Emilia Nájera, primera vacunada en Aragón: “Tenemos que curarnos del bicho y despacharlo de España”
Sanidad inicia la campaña de inmunización en una residencia de ZaragozaEmilia Nájera, una mujer de 80 años interna en la Residencia Romareda de Zaragoza, ha asegurado este domingo, tras recibir la primera vacuna contra el coronavirus en Aragón, que "tenemos que vacunarnos para curarnos del bicho (en alusión al virus), y despacharlo de España". En la provincia de Teruel la inmunización comenzará en el Hogar San José de la capital, a las 17 horas.
Emilia, en un tono jovial y bromista, ha respondido así a las distintas preguntas que se le han hecho antes y después de recibir la dosis y recoger el certificado que le acredita como vacunada contra la covid-19.
"Pues me voy al extranjero", ha añadido entre risas esta residente, que a pesar de haber sido muy estricta en el cumplimiento de todo las indicaciones que se la hacían y de no haber salido de la residencia durante meses, echa de menos, sobre todo, el poder abrazar y besar a sus hijas y nietos".
Según ha comentado, "el día que coja a mis hijas no las soltaré en no sé cuanto tiempo, hasta que nos cansemos de darnos besos y abrazos, y también a mis cinco nietos, que los quiero mucho".
Emilia ha asegurado que el "bicho", como se refiere siempre al virus, le ha impedido disfrutar en familia de las Fiestas del Pilar y de las Navidades, aunque ha manifestado ser "muy recta" en el cumplimiento de todas las normas.
"He hecho todo lo posible para no cogerlo (el virus), y el bicho no me quiere", ha añadido esta residente, que ha espetado a renglón seguido en tono burlón: "ya soy bastante bicho yo".
Tras Emilia ha sido vacunado Manuel Cebolla, otro residente que se ha limitado a dar las gracias, y posteriormente ha sido Carmen García, una anciana que vive en la residencia con su marido y que a pesar de ser consciente de la necesidad de las vacunas se ha confesado "muy pesimista". "Igual se va este bicho y viene otro peor", ha añadido.
Posteriormente, María Sanz, enfermera y responsable asistencial en el centro, ha recibido a su vez la vacuna y ha asegurado estar "muy emocionada y feliz de que hayan sido mis compañeras la que se han encargado después de todo lo que hemos vivido".
Ha comentado que la vacuna, además de dar confianza y seguridad al persona que trabaja en las residencias, ejemplifica dos valores fundamentales, "el apoyo por la ciencia y las tecnologías y la solidaridad, porque debemos de ser conscientes de que si no lo hacemos todos, la vacuna no va a ser eficaz en un cien por ciento".
"Cualquiera que haya vivido esta crisis en residencias y centros sanitarios tiene que estar impaciente", ha explicado María Sanz, que ha advertido que a pesar de ser la vacuna "un gran paso", se deberán observar las restricciones y medidas de seguridad durante un tiempo todavía.
Por su parte, Fernando Artal, también trabajador en la misma residencia, ha expresado asimismo por su emoción tras recibir vacuna, resaltando que "los que hemos estado en primera línea en la crisis y hemos actuado como cortafuegos, necesitamos estar preparados y protegidos por si se nos necesita aún".