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El vergel subtropical de Ariño, un megayacimiento único que abre  una ventana al pasado de la vida El vergel subtropical de Ariño, un megayacimiento único que abre  una ventana al pasado de la vida
Javier Trueba durante el rodaje del documental ‘La mina de los dinosaurios’, que muestra el trabajo y hallazgos hechos en la Mina Santa María. FCPTD

El vergel subtropical de Ariño, un megayacimiento único que abre una ventana al pasado de la vida

El trabajo paleontológico de la Fundación Dinópolis en la Mina Santa María de Samca es un referente para la comunidad científica internacional
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En 2010 los paleontólogos de la Fundación Conjunto Paleontológico de Teruel-Dinópolis tuvieron conocimiento de que en una mina de lignitos a cielo abierto de Ariño podían estar apareciendo fósiles justo por debajo de la capa de explotación del carbón. Hicieron las gestiones correspondientes con la empresa que explotaba la mina, el grupo Samca, y solo cinco años después el lugar se había convertido en un sitio de referencia para la comunidad científica internacional por la importancia de los hallazgos aparecidos y las dimensiones del yacimiento de la mina Santa María, el más grande de Europa. El lugar resultó ser un vergel subtropical, aunque fosilizado por supuesto, que abrió una ventana a un periodo de la vida de los dinosaurios muy poco conocido en el continente europeo por la escasez de fósiles que había hasta ese momento.

En los veinticinco años que cumple la Fundación Conjunto Paleontológico de Teruel-Dinópolis se han producido muchos hitos, y uno de los más importantes ha sido la excavación del yacimiento de la mina Santa María de Samca en Ariño. Los paleontólogos de la institución científica turolense entraron en ella en 2010 y cinco años después habían descritos dos nuevos dinosaurios dentro del registro mundial, además de otras especies de vertebrados e invertebrados, y un nuevo centro satélite de Dinópolis llamado Valcaria abría sus puertas en la localidad de Ariño para mostrar a los visitantes la importancia de este lugar.

Si en los primeros años de la Fundación Dinópolis sus científicos descubrieron en Riodeva el yacimiento de Barrihonda-El Humero, con megadinosaurios por el descomunal tamaño que alcanzaron varias especies como Turiasaurus o el recientemente descrito Oblitosaurus, una década después le hincaron el diente a un afloramiento, en la otra punta de la provincia, que ha dado muchas alegrías por su riqueza y excepcionalidad fosilífera.

Eduardo Espílez con el megayacimiento de la Mina de Ariño tras él. FCPTD

Al igual que Barrihonda-El Humero en Riodeva, el de Ariño de la Mina Santa María de Samca es otro nombre propio de la paleontología turolense de este siglo gracias al trabajo de la Fundación Dinópolis.

En este caso el prefijo ‘mega’ no hubo que aplicarlo a los dinosaurios que aparecían, sino a la propia extensión del afloramiento, porque se trata del megayacimiento más grande de Europa al abarcar varias hectáreas.

Hasta 2010 no había ningún registro documental de la presencia de huesos de dinosaurios en Ariño, mientras que hoy día los fósiles hallados son parte imprescindible de la historia de la vida de estos gigantescos reptiles dentro del registro mundial.

Desde aquella fecha que parece tan lejana, pero que para quienes la han vivido parece que fue ayer, se ha excavado, restaurado, publicado y divulgado mucho en torno a este lugar. Se han hecho hasta películas, y los científicos de la Fundación no han cesado en todo este tiempo de acompasar la excavación con la investigación y la divulgación. Algo que se puso de manifiesto con la inauguración de Valcaria a los pocos años, y que sigue hoy vigente con actividades como la celebración este año del Geolodía allí, en una jornada que se desarrolló el pasado 6 de mayo y que llevó por título Ariño, una ‘mina’ de dinosaurios del Cretácico.

Y es que la Mina Santa María de Ariño es una mina en ambos sentidos, en el de que se trata de una explotación de lignitos a cielo abierto, y en que es una mina por la riqueza y cantidad de fósiles de todo tipo, sin excepción, que ha arrojado. En trece años se han cartografiado 163 concentraciones de huesos en el yacimiento y se han excavado 11.208 fósiles.

Los hallazgos realizados a nivel mundial son múltiples porque allí han aparecido tanto restos directos como indirectos. Entre los primeros se han encontrado huesos y dientes pertenecientes a dinosaurios, tortugas, cocodrilos, peces cartilaginosos y óseos. Y entre los segundos en el lugar han aflorado icnitas (huellas) y coprolitos (los excrementos de los animales).

Dentro de esos descubrimientos se encuentran los dinosaurios Proa valdearinnoensis y Europelta carbonensis, que son géneros y especies nuevas dentro del registro mundial. El nombre de la especie del primero es un homenaje además a la Val de Ariño, que es como es conocido el lugar donde se encuentra la explotación minera.

Además, se han podido describir dos nuevas especies de cocodrilos de nombres impronunciables, pero con unos fósiles espectaculares por su buen estado de conservación: Hulkepholis plotos y Anteophthalmosuchus escuchae. También hay dos tortugas impresionantes, Aragochersis lignitesta y Toremys cassiopeia, que son igualmente géneros y especies nuevas, de ahí sus nombres científicos alusivos en el primer caso a la región aragonesa y en el segundo al toro que forma parte del escudo de la provincia de Teruel.

Pero hay más, los hallazgos no han cesado y entre los materiales extraídos por los paleontólogos hay ámbar, equivalente por su importancia al de San Just en Utrillas, otra localidad minera. En el interior de la resina fosilizada han aparecido diversos insectos y otros artrópodos, pero además los materiales encontrados han aportado nuevos conocimientos científicos sobre el ámbar. No han faltado tampoco las plumas de dinosaurios carnívoros y hasta los pelos de mamíferos primitivos conservados en su interior.

Entre los miles de materiales fósiles extraídos hay esporas, polen, algas carofitas, ostrácodos y bivalvos, algunos descritos como nuevos géneros y especies, maderas fósiles, hojas de helechos, ramas y piñas de coníferas y plantas con flores. A partir de estos fósiles pudo definirse una nueva especie, Sapindopsis turolensis, cuyo nombre de la especie alude a Teruel y vuelve a colocar a la provincia en el mundo de la paleontología a nivel internacional.

Trabajo espectacular

Cuesta imaginar cómo el equipo de paleontólogos de la Fundación Dinópolis ha podido dar para tanto en este yacimiento a la vez que excavaba otros y trabajaba en la divulgación de la paleontología, desde las charlas que imparte en los centros de enseñanza hasta los contenidos de Dinópolis, como fue el caso del nuevo satélite de Ariño.

Hay que tener en cuenta además que el de la Mina Santa María de Ariño es un lugar especial. Lamentablemente, a diferencia de lo ocurrido en otros yacimientos, a este no ha podido acceder la prensa ni el público porque está dentro de una explotación minera  en activo. Los directores de la excavación desde sus orígenes, los paleontólogos turolenses Luis Alcalá, Eduardo Espílez y Luis Mampel, cuentan que cuando entran en la mina es como adentrarse en una paisaje de otro planeta. El lugar se las trae por su difícil orografía, los problemas de acceso a los afloramientos donde están los fósiles, los desprendimientos de los taludes y los efluvios gaseosos que emiten.

Excavar el lugar y haber extraído más de once mil fósiles ha sido un trabajo de titanes que solo está a la altura de profesionales como los que trabajan en la Fundación Dinópolis, que en estos veinticinco años de historia han hecho de la paleontología y de los dinosaurios en particular un recurso de desarrollo sin precedentes en este territorio.

Valcaria, el satélite de Dinópolis en Ariño dedicado a la Mina Santa María

En el caso de Ariño se han encontrado con múltiples dificultades técnicas, pero las han superado todas y hoy en día los visitantes de Dinópolis pueden contemplar tanto los fósiles como las reconstrucciones de los grandes dinosaurios hallados allí.

Nada más entrar en el Museo Aragonés de Paleontología que alberga Dinópolis, en la rampa del tiempo geológico el visitante se encuentra con el inmenso sacro de Turisausurus, pero seguidamente con un esqueleto precioso de Europelta carbonensis con su color oscuro característico. Y ya en la Sala de los Dinosaurios puede ver la reconstrucción casi completa de este dinosaurio y de Proa, montada en posición dinámica con los fósiles originales. En España es el único sitio donde puede verse el montaje de esqueletos de dinosaurios con sus fósiles originales, un trabajo minucioso de los paleontólogos y restauradores de la Fundación.

El megayacimiento de la Mina Santa María de Ariño se formó entre hace 113 y 110 millones de años, en una unidad conocida por los científicos como la Formación Escucha. Es una edad geológica muy relevante porque los dinosaurios encontrados en ella en Europa son escasísimos, con lo cual el afloramiento ha abierto una ventana espectacular al pasado geológico de este periodo de la vida en el planeta, y se encuentra en Teruel.

En aquel tiempo Ariño era zona de costa y su ambiente era subtropical pantanoso. Con una temperatura superior a la actual, aquello era un vergel, el mayor que nunca haya podido aparecer antes fosilizado en la provincia.

Los esqueletos de ‘Proa’ y ‘Europelta’ en el Museo de Dinópolis

Los esqueletos completos, en el Museo de Paleontología

Entre las múltiples joyas que alberga el Museo Aragonés de Paleontología en Dinópolis se pueden ver los esqueletos montados de Europelta carbonensis y Proa valdearinnoensis, los dos dinosaurios hallados en Ariño que son nuevos géneros y especies. Lo novedoso es que están montados con los fósiles originales, aunque pertenecientes a diferentes ejemplares. El año pasado se incorporó a la exposición permanente el montaje de Europelta, un dinosaurio acorazado de unos 5 metros de longitud. El esqueleto está compuesto por nada menos que 283 fósiles, de los cuales más del 70% pertenecen a un mismo individuo. Proa valdearinnoensis se había montado con anterioridad pero el año pasado se añadieron 27 nuevas vértebras y 7 chevrones de la cola hasta alcanzar los 8 metros de longitud.