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Erradicar las creencias sexistas empezando  por los futuros profesores Erradicar las creencias sexistas empezando  por los futuros profesores
Laura Gracia asistiendo al Congreso de Educación y Diversidad en Teruel

Erradicar las creencias sexistas empezando por los futuros profesores

Un proyecto investigador de la FUAG elabora las pautas
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La Fundación Universitaria Antonio Gargallo apoya diferentes proyectos de investigación para ejecutar a lo largo de 2025. Entre los trabajos a realizar y que cuentan con ayudas a la investigación se encuentra el Programa de mejora de creencias sexistas para futuros docentes de magisterio en de la Facultad de Ciencias Sociales y Humanas de Teruel. Este proyecto, en el que trabajan un equipo multidisciplinar de profesores de la Facultad de Ciencias Sociales y Humanas del Campus de Teruel, centra la investigación en diseñar e implementar un programa de intervención de cuestionamiento de creencias sexistas adaptado al futuro alumnado de primer Grado en Magisterio en Educación Infantil y en Educación Primaria de la Facultad de Ciencias Sociales y Humanas de Teruel, con el objetivo principal de demostrar su eficacia. “Se hace en la Facultad porque van a ser los futuros docentes y porque se busca comprobar si existe relación entre el grado o tipo de sexismo ”, señaló Laura Gracia, investigadora principal y profesora de Métodos de Investigación y Diagnóstico en Educación.

El estudio se realizará entre los alumnos del primer curso de Magisterio en Educación de la FCSH y para la obtención de la muestra se ha elegido un espectro de 198 alumnos, divididos en dos grupos, con sesgo de edad y con dos términos diferenciados. Grupo de Control, en el que solamente se realiza el test, y el Grupo Experimental, en el que se aplica el programa.

Este concepto se refiere a un sistema de creencias y actitudes que perpetúan la desigualdad entre los géneros, basándose en la supuesta inferioridad o superioridad de uno frente al otro. Estas creencias se manifiestan a través de estereotipos, prejuicios y discriminación, los cuales tienen un impacto significativo en las relaciones sociales, laborales y educativas. Se puede deducir que la idea de género se compone de muchas etiquetas y muchos otros conceptos que separan a los hombres de las mujeres y las clasifican en la vida cotidiana. “Lo que se pretende es mejorar la experiencia sexista”, indicó la investigadora principal.

Las expectativas de género son aprendidas a través de procesos de socialización y se transmiten de interacciones familiares, educativas y culturales y consideran ciertos roles y comportamientos propios en función del género al que se pertenece. “El estudio se hace todo desde un enfoque educativo, distribuyéndolo según la muestra en función del sexo”, puntualizó Laura Gracia. Y es que en la muestra elegida, y debido a la preeminencia en las aulas del sexo femenino, el corte muestral también es mayor de mujeres (148 unidades) que de hombres (50), aunque en los grupos de control y experimental sí se contempla una distribución equitativa.

El sexismo no siempre se manifiesta de forma agresiva y evidente (explícita), sino que no se manifiesta de manera implícita y por ello este estudio propone las dos acepciones o formas complementarias: hostil y benevolente. El sexismo hostil se caracteriza por actitudes abiertamente negativas y desfavorables hacia las mujeres, tales como la creencia de que las mujeres son menos competentes. Mientras que el sexismo benevolente se presenta como actitudes aparentemente positivas hacia las mujeres, como la idea de que deben ser protegidas o que son inherentemente más cariñosas y amables. Sin embargo, esta forma de sexismo también es perjudicial, ya que refuerza estereotipos de género tradicionales y limita la libertad de las mujeres.

Por ello, se implementan dos grupos de trabajo y una “vez comparados los cuestionarios de trabajo e implementado el programa, ver si es efectivo”, argumentó la profesora e investigadora principal. Y esa es la razón por que el “diseño es cuasi experimental, porque hay un grupo de Control”, afirmó Laura Gracia. Pero la finalidad es clara: “Queremos dar respuesta a las preguntas que se plantean en el test y el programa se hace para ver si ha habido cambios considerables y ver si es sexismo hostil o benévolo”. finalizó la investigadora.
 

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