Joaquín Olona, consejero de Desarrollo Rural: “Ampliar el proyecto de riego de Sarrión es viable y conveniente para una mayor rentabilidad”
Joaquín Olona Blasco es el consejero de Desarrollo Rural y Sostenibilidad del Gobierno de Aragón y será el encargado de firmar el convenio para el regadío social de Sarrión, un proyecto que comenzó a gestarse hace más de quince años y que verá por fin la luz después de que los regantes aprobaran por unanimidad seguir adelante con el proyecto y hacer frente a una inversión que en conjunto asciende a 15,3 millones de euros.
- El convenio para desarrollar el proyecto del regadío social ya está listo, ¿Hay fecha prevista para su firma?
- Ahora es cuestión de agenda porque todos los trámites administrativos están cumplidos, quedaba la aprobación por parte de la Comunidad de Regantes, que felizmente lo han aprobado y además por unanimidad y ahora la firma es una cuestión meramente de agenda, no hay ningún obstáculo administrativo.
- ¿Podría ser durante la feria de Fitruf en diciembre?
- Sí bueno, me parece una buena sugerencia, nuestra disposición es firmarlo lo antes posible.
- El convenio plantea un calendario de inversión hasta 2022 en el que el Gobierno de Aragón pondrá 6,67 millones de los 15,3 que contempla el proyecto, mientras que el resto serán aportados por los regantes, ¿qué ha llevado al Gobierno de Aragón a mojarse de esta manera con este sector?
- Lo primero decir que es un proyecto que podemos calificar de histórico por el tiempo transcurrido desde que se inició, por tanto había voluntad de resolver un proyecto del que se habla desde hace muchísimo tiempo y que plantea un nuevo enfoque de regadío en relación con un cultivo tan específico y de tan elevado potencial en términos de valor añadido como es la trufa, esta es una idea que a mí me interesa mucho destacar porque los regadíos en Aragón tienen que evolucionar hacia una mayor diversificación productiva y sobre todo a una mayor rentabilidad, los regadíos son muy costosos los pague quien los pague, suponen un esfuerzo financiero importante e interesa ejemplificar un regadío vinculado a un cultivo tan específico y de tanto valor añadido. Damos respuesta a un hecho que se está produciendo y tiene que ver con el cambio climático por el que zonas de elevada altitud también demandan asegurar esa necesidad hídrica y la única manera es el regadío. El mejor seguro para combatir la sequía y la variabilidad pluviométrica es el regadío que se va poner en marcha principalmente en Sarrión, aunque también afecta a Manzanera, Albentosa y La Puebla de Valverde. El interés por el proyecto no solo se ha mantenido sino que está aumentando y, teniendo en cuenta que es especialmente costoso, es un mensaje muy potente. Es ejemplar el compromiso por parte de los regantes, de los agricultores, cómo han asumido su parte de corresponsabilidad. Creo que es un ejemplo que integra un amplio muestrario de porqué en Aragón apostamos por el regadío, de cómo en Teruel hay necesidades también y de que la trufa, en sus necesidades de cultivo, requiere el regadío para asegurar la producción y poder cumplir los compromisos comerciales.
- El proyecto lleva quince años sobre la mesa y se ha modificado en diversas ocasiones, ¿con estos últimos pasos será una realidad?
- Sí, por eso digo que es un proyecto de los que se puede calificar como histórico, ha tenido muchos avatares y no oculto que nosotros hemos tenido que poner mucho empeño y mucho esfuerzo administrativo y político para sacarlo adelante y me consta que en la Comunidad de Regantes también se han empleado a fondo, ha sido un esfuerzo colectivo por parte de Gobierno, Administración y Servicio Provincial en particular, por un lado, y la propia comunidad de regantes, por otro, para sacarlo adelante.
- ¿Ya no habrá más problemas en un futuro?
- Desde luego administrativamente está todo resuelto, luego estarán los avatares que tenga la propia obra, pero hay que situarlo felizmente en la ejecución de la obra, que cuenta con todas las garantías técnicas. Dada la complejidad técnica se ha defendido, porque así lo han querido también los regantes, que se hiciera a través de Tragsa, que también es una buena garantía.
- ¿Por qué motivo Tragsa es una garantía?
- Cuando interviene una empresa pública lo hace en condiciones excepcionales. En España, Aragón y Teruel tenemos empresas suficientes para asumir obras, pero cuando se dan proyectos tan específicos como este, que además ya ha tenido una complejidad para ponerlo en marcha, que intervienen muchos agentes, hemos estado de acuerdo en que la fórmula adecuada era recurrir a la empresa pública.
- El proyecto de regadío tiene concedido, desde hace años, un caudal de agua por parte de la Confederación Hidrográfica del Júcar, aunque un sector de los truficultores considera que es insuficiente, ¿se va a hacer algo al respecto?
- El proyecto está planteado con una asignación de 900 metros cúbicos por hectárea, otro de los valores de este proyecto es que supone un uso eficiente del agua en la medida en que se regulariza toda la situación de riego mediante una comunidad de regantes y no a través de pozos dispersos, en ese sentido estamos optimizando el uso del agua. Siempre he dicho que a los cultivos hay que darles el agua que necesitan, el uso eficiente del agua en regadío consiste no en establecer un tope y de ahí no pasarnos, porque, si no, para qué hacemos el regadío, que tiene que garantizar que se asigna el agua que necesita el cultivo, pero no podemos empeñarnos en hacer cultivos que están por encima de la disponibilidad del recurso. Los 900 metros cúbicos es una cantidad muy ajustada, teniendo en cuenta que estamos por encima de los 1.000 metros para un cultivo como la trufa, que no es maíz a 300 metros de altitud, la trufa no tiene nada que ver con los cultivos de verano en plena depresión del Ebro. Este es un regadío específico para trufa y siempre voy a defender que se aplique el agua que necesita este producto.
- ¿Qué va a suponer el riego de 618 hectáreas truferas en Sarrión, va a dar estabilidad para el conjunto del sector?
- Claro, el regadío lo que nos permite lo que ofrece al agricultor, y más en un escenario de cambio climático como el que tenemos donde hay incertidumbre, es la seguridad en un cultivo en el que además se requiere una gran inversión tanto para su producción como en los procesos de comercialización. Además, cuando uno tiene un mercado tiene que asegurar el suministro que tiene comprometido, por lo tanto es también una garantía desde el punto de vista comercial. La trufa de Sarrión es un referente mundial y desde luego tiene que garantizar ante sus mercados el suministro. Esa es otra de las justificaciones del regadío, en agricultura siempre estamos sujetos a avatares, pero el regadío asegura la producción hasta donde es asegurable.
- El Cita está desarrollando diversos proyectos en torno a la trufa, ¿la investigación es clave en un sector que está prácticamente empezando verdad?
- Cuando uno es referente y líder en el mercado mundial tiene que ser referente también en investigación. Es ejemplar cómo se está trabajando en investigación atendiendo a los problemas planteados por el propio sector, la investigación ha escuchado al sector, en ese sentido se está trabajando de manera muy útil. Cuando uno es referente tiene que tener tecnología propia porque es uno de los casos paradigmáticos en los que la investigación ya forma parte del propio sector y se está trabajando de manera conjunta abordando los problemas que plantean los propios productores.
- Desde el Servicio Provincial de Desarrollo Rural editaron hace unos meses una guía de plagas en truficultura, ¿había demanda de una publicación así?
- Este es otro ejemplo. La divulgación, difusión y asesoramiento es responsabilidad del departamento y, por lo tanto, no hace falta tener solo investigación, que la tenemos y podemos presumir de ella, sino que además esos resultados que genera la investigación tenemos que ser capaces de hacerlos llegar de forma asequible al sector. Esto no es una investigación privada que desarrolla unas soluciones y las aplica con carácter privado, aquí estamos hablando de recursos públicos de cuyos resultados de la investigación se tienen que beneficiar todos los implicados en el sector y esa labor de difusión nos corresponde a nosotros. Para que sea eficaz, la investigación debe atender a los problemas reales. Esto lo está haciendo el sector de truficultura desde hace años y hay que felicitar a los truficultores, que vieron hace años la oportunidad y la necesidad de avanzar a través de la incorporación de la investigación porque, cuando uno es líder, tiene que ser líder en todo, tiene que tener tecnología propia y los problemas de las plagas los tiene que abordar. Todo esto el sector lo ha entendido muy bien desde hace años, en estos tiempos lo que tiene verdadero valor es el conocimiento porque después se puede aplicar en otros sitios. Otra de las ventajas que tenemos es que la trufa está asociada a valores territoriales, por mucho que se empeñen, en cualquier sitio no van a hacer trufa de Sarrión.
- Los truficultores están planteando poder regar las fincas truferas que plantaron porque antaño fueron fincas de labor pero sobre las que hay expedientes abiertos. ¿Se va a permitir la inclusión en el proyecto? ¿En ese caso percibirán la subvención?
- Ahora mismo hay un proyecto con 618 hectáreas que es el que se ha aprobado y nos tenemos que centrar en ejecutar eso, pero no hay que poner puertas al campo, quiero decir, que más allá de la ejecución de este proyecto concreto hay que seguir trabajando, pero desde luego lo que tenemos comprometido desde el Gobierno es lo que contempla el proyecto, que es lo que está administrativamente resuelto. Que se puede ampliar eso, pues sí, pero hay que ponerse a trabajar.
- ¿Se puede plantear ya esa ampliación para realizarla a la vez que se ejecutan las obras del primer proyecto?
- Sí, claro, lo que no podemos hacer nunca es actuar de forma irregular. En la medida que este es un proyecto que se ejecuta públicamente nos tenemos que atener a lo que se ha aprobado. Por supuesto que se puede ampliar y entiendo que es viable, habrá que cumplir todo los requisitos ambientales pero es viable y aún diría más, es conveniente que se amplíe el número de hectáreas a irrigar porque hay unos costes fijos que se traducen en costes unitarios más baratos si la superficie fuese mayor, por tanto, desde el punto de vista de la rentabilidad, de la viabilidad y del uso eficiente de la inversión es deseable porque hay elementos fijos que van a servir igual y se reducirían los costes unitarios.