El ingeniero César Esparza diseña una pieza a escala del Torico de Teruel
La toma de medidas y el estudio del símbolo de Teruel lo hizo en 1980 y ahora ya es una realidadHoy en día son muchos los turolenses que han tenido ocasión de tocar el Torico en alguna ocasión, pero ahora además van a poder tener una reproducción a escala entre las manos, gracias a un ingeniero turolense que llevaba la idea hace tiempo en la cabeza y que ahora la ha hecho realidad.
César Esparza es ingeniero superior industrial y durante muchos años además fue profesor en la Escuela de Arte de Teruel. En 1980 tuvo la oportunidad de subir con una grúa hasta el Torico para hacer un estudio sobre la iluminación del símbolo de la ciudad. Aquel proyecto no llegó a realizarse pero le posibilitó tomar medidas y estudiar la figura.
Ahora, décadas después, la pandemia le ha dado la oportunidad de tener más tiempo para desarrollar una iniciativa vinculada al Torico: la reproducción de la escultura. Para ello, a partir de un molde reprodujo la figura, primero en escayola, luego en silicona y finalmente en aleación de cobre, tras localizar una fundación artística en Valencia que ha materializado estas figuras.
El resultado es una pequeña escultura de aleación de cobre pulido, que Esparza considera que se puede convertir en un detalle, un recuerdo para turolenses ausentes o un regalo de despedida “para aquellos que dicen que vienen a Teruel llorando y luego se van llorando de aquí”. O simplemente para los que quieren tener el emblema de la ciudad al alcance de sus manos.
La producción es artesanal y se ha cuidado mucho el resultado final, en colaboración con el estudio de diseño Eneida, con un embalaje especial en una caja diseñada por María Francisco Saavedra, donde también se puede encontrar la leyenda del origen de la ciudad: “El toro corría de un lado a otro, lo perseguía un estrella mas no huía, solo elegía el lugar indicado...”.
En el texto también se hace referencia a cómo apareció la figura en el siglo XVI sobre una fuente hoy extinta, y cómo durante la guerra “se vio quebrantada su fidelidad” con los turolenses. También, a la aparición de un molde de escayola que permite hace piezas fidedignas de la escultura.
De momento, las figuras se pueden pedir por encargo pero la intención de Esparza es que se puedan poner a la venta en alguna joyería o tiendas de regalo teniendo en cuenta que no es un souvenir, ya que el coste de producción es alto.
De momento, cuenta con una primera tirada de 50 unidades y espera que si la pieza tiene éxito se puedan fabricar más, porque el objetivo de este artículo, que ha inscrito en el Registro de la Propiedad, es “potenciar la figura del Torico”. Por eso también le gustaría que se volviera a retomar un proyecto para realizar un alumbrado artístico del símbolo de la ciudad.
Según el doctor en Historia, José Luis Castán, la figura del Torico data del siglo XVI y coronaba una antigua fuente que se situaba en un lateral de la plaza.
A mediados del siglo XIX se trasladó a su actual emplazamiento y desapareció una pequeña estrella que sostenía entre sus astas. En 1938 una familia lo guardó durante la Guerra Civil y en 1963 se le cambió la orientación y se hizo el molde de escayola y en 2003 se restauró la fuente y la escultura de bronce, que pesa 54,5 kilos.
El Torico evoca los orígenes míticos de la ciudad de Teruel, que se refieren al momento en el que un toro se paró y una estrella se colocó sobre sus astas. Entonces, los hombres que lo perseguían entendieron que allí tenía que levantarse una villa cuyo nombre lo ensalza.
Más información, en el correo cesaresparza@iicv.es