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El Hospital Obispo Polanco de Teruel lleva 25 años formando a cirujanos generales El Hospital Obispo Polanco de Teruel lleva 25 años formando a cirujanos generales
Juan José Sánchez, José María del Val y Joana San Antón (de i. a d.) en ser servicio de Cirugía General del Hospital Obispo Polanco de Teruel

El Hospital Obispo Polanco de Teruel lleva 25 años formando a cirujanos generales

Fue la primera especialidad que logró acreditación para formar a médicos internos residentes
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El servicio de Cirugía General del Hospital Obispo Polanco fue la primera especialidad de este centro en formar a médicos internos residentes (MIR). El primer MIR comenzó su formación en 1993 y durante estos 25 años un total de once facultativos se han formado aquí y varios se han quedado después a trabajar en este centro sanitario.

El jefe del servicio de Cirugía del Obispo Polanco, el doctor José María Del Val, destaca la importancia que tiene para un servicio de este tipo apostar por la formación y el reto que supuso ponerlo en marcha hace ya más de dos décadas.

“Solicité la acreditación porque tuve la visión de la importancia de la formación y estaba convencido de que este hospital estaba capacitado para dar formación a cirujanos generales, que es lo que necesitan la mayoría de los hospitales, no la superespecialización”, comenta el responsable del servicio.

La idea contó con el apoyo de la dirección del hospital y como se reunían todos los requisitos que exigía el Ministerio de Sanidad, se consiguió la acreditación para este tipo de docencia en 1992 y al año siguiente llegó el primer residente a este servicio.

En esta etapa ya había MIR de medicina de familia pero Cirugía fue la primera especialidad que contó con esta formación en Teruel. “Rompimos el hielo y abrimos el camino para otras especialidades”, recuerda el doctor Del Val quien reconoce que en los comienzos surgieron dudas pero que afirma que “había muchas ganas de formar y de sacar esta idea adelante”.

Actualmente, además de Cirugía General, hay médicos internos residentes en Medicina Interna, Psiquiatría, Traumatología y Radiodiagnóstico.

El responsable de este servicio explica que muchos de los residentes que se han formado en este hospital son turolenses o de zonas próximas como la Comunidad Valenciana pero que han tenido también médicos de todo el país de zonas tan lejanas como Andalucía o el País Vasco. 

Del Val hace un balance positivo de estos años porque ha pasado por esta unidad “gente muy válida, con muchas ganas de aprender, son jóvenes que absorben todo como esponjas”. Y que han logrado una excelente preparación para trabajar en cualquier unidad de Cirugía General.

En cuanto a la diferencia con los grandes hospitales, el especialista destaca que los residentes consiguen la misma preparación porque para aquellas técnicas muy especializadas que no se hacen en el Obispo Polanco los MIR realizan estancias de dos o tres meses en otro hospital para aprenderlas.

El médico turolense también destaca los beneficios que tiene la formación para el propio hospital y el servicio que acoge a los jóvenes médicos. “Aporta mucho al servicio es muy importante porque nos obliga a estar actualizados, tanto en las nuevas técnicas como a nivel científico. Es un estímulo para nosotros, nos ayuda a estar al día”, asegura.

En este sentido, señala que el Obispo Polanco fue uno de los primeros hospitales en aplicar la cirugía laparoscópica, primero para la vesícula pero después se amplió a otro tipo de intervenciones y en cirugía de la mama se trabaja en la misma línea que otros centros con técnicas conservadoras.

Pero, además, y en estos momentos en los que tanto se habla de las dificultades para encontrar especialistas que quieran trabajar en los hospitales que están alejados de las grandes ciudades, Del Val asegura que contar con residentes contribuye a estabilizar plantillas porque se han formado aquí conocen el equipo y se integran muy bien.

Los datos así lo demuestran. Cuatro de los once cirujanos que realizaron su preparación de la especialidad en el hospital turolense se incorporaron después a la plantilla y continúan trabajando en Teruel cuyo servicio de Cirugía General está formado por un total de diez especialistas, más un número máximo de tres MIR. 

La calidad de la formación que se da en este hospital queda acreditada, ya que se hacen controles periódicos de docencia y las auditorías, la última hace dos años, dan el visto bueno a la docencia. Esto también se traduce en la satisfacción de los propios médicos internos residentes que se están formando en Teruel.

Juan José Sánchez acaba de iniciar su formación como cirujano este mismo año. Este joven médico es de Jerez de la Frontera (Cádiz) y reconoce que cuando pidió la plaza casi no sabía dónde estaba Teruel ni había oído hablar del hospital pero era la única que quedaba libre para Cirugía General, que era la especialidad que tenía clarísimo que quería hacer, y por eso se decidió. 

Ahora asegura que está muy satisfecho y que no se arrepiente de su decisión. “Al ser un hospital pequeño puedo ver todo tipo de patologías, no voy rotando por cada servicio como en los hospitales grandes”, destaca Juan José Sánchez. A nivel personal valora sobre todo el trato cercano. “Al ser un servicio más pequeño la relación entre los compañeros es mucho más estrecha, como una pequeña familia, eso me encanta”, afirma el MIR.

También se siente muy a gusto en el Hospital Obispo Polanco Joana San Antón, que está en su tercer año de formación. Ella es de Vitoria y eligió Teruel porque era la plaza más próxima a su ciudad. Destaca que está aprendiendo mucho porque como solo son tres MIR cuando hay quirófano siempre pueden estar cualquiera de ellos e incluso varios.

También indicó que, respecto a compañeros suyos que están en grandes hospitales tiene menos presión. “La competitividad es más alta en hospitales grandes porque para lo mismo están muchos más”, comenta y destaca que en Teruel les dejan hacer muchas cosas y que esto repercute en conseguir una muy buena preparación.