El índice de denuncias por violencia de género en Teruel es similar en el medio rural y el urbano
Una psicóloga y guardia civil realiza un pormenorizado informe sobre la situación de las víctimas en la provinciaNo hay grandes diferencias cuantitativas entre las denuncias de violencia de género que se interponen en las zonas urbanas de la provincia de Teruel con respecto al medio rural, aunque en los pueblos el qué dirán y el temor a que se enteren amigos y familiares de su situación sí pesa sobre la víctima. El estudio ha sido realizado como Trabajo de Fin de Master de Psicología por la guardia civil María Ortega Sánchez, que basa el estudio en el análisis de la base de datos sobre violencia de género a nivel provincial en el año 2022 y la realización de un cuestionario a un total de 180 mujeres del entorno rural y urbano.
La psicóloga y agente reconoce que los datos le han sorprendido y resultan “esperanzadores” puesto que, a priori, pensaba que habría más diferencias en cuanto a las denuncias interpuestas entre el medio rural y el urbano, que en el caso de la provincia de Teruel se circunscribe a la capital turolense, ya que es el único núcleo con más de 20.000 habitantes.
En el TFM de Ortega se recoge que en la provincia vivían en 2022 un total de 66.214 mujeres, de las que 18.806 residían en la capital y 47.408 en zonas rurales, donde se interpusieron 79 denuncias por parte de la propia víctima y 22 de oficio. Mientras, en la ciudad de Teruel se pusieron 39 denuncias y 11 de oficio. Esto arroja una tasa de denuncia impuesta por la víctima en el medio rural de 1,67 por cada mil habitantes y de oficio un 0,46 por mil, mientras que los índices en el medio urbano son de 2,073 por mil en el caso de las denuncias por parte de las propias víctimas y de 0,58 por mil de oficio. La experta plantea que las cifras no varían mucho con respecto a los informes a nivel nacional, aunque en ellos no se hace distinción entre zonas rurales y ciudades. En total se pusieron 203 denuncias, ya que en los datos manejados en el trabajo no se incluyen otras denuncias como las de servicios médicos o puestas por familiares o vecinos.
Sin embargo, otra de sus hipótesis es que existían factores diferenciales a la hora de interponer la denuncia, algo que sí se ha confirmado, puesto que las víctimas del medio rural le dan más importancia a ser juzgadas socialmente si dan ese paso, mientras que para las del medio urbano tienen más peso otras cuestiones, como no contar con independencia económica.
Del cuestionario realizado entre un total de 181 mujeres se desprende que un 19,8% de las mujeres que viven en zonas rurales reconocen haber sufrido violencia machista, frente al 17,7% de las de la capital, mientras que las denuncias también están 2 puntos por debajo en el caso de las víctimas que habitan los pueblos. Sin embargo, esas diferencias no son grandes y no pueden ser tenidas en cuenta a juicio de Ortega puesto que la muestra tomada no es demasiado amplia. “De 90 mujeres consultadas son 17 las que reconocen haber padecido violencia, es una muestra muy pequeña”, matiza, para añadir que si la encuesta fuera más amplia “los datos posiblemente cambiarían”.
Los datos que se manejan en el estudio corresponden al año 2022, donde hubo 203 denuncias por malos tratos, frente a las 240 que se tramitaron en 2023 en la provincia de Teruel. Por otro lado, Ortega detalla que las interpuestas de oficio casi se han duplicado, al pasar de las 36 de 2022 a 67 en 2023. Estas cifras son alentadoras a juicio de la experta puesto que constatan “una mayor concienciación por parte de la población”, dice. Y es que un mayor número de denuncias no está ligado con más violencia de género, sino con más mujeres que dan el paso para acabar con esa situación de opresión.
Reconoce que su hipótesis de partida es que las mujeres del ámbito urbano iban a ser más proclives a presentar denuncias por la cercanía de recursos y también por el hecho de contar con un entorno social más amplio que las que habitan en el medio rural. Sin embargo, el trabajo realizado le ha demostrado que las víctimas que viven en los pueblos denuncian en un porcentaje similar y tienen acceso a los recursos, entre los que “el estrella a la hora de interponer la denuncia es la Guardia Civil”, asegura la experta.
La agente estudió Psicología y cuando se creó el equipo Viogén de la Guardia Civil, del que forma parte en la Comandancia de Teruel, quiso especializarse y realizó su Trabajo de Fin de Master centrado en los malos tratos y la violencia de género y con especial atención a los factores que dificultan la interposición de las denuncias. “Trabajamos constantemente con víctimas y conocer cómo se sienten y qué les impulsa a dar el paso y denunciar es importante para poder ayudarles mejor y enfocar las charlas informativas”, asegura.
Juzgadas socialmente
Sí ha detectado diferencias entre los comportamientos de las víctimas del medio rural y urbano. En los pueblos “siguen sintiéndose juzgadas socialmente”, un factor de peso para ellas frente a las víctimas que viven en la capital, que le dan mayor importancia a aspectos como la independencia económica. Las mujeres urbanitas tienen unos circuitos sociales más amplios y se suelen sentir más respaldadas, según refleja el TFM, donde se apunta a que en el medio urbano pesan más otros factores, como la solvencia económica.
Por contra, las víctimas de los pueblos sienten “vergüenza” por su situación en un mayor porcentaje y no desean que se enteren sus amigos y familiares.
Según se recoge en el trabajo, los datos del Consejo General del Poder Judicial muestran que en el año 2022 se interpusieron 162.848 denuncias por violencia de género en España, una cifra un 11,8% superior a la del año 2021. Por otro lado, el portal estadístico de la Delegación de Gobierno contra la Violencia de Género refleja que en el año 2022 fueron asesinadas 49 mujeres, de las que 24 no llegaron a interponer denuncia por violencia de género.
Este incremento en las denuncias “lejos de ser desalentador, pensando que posiblemente sea por un incremento de la ejecución de este tipo de delitos, es esperanzador”, dice el informe, puesto que lo que refleja “es una mayor concienciación” y plantea que en los países donde hay situaciones igualitarias entre hombres y mujeres, el porcentaje de mujeres que reconocen haber sido víctimas de violencia de género es mayor.
El trabajo de María Ortega parte de la hipótesis previa de que existen factores diferenciales entre las zonas rurales y urbanas y que será en las rurales donde más índice de denuncias de oficio haya por la invisibilización de la violencia en estas zonas, algo que constató que no era así puesto que en la ciudad hay más denuncias realizadas por las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad y el Ministerio Fiscal, sin necesidad de que la formule la víctima. La agente indica que esa opinión de que “los trapos sucios se lavan en casa” más típica del medio rural podía acarrear que hubiera un mayor número de denuncias de oficio, pero no ha sido así.
Para la realización del estudio de fin de master se realizó un cuestionario entre el 14 de febrero y el 14 de marzo de 2023 cuya duración era de 6 minutos. Lo respondieron un total de 209 personas, pero se descartaron diez porque marcaron sexo masculino y 28 que vivían fuera de la provincia de Teruel. Por ello, la muestra total estuvo compuesta por un total de 181 participantes, 90 residentes en la zona urbana de Teruel capital y 91 en la zona rural. De las que habitan en la capital, 16 afirmaron haber sufrido malos tratos en algún momento de su vida, frente a las 18 del medio rural.
Además, en los meses de marzo y abril de 2023 se hicieron entrevistas con las víctimas de la violencia de género que tienen una orden de protección vigente, una presencial y las otras tres por teléfono a petición de las propias víctimas.
Ayuda para el futuro
La bibliografía y estudios dispares analizados por Ortega no muestran un consenso sobre si hay una mayor prevalencia de la violencia de género en las zonas rurales que en las urbanas. Hay estudios que indican que en las zonas rurales, debido a la mayor masculinización y una mayor percepción de modelo familiar tradicional, la violencia de género no tiene consideración de delito para la población y los agresores, en muchas ocasiones, no son considerados peligrosos.
Uno de los aspectos en los que incide la experta es en el gran desconocimiento que hay sobre las diferencias entre los malos tratos en el ámbito rural y urbano. Esta carencia responde a que las investigaciones realizadas hasta la fecha no disgregan entre los datos correspondientes al medio rural y al urbano, algo que sí ha podido realizar ella gracias a la colaboración de la Comandancia de la Guardia Civil de Teruel.
Conocer los comportamientos de las víctimas y lo que les frena a la hora de interponer la denuncia es clave para los agentes, que pueden así ofrecer información más ajustada a la realidad.
La responsable del informe indica que ha habido una evolución muy favorable en los últimos años y que el Pacto de Estado contra la Violencia de Género, puesto en marcha en el año 2017, ha sido fundamental para lograr una mayor concienciación de la sociedad rural gracias a la colaboración de los Ayuntamientos.
En opinión de María Ortega Sánchez, es fundamental que se conozca qué es la violencia de género puesto que hasta hace una década sólo se asociaba con la violencia física. “Una mujer que sabe lo que es la violencia de género es más factible que presente una denuncia”, dijo.
La agente recuerda que la violencia hacia las mujeres es un delito público y cualquiera que tenga conocimiento del mismo “tiene la obligación de ponerlo en conocimiento” de las fuerzas de seguridad del estado.