Síguenos
El turolense Lucas Manuel Muñoz Bronchales, representante del Comandante de Transformación de la OTAN: “La razón de ser de muchos conflictos que hay en el mundo está en las desigualdades sociales” El turolense Lucas Manuel Muñoz Bronchales, representante del Comandante de Transformación de la OTAN: “La razón de ser de muchos conflictos que hay en el mundo está en las desigualdades sociales”
El general Lucas Manuel Muñoz en el Cuartel General de la OTAN en Bruselas

El turolense Lucas Manuel Muñoz Bronchales, representante del Comandante de Transformación de la OTAN: “La razón de ser de muchos conflictos que hay en el mundo está en las desigualdades sociales”

“Concud representa para mí ese remanso de paz que necesitas para recargar baterías y volver a entrar en contacto con mis raíces”
banner click 236 banner 236

Un turolense, el General de División del Ejército del Aire Lucas Manuel Muñoz Bronchales, acaba de ser nombrado representante en Europa del Comandante Supremo Aliado de Transformación de la OTAN. Se encuentra ya instalado en Bruselas, donde está el cuartel general de la OTAN, y es el delegado en Europa del máximo responsable de ese Mando de Transformación de la alianza militar. En una entrevista realizada por teléfono, Muñoz habla de su nuevo destino, de los retos de seguridad que tiene hoy día el mundo, pero sobre todo de su tierra natal, Concud, donde nació hace 60 años. Al teléfono derrocha simpatía y un optimismo edificante pese a los tiempos de incertidumbre por los que atravesamos. Es de esas personas que al hablar con ellas transmiten vitalidad y seguridad, y que no ocultan su emoción y orgullo de ser de Teruel.

-En primer lugar enhorabuena por su nombramiento, que es todo un reconocimiento tanto para España como para usted, ¿no?

-Sin duda, es un magnífico colofón para ya más de cuatro décadas de carrera. Se dice pronto, pero son 42 años desde que ingresé en el Ejército del Aire allá por septiembre de 1978.

-Siempre decimos que los turolenses somos pocos pero estamos en todas partes, hasta en el alto mando militar de la OTAN. ¿Cómo ha sido el proceso para llegar hasta esa responsabilidad que ostenta ahora?

-Es una decisión que, como en otros puestos de esta naturaleza, toma la propia ministra, en este caso a propuesta del Jefe del Estado Mayor de la Defensa. En esa decisión se tiene en consideración tanto la experiencia como el perfil de carrera del candidato. El hecho de haber estado destinado en el Estado Mayor Conjunto tratando y gestionando cuestiones de la Alianza Atlántica, así como anteriormente en la Dirección General de Política de Defensa y la propia representación de España en el Cuartel General de la OTAN, imagino que han ayudado.

-La OTAN es una estructura militar internacional compleja para quienes lo vemos desde fuera, ¿qué es exactamente el Mando Aliado de Transformación?

-La verdad es que la gente se sorprende al escuchar que la OTAN efectivamente es una organización de seguridad y defensa, de marcado carácter político,  que los órganos rectores y de decisión son de esa naturaleza. Las  grandes decisiones las toman los Jefes de Estado y de Gobierno en las cumbres que se celebran con caracter bienal, o los Ministros de Exteriores y Defensa en la reuniones que mantienen periodicamente a lo largo del año. 

El Mando Aliado de Transformación, junto con el de Operaciones, conforman los dos pilares de la estructura de Mando de la Alianza. Tiene como responsabilidad un aspecto que resulta realmente muy atractivo, nada menos que mirar al futuro. Es decir, se trata de alguna forma de analizar cuáles son las tendencias y los riesgos y amenazas a los que las sociedades de las naciones que formamos parte de la organización deberemos hacer frente. Y una vez identificadas y priorizadas proponer a las naciones las soluciones innovadoras en materia de capacidades militares necesarias para proporcionar la seguridad colectiva que deben dissrutar todos los ciudadanos de las naciones aliadas.

-Este mando se creó en 2003, luego es muy reciente para la trayectoria que tiene la OTAN, entiendo que para adaptarse logística y tecnológicamente a los nuevos tiempos, ¿no?

-Sin duda. Ese permanente espíritu de adaptación es algo que impregna a todas las organizaciones en el mundo actual, y no podía ser menos la Alianza Atlántica. En el análisis que se hizo a principios de este siglo se consideró que debía dotarse de un órgano que tuviese una gran capacidad prospectiva, como demuestra el hecho de analizar cuáles son los retos que debemos afrontar.

-¿Qué papel juega la tecnología hoy día en esos retos, porque los nuevos entornos digitales lo está cambiando todo?

-Los medios que manejamos tienen un componente tecnológico cada vez mayor y más complejo. La innovación es permanente, es constante; es más, históricamente en muchas ocasiones las Fuerzas Armadas son las que llevaban a cabo desarrollos tecnológicos que luego se transponían al mundo civil. Ahora estamos en un momento en que corremos el riesgo de vernos superados por la propia velocidad con que se desarrollan muchas tecnologías. 

Esto nos obliga a mirar a nuestro alrededor, a observar el mercado, ver cómo se van desarrollando esas tecnologías, analizar los riesgos asociados a ello y valorar cómo podemos contrarrestarlos. 

Un concepto muy en boga actualmente son las tecnologías disruptivas emergentes, que son todas aquellas relacionadas con la inteligencia artificial, el big data, y una serie de áreas que son muy difíciles de controlar y cuyo uso inapropiado por parte de nuestros potenciales adversarios debemos contrarrestar. Pero también es cierto que no debemos perder el foco en lo que representa la columna vertebral de las Fuerzas Armadas, que son los hombres y mujeres que las componemos. De su formacion, competencia y capacidad de adaptación al entorno tecnológico radicará gran parte del éxito en el cumplimiento de la misión que tenemos asignada. En todo caso, conviene tener presente que en este campo tan diverso, en muchas ocasiones las medidas más rudimentarias son las que nos van a servir para hacer frente a esa evolución tecnológica tan enorme que se está produciendo hoy en día.

-Vivimos tiempos complejos, que si ya lo eran antes del Covid ahora con la pandemia son mucho más. ¿Qué peligros reales nos acechan actualmente en materia de defensa?

-Muchos, la verdad. Ahora mismo más que de la defensa debemos hablar de seguridad, que es un concepto bastante más amplio y que recoge todo tipo de amenazas y de riesgos. Sería complejo llevar a cabo un listado de todos los riesgos que tenemos que afrontar. A mí me gusta resumirlos en torno a tres conceptos: los peligros asociados a las desigualdades sociales, puesto que dentro de esas desigualdades está la razón de ser de muchos de los conflictos que hoy día se dan en el mundo entre otros factores; por otra parte la incertidumbre, porque gestionarla se está convirtiendo realmente en una tarea complicada y tal vez ahora en el marco de la pandemia que estamos sufriendo se puede encontrar un buen ejemplo de ello; y por último el materialismo, sobre todo de las sociedades occidentales. La verdadera raíz de gran parte de los problemas que tenemos radica en esa pérdida de valores y en ese enfoque tan material que le damos a muchos aspectos de nuestras vidas.

-Con lo que me cuenta, está claro que una forma de combatir esos riesgos sería acabar de alguna manera con las desigualdades sociales.

-Sin duda, y esa es una de las razones que explica el hecho de que las Fuerzas Armadas Españolas estemos desplegadas en lugares tan lejanos como Afganistán, o el Sahel. Nuestra seguridad, la de los españoles, se construye en esos escenarios, defiende y en los que se dan unas desigualdades enormes que muchas veces constituyen la razón de ser de los conflictos que allí se desarrollan.

-Detrás entiendo que está en buena parte el origen del yihadismo, que es uno de los mayores peligros que nos amenazan.

-Todos esos movimientos radicales, de tipo religioso, social y de cualquier naturaleza, al final encuentran un caldo de cultivo perfecto en esas desigualdades sociales.

-¿Cómo afecta el Covid a la operatividad de los ejércitos?

-La verdad es que como a cualquier otra institución, pero la ventaja que tenemos las Fuerzas Armadas por ese constante mirar al futuro y anticiparnos a los acontecimientos es nuestra capacidad de adaptación. Nos hemos amoldado relativamente a la situación. Hemos asumido todos los protocolos en cuanto a la protección y la forma de trabajo, y lo hemos demostrado así en la Operación Balmis. La mayor parte de nosotros hemos participado en operaciones en el exterior, pero puede que esta sea la misión más importante de nuestras vidas porque no hay nada más satisfactorio que empeñarte en ser útil y ayudar las 24 horas del día a tus compatriotas y muy especialmente en una situación tan adversa como esta.  

-¿Qué capacidad operativa real tiene hoy España ante una agresión exterior? Fundamentalmente procedente del Magreb, y no sé si es correcto focalizarlo en esa región.

-Preferiría evitar ceñirme a escenarios concretos porque podría entrar en materias que son clasificadas. Lo que resulta meridianamente claro es que no se puede poner en duda la capacidad operativa de las Fuerzas Armadas Españolas. Tenemos unos sistemas de armas modernos, algunos de ellos necesitan ser reemplazados y son muy costosos por otra parte, pero disponemos de capacidades suficientes. Es cierto que casi ninguna nación sería capaz hoy en día de hacer frente a todas las amenazas y retos que existen, pero la gran ventaja que tenemos en España y en las naciones de nuestro entorno es la pertenencia a esas organizaciones de seguridad y defensa que a través de los compromisos adquiridos en materia de seguridad y mecanismos de coordinación y respuesta adoptados somos capaces de complementarnos para hacer frente a toda esa panoplia de riesgos para la seguridad en el siglo XXI.

-Usted procede del Ejército del Aire, ¿la Fuerza Aérea Española es homologable a la de las naciones europeas de su nivel? 

-Absolutamente. Disponemos de medios muy modernos, si bien como ya he comentado algunos de ellos necesitan ser reemplazados y habrá que acometer procesos de adquisicion supeditados a los escenarios presupuestarios actuales, pero sobre todo tenemos también un capital humano de una profesionalidad más que sobresaliente. Llevamos operando en el marco de estas organizaciones internacionales en el exterior durante muchísimos años con los mismos estándares de operatividad que los ejércitos más modernos del mundo. Despertamos mucha admiración, tal vez por nuestra capacidad intrínseca de relacionarnos con las personas de nuestro entorno sea cual sea el escenario en el que nos movemos. De ahí que me sienta muy orgulloso de pertenecer al Ejército del Aire, pero haría extensiva esta afirmación a todas las Fuerzas Armadas Españolas. 

-Se ha tenido que trasladar a Bruselas con su esposa, porque el Cuartel General de la OTAN  está allí, ¿cómo está siendo esa adaptación?

-Pues muy bien con sus peculiaridades porque nos movemos en este entorno del Covid, pero es la segunda ocasión en la que vamos a residir en Bruselas. La diferencia tal vez es que en la anterior, cuando estuvimos aquí destinados, vinimos con nuestros dos hijos, Jorge y Beatriz, y ahora ellos se han quedado trabajando en Madrid y hemos introducido un nuevo elemento en la unidad familiar que es nuestro perro Maxi. Pero por lo demás la adaptación está siendo perfecta.

-¿Cómo se ve desde Bélgica la evolución que está teniendo en España la pandemia?

-Pues la verdad es que la situación aquí es peculiar porque no deja de ser la capital de Europa y en consecuencia, en ella se da cita una comunidad internacional importantísima, lo cual representa un riesgo adicional bien porque nos incorporamos los que venimos destinados, bien porque el personal internacional que se marchó de vacaciones ahora regresa. A España la vemos con algo más de preocupación que cuando vivíamos en Madrid, tal vez la rutina del día a día y el estrés con el que nos movíamos no propiciaba esos momentos de reflexión. Pero por otra parte también tenemos la esperanza de que esto pronto quede en un mal sueño, porque desde luego era un escenario que pocos podíamos imaginar.

-¿Suele visitar con frecuencia Teruel?

-Sí, siempre que puedo, aunque sin duda menos de lo que me gustaría, pero desde luego siempre que mis obligaciones me lo permiten.

-Además sigue teniendo aquí todavía a la familia.

-Sí, sí, están ahí, mis padres viven en Cella con mi hermana Concha y cada vez que tengo ocasión, últimamente cada mes o mes y medio me suelo escapar, y por supuesto siempre en vacaciones de verano, Semana Santa y Navidad, pero ahora intento ir con más frecuencia porque mis padres son más mayores, y es una delicia volver a tu tierra.

-Usted nació en Concud, menuda diferencia de lugar tranquilo con los destinos que le han tocado y los ámbitos en que se mueve. ¿Echa en falta esa tranquilidad?

-Pues en muchas ocasiones sí. Concud representa para mí  ese remanso de paz que necesitas para recargar baterías. Y por otra parte, desde un punto de vista un poco sentimental, allí están mis raíces y es volver a entrar en contacto con ese entorno en el que te has criado, y volver a ver a los amigos y a las personas con las que has crecido, aunque ya faltan muchas porque nos vamos haciendo mayores. Siempre suelo decir que soy lo que soy gracias a haberme criado, como decimos allí, en un entorno como el de Concud, donde teníamos toda la libertad para movernos por el pueblo, pero a su vez debíamos alternar el disfrute de esa libertad con ciertas dosis de responsabilidad y esa cultura del esfuerzo y del respeto que nos fueron imbuyendo propiciado por la necesidad de echar una mano a nuestros padres, ya que había que pagar los estudios y los gastos de la casa y tenías que combinar esos dos aspectos libertad y responsabilidad. Todo eso te va forjando y no tengo duda que ha tenido una enorme influencia en lo que soy, tanto desde el punto de vista profesional como de desarrollo personal.

-¿Hace de embajador de Teruel allí donde va?

-Por supuesto, y no lo digo por el hecho de ser entrevistado y como un brindis a la tierra, no, no; yo soy muy, muy embajador de lo que yo llamo mi pueblo. Me van a perdonar los turolenses, pero siempre me refiero a Teruel como mi pueblo. También es cierto que mi segundo apellido me delata, puesto que el hecho de apellidarme Bronchales pone mucho más fácil justificar de dónde soy. Pero sí, me gusta ser embajador de mi pueblo, es cierto.

-¿Y qué le dice la gente cuando descubre que es turolense, porque lo de Teruel Existe se le ha quedado a todo el mundo?

-Sí, sí. Bueno, últimamente está siendo esto un poco más controvertido por cuestiones a las que no me voy a referir, pero sí es cierto que siempre, y sobre todo desde que el eslogan se puso en marcha y fue un acierto tremendo porque resultó muy pegadizo, y fueses donde fueses en España todo el mundo cuando decías, “soy de Teruel”, lo primero que veías era una sonrisa y la simpatía con la que te miraban, y eso los que estamos fuera lo notamos. Porque cuando te preguntan de dónde eres, yo siempre añado “ahora ya sabéis que Teruel Existe porque conocéis a uno que nació allí”, y entonces propiciaba esa conversación agradable y de mucha simpatía.

-¿Cómo ha visto desde fuera la evolución de la provincia desde que tuvo que marcharse y también esa percepción exterior que la gente tiene de nosotros?

-Pues para ser sincero, yo dejé Teruel en el año 1978 cuando ingresé en el Centro de Seleccion de la Academia General del Aire en Granada y desde entonces solo he tenido ocasión de volver durante los permisos. Al principio lo veía con un poco de preocupación debido fundamentalmente a la despoblación, y yo fui uno de los que nos marchamos de Teruel. A este respecto siempre comento un dato, en Concud durante 25 años no nació nadie, es decir, aquello era contemplar un poco cómo iba desvaneciéndose ese territorio en el que nos habíamos criado. Sin embargo, desde hace diez o quince años en el propio Concud, familiares jóvenes e hijos de amigos en lugar de irse a Teruel a vivir se hicieron sus casas, están viviendo allí, y es una alegría volver al pueblo y oír a los niños, que parece muy simple pero hace mucha ilusión constatar que el pueblo sigue vivo. 

Es cierto que la despoblación ha continuado, pero también lo es que la provincia ha tenido desarrollos desde el eslogan que hablábamos antes, la autovía supuso un salto cualitativo importante, la ciudad se ha mantenido más o menos en niveles de número de habitantes similares, y se ha desarrollado el polígono industrial y Platea. Siendo de Concud he apreciado todos estos avances que sin suponer un gran boom han fijado la población. Y luego por otra parte el Aeropuerto de Teruel...

-Ahí quería llegar, porque siendo usted del Ejército del Aire, ¿qué le parecen esas instalaciones aeroportuarias que tenemos ahora y el éxito que han tenido?

-Si presumo de ser de Teruel, también lo hago del Aeropuerto de Teruel como no te puedes ni imaginar. Yo no podía imaginar que lo que fue el polígono de tiro de Caudé y que en cierto modo constituyó uno de los elementos que me inclinó a esta aventura vital del Ejército del Aire, pudiese devenir en lo que es hoy, y sobre todo después de verlo tan abandonado, algo que me daba muchísima pena. Su construcción coincidió con una estancia prolongada mía y de mi familia en Estados Unidos haciendo un curso, y cuando mi padre me decía que estaban haciendo una pista en Caudé, yo en algún momento le llegué a decir, ¿estás seguro? De vuelta pude incluso echar una mano con un asunto del espacio aéreo desde el Estado Mayor del Aire, y es para estar muy orgullosos por ese enfoque industrial, que por otra parte es el que correspondía porque pensar en un aeropuerto de pasajeros en Teruel tampoco sería realista. En cambio ese enfoque que se le ha dado y que le da el director, un muy buen amigo y super emprendedor que está gestionando el aeropuerto de maravilla, a mí me parece un éxito desde todo punto de vista. Fue un riesgo que corrieron las instituciones al principio, pero ahora creo que nos podemos sentir muy, muy orgullosos, y además de mucho futuro.

-¿Cuándo lo veremos de nuevo por Teruel?

-Pues en cuanto pueda. La verdad es que ahora lo voy a tener más complicado, máxime con estas restricciones de la pandemia. Mi intención era seguir yendo casi con la misma asiduidad, porque también es cierto que los vuelos entre Bruselas y Madrid son muy frecuentes y hay muchas posibilidades de ir al menos de fin de semana y de vacaciones, pero no sé cuándo se levantarán estas restricciones y podré acercarme por Cella a dar un abrazo a toda la familia, por Concud a ver a los amigos, y por Teruel por supuesto.