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José Antonio Sobrino, físico de la Tierra especializado en teledetección: “El incremento de las temperaturas está siguiendo los escenarios más pesimistas” José Antonio Sobrino, físico de la Tierra especializado en teledetección: “El incremento de las temperaturas está siguiendo los escenarios más pesimistas”
El catedrático de Física de la Tierra especializado en teledetección José Antonio Sobrino, durante las clases de la UVT

José Antonio Sobrino, físico de la Tierra especializado en teledetección: “El incremento de las temperaturas está siguiendo los escenarios más pesimistas”

Alerta del impacto en la productividad de las cosechas y en las migraciones climáticas
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El catedrático de Física de la Tierra de la Universidad de Valencia especializado en teledetección José Antonio Sobrino explica que esta herramienta “permite hacer un seguimiento a escala planetaria del estado de salud de la Tierra”. Y el diagnóstico no es muy halagüeño dado que la temperatura media aumenta a un ritmo de 0,2 grados por década, con lo que a finales de siglo se habrá incrementado en 3 grados, lo que tendrá “un impacto difícilmente manejable” sobre la productividad de las cosechas y las migraciones climáticas.

Sobrino dirige el curso de la Universidad de Verano de Teruel sobre Teledetección desde satélite: Procesamiento digital de imágenes, y aplicaciones Copernicus,  que comenzó el lunes y termina hoy, y que aborda sobre todo las aplicaciones de esta herramienta.

-¿Cuál es el perfil del alumnado del curso de la UVT sobre teledetección?

-Normalmente, son estudiantes o egresados de carreras de ciencias: diversas ingenierías incluida la de montes, Ciencias Geológicas, Física...

-El alumnado realiza trabajos prácticos sobre el uso de los datos suministrados por los satélites de observación de la Tierra...

-De entrada, hacemos una presentación de lo que es la disciplina porque, aunque los estudiantes provienen de carreras científicas, muchos no han tenido un contacto previo con la teledetección. Explicamos lo que es esta herramienta, cómo se observa la Tierra desde los satélites y todos los aspectos relacionados con la física de la radiación para entender la señal que llega al satélite. A partir de ahí, abordamos distintas aplicaciones como, por ejemplo, el estudio de la foto de isla de calor en las ciudades, la evaluación de la evapotranspiración de los cultivos, los problemas de la sequía, la estimación del perímetro y del grado de severidad de los incendios y temas relacionados con el cambio climático, como el aumento de las temperaturas, el deshielo de los glaciares y la contaminación atmosférica.

-¿Qué datos utilizan para conocer la evolución de los principales componentes del clima?

-La teledetección permite hacer un seguimiento a escala planetaria del estado de salud de la Tierra. Se detecta perfectamente cómo han desaparecido los glaciares en muchos sitios, cómo ha aumentado el nivel del mar con datos de altímetro radar, la extensión de las zonas quemadas a nivel planetario y el aumento de la temperatura.

-¿Cómo nos está afectando esta última cuestión?

-El aumento de la temperatura se ve claramente este año en particular, aunque es una tendencia. La temperatura del Mediterráneo está tomando valores cercanos a los 30 grados en superficie lo que, como contrapartida, hace muy difícil suavizar las temperaturas y que durante la noche bajen de los 25 grados. Por eso tenemos noches tórridas.

-El calentamiento global...

-El incremento de las temperaturas está siguiendo los escenarios más pesimistas. El Protocolo de París tiene como objetivo que el incremento sea de 1,5 grados a final de siglo, pero va a ser difícilmente alcanzable con los niveles en los que ya estamos en la actualidad, con un incremento de 1,2 respecto a la época preindustrial. Nos quedan muy pocas décimas de grado para alcanzar el objetivo y esto es difícil porque a la vez los datos de concentración de dióxido de carbono en la atmósfera siguen subiendo y están por encima de las 420 partes por millón y, mientras no haya una reducción, difícilmente se podrá controlar el incremento de temperatura.

-A pesar de la evidencia científica, ¿porqué no se toman medidas efectivas?

-Parte de la inercia que puede haber en el sistema. Tenemos una forma de vivir, estamos acostumbrados a un estilo de vida centrado en el consumo y un sistema de producción basado en energías fósiles. El cambio no es fácil pero sí que deberíamos intentar plantearnos, al menos, ciertos objetivos alcanzables cada año: empezar a bajar las cifras  de emisiones e intentar, sobre todo, mejorar la eficiencia energética. Debemos intentar gastar menos para hacer las mismas cosas y lógicamente controlar todas aquellos emisiones debidas al tráfico urbano, los aviones... Esas cosas sí que se podrían controlar mejor de lo que se está haciendo.

-¿A qué nos enfrentamos si no lo hacemos?

-Tenemos un ritmo de incremento de la temperatura de prácticamente 0,2 décimas por década, que parece poco pero es un valor importante y estamos hablando de promedios. Con este ritmo, al final de siglo nos vamos a más de 3 grados de aumento y el impacto que eso tendrá será difícilmente manejable. Y no solo sobre el aumento de las temperaturas, sino también sobre la productividad de las cosechas. Cada vez somos más habitantes y, por lo tanto, cada vez necesitamos más rendimientos. Es una situación compleja a la que se suma, evidentemente, toda la presión migratoria debida a los efectos climáticos. Donde no hay agua no se puede vivir y es lógico que existan migraciones climáticas en busca de situaciones que permitan una vida lo más cómoda posible.

-Ante este escenario, ¿porqué no se concretan grandes decisiones políticas?

-Esa problemática está ahí y cuando hablas con la clase política es consciente. Los medios de comunicación también se hacen eco todos los días pero luego, en el día a día, no vemos unas aplicaciones reales. Tenemos siempre una declaración de intenciones y llevamos así desde los años 80, cuando se empezaron a dar las primeras alertas sobre los efectos del hombre sobre el clima.

-El curso permite al alumnado familiarizarse con el programa Copernicus, una iniciativa de la Comisión Europea y de la Agencia Espacial Europea que consiste en observar el medio ambiente para entender mejor los cambios ambientales que se producen en la tierra...

-El programa Copernicus ha sido un hito porque ha puesto al servicio de la ciudadanía una información, prácticamente en tiempo real, de una gran cantidad de datos y de productos que son fáciles de obtener y que además son gratuitos. Ha sido un éxito rotundo, aunque los datos se utilizan menos de lo que se debiera. Tal vez hace falta formación y este tipo de cursos intenta cubrir ese aspecto.

-¿A quién le puede servir aprender a utilizar este programa?

-No solo a la gente que está en fase de formación, sino al personal que está trabajando en las administraciones públicas. Le vendría bien tener un manejo de los datos Copernicus porque, a partir de ahí, podría tener información sensible de sus zonas para establecer cualquier tipo de actuación. Es un verdadero éxito y es un proyecto ambicioso. Hay seis misiones nuevas que se lanzarán esta década para tener más parámetros y mayor resolución. Por ejemplo, la misión Copernicus Land Surface Temperature Monitoring (LSTM) llevará un sensor infrarrojo térmico de alta resolución para proporcionar observaciones de la temperatura de la superficie terrestre. Por otro lado, cada vez se están instalando más sensores en la Estación Espacial Internacional (EEI) que orbita a 350 kilómetros de altitud, aproximadamente, con lo que recibimos datos en tiempo real con mucho detalle.

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