Felipe VI agradece al cretense Omella la labor social de la Iglesia durante la pandemia

Felipe VI ha conversado telefónicamente este miércoles con el presidente de la Conferencia Episcopal Española (CEE), Juan José Omella, a quien ha transmitido su reconocimiento por la labor social y asistencial prestada por la Iglesia católica en favor de las personas más necesitadas durante la crisis del coronavirus.

El rey ha valorado también la tarea desarrollada a través de centros de acogida, comedores y otros servicios de asociaciones y ONG vinculadas a la Iglesia en España, han informado fuentes de la Casa Real.

En la charla, la primera que mantienen desde que Omella fue elegido presidente de la CEE el pasado 3 de marzo, don Felipe le ha transmitido el pésame por el casi centenar de sacerdotes fallecidos a causa del COVID-19 y se ha interesado por los obispos, religiosos y voluntarios católicos que han estado contagiados.

El arzobispo de Barcelona le ha explicado cómo la pandemia ha afectado a la actividad pastoral en las 70 diócesis que hay en España, que engloban a casi 23.000 parroquias, y cómo han multiplicado sus esfuerzos para estar en la primera línea sanitaria y asistencial de manera directa y a través de sus asociaciones.

La crisis sanitaria ha causado un fuerte impacto en la recaudación en la Iglesia al estar los templos cerrados al culto durante varias semanas.

Esta situación ha llevado a la CEE a pedir a los fieles que hagan aportaciones para poder pagar el sueldo de los curas.

También ha sugerido a los obispos que propongan a sus sacerdotes entregar una parte de su salario durante un tiempo determinado.

Omella, al que se considera hombre muy próximo al papa Francisco, fue elegido al frente de la CEE en sustitución del arzobispo de Valladolid, Ricardo Blázquez.

Es habitual que el rey reciba al nuevo presidente de los obispos españoles en el Palacio de la Zarzuela cuando es elegido.

Juan Carlos I se reunió con Blázquez en mayo de 2014, dos meses después de su elección al frente de la CEE y pocos días antes de su abdicación.

En el caso de Omella, su designación tuvo lugar apenas dos semanas antes de que se decretara el estado de alarma, lo que obligó a paralizar la agenda de Felipe VI