bien, hemos colocado a bastante gente, pero son puestos de perfil bajo: dependientas, empleadas de hogar, peones. Con salarios bajos generalmente, son los primeros que salen del mercado laboral. Gente que había conseguido salir de la pobreza va a volver. Esto se nota en la cantidad de llamadas de teléfono que estamos recibiendo. Hay mañanas que tiene que haber dos personas atendiendo el teléfono. La gente está angustiada. Tienen la incertidumbre de si cuando acabe esto van a la calle. En la hostelería por ejemplo no van a poder volver. En construcción también va a pasar por las normas que se van a poner para salir y que van a durar mucho tiempo. Ven que se van a quedar sin trabajo y es gente que ha pasado por lo que ha pasado en la anterior crisis. Ahora, que parecía que volvía a funcionar, de golpe y porrazo y sin saber por dónde nos ha venido esto. Hay angustia y miedo y es que la situación no está nada clara.
-¿Qué otras preocupaciones tienen además de la laboral?
-Hay mucha preocupación con el sistema escolar porque hay padres que no tienen los medios necesarios ahora para seguir las clases. Hay colectivos que lo del sistema telemático está a años luz de sus casas. Esta crisis, algo que va a descubrir, es que el sistema educativo tiene que cambiar. No todos tienen conexión ni medios y los tienen que tener ya porque el próximo curso puede empezar también con problemas. Nosotros tenemos durante todo el curso a 38 niños en apoyo escolar. Chicos que necesitan ayuda porque tienen problemas de distinto tipo. Ahora les apoyamos y la maestra hace todo lo que lo que puede y no es fácil porque necesitan que estén al lado de ellos. En casa no tienen esa compañía. Los padres no están preparados. Ahora hemos pensado que hay que poner a estos chicos tablets y acceso a internet y lo vamos a hacer para principios de curso. A partir de ahora, hasta que no haya vacuna, habrá algún repunte que otro con la enfermedad.
La enseñanza va a cambiar a partir de ahora. En Educación se van a utilizar mucho más los medios telemáticos y requiere mucho esfuerzo por parte de todos. Los profesores están haciendo verdaderos esfuerzos y todos los chicos tienen que tener acceso a esos medios.
-¿Cómo están realizando el trabajo con los mayores?
-Estamos trabajando desde casa por teléfono y además de estas consultas por el trabajo y los chicos también estamos atendiendo a mucha gente mayor que necesita que les llamemos, porque están bien pero necesitan sentirse acompañados. Hacemos repartos de comida y está muy bien pero también necesitan que alguien les hable y estas llamadas se han convertido en este poco tiempo ya en un hábito. Con nuestros trabajadores y un par de voluntarias desde casa están trabajando este tema. Son los que más satisfacción personal están teniendo porque la gente es muy agradecida y ellos lo notan. Lo suyo sería hacerlo en persona pero no puede ser. Es gente que conocíamos, gente de las parroquias o que habían sido voluntarios nuestros y ahora son mayores. La información está muy bien pero les genera mucha angustia ver todos los datos que se dan sobre el coronavirus.
-¿Cómo hay que aprovechar este tiempo de confinamiento?
-Pido a la gente que piense, que reflexione porque de esta crisis saldremos pero tenemos que salir todos si puede ser medianamente bien. Para ello nos tendremos que olvidar de lo que hemos aprendido para hacer otras cosas que estén mejor hechas. Hay que reforzar muchas cosas porque si no dentro de cuatro días estaremos en lo mismo. La sociedad debe priorizar. Y que muchos egoísmos que había ahora hay que minorarlos todo lo que se pueda. Tiene que haber conciencia social para exigir a nuestros políticos lo que es importante y merece la pena. Hay que estar convencidos de que podemos vivir de distinta manera. Ahora lo estamos haciendo. Hay que reflexionar para salir de aquí con otra perspectiva de vida, con una jerarquía de valores diferente.
-¿Qué necesitan en este tiempo en Cáritas?
-Nosotros necesitamos personas comprometidas. Ahora hay mucha ayuda social y mucho compromiso pero no pueden ser momentáneos. Tendrá que haber una continuidad. Cuando pase la fogonada habrá que estar ahí. Es bueno aplaudir pero hay que pensar qué se va a hacer después. Necesitamos voluntarios y materiales económicos, pero hace falta más solidaridad de fondo, porque pobres hay siempre, hasta en las sociedades que mejor funcionan. Siempre hace falta gente pero hay que estar convencido. Nos hemos dedicado a trabajar mucho por el dinero y lo material y poco por la amistad. Solo con ser amable ayudaría a la transformación del mundo. Cada uno es responsable de hacer lo que puede hacer. Cada uno se tiene que preguntar ¿qué puedo hacer yo por los demás?. Somos sociables, vivimos en comunidad y la comunidad necesita el apoyo de todos. Cada uno en la medida que puede se puede poner a disposición de los demás. Las entidades sociales no podemos vivir de voluntarios de más de 60 años. Necesitamos también jóvenes para ayudar a los jóvenes.