El encendido de la hoguera de San Julián precede a otros fuegos que se extienden por toda la ciudad de Teruel

Una sonora y vistosa traca sirvió este sábado para encender la hoguera de San Julián y con ello una gran fiesta en la que vecinos de todas las edades compartieron baile y embutido al calor de la lumbre . La fiesta de San Antón es la más antigua y la que más arraigo tiene en el barrio de San Julián, donde ahora la dinámica Asociación de Vecinos ha propiciado la celebración de otras muchas , como la de Navidad o la de Halloween. Este sábado, centenares de personas se concentraron en torno a la hoguera a la hora del encendido y, a partir de las 8 de la noche, fueron muchos los que hicieron cola para degustar uno de los 1.200 bocadillos realizados con los 70 kilos de embutido donado por hermanos Sánchez Andrés.

La encargada de prender la mecha de la traca que iluminó la hoguera fue la alcaldesa de Teruel, Emma Buj, que estuvo arropada durante el acto por varios concejales tanto del equipo de gobierno como de la oposición y también por los integrantes de la Asociación de Vecinos de San Julián y por decenas de personas que residen en este barrio y en otras zonas de la capital. La hoguera de San Antón bajo los viaductos se ha convertido en un punto de reunión para numerosas personas de todas las edades de diferentes puntos de la ciudad. Algunos aprovecharon las brasas para asar sus propios embutidos y cenar con los amigos y familiares.

Los vecinos de San Julián disfrutaron un año más de la longaniza, el chorizo, la morcilla y la güeña, en total 70 kilos de embutido, que donó la empresa Hermanos Sánchez Andrés, HSA. La carnicería cumplió así con una tradición que se remonta a hace medio siglo, cuando los abuelos del actual gerente, Daniel Sánchez, regentaban una carnicería situada junto a la ermita de San Antón y participaban de forma activa con al fiesta.

Carniceros

Los carniceros vivían encima del negocio y siempre estuvieron muy integrados en San Julián, un barrio de la capital que es “como un pequeño pueblo dentro de la ciudad”, indicó Sánchez, quien añadió que su padre y su tío son socios de honor de la Asociación de Vecinos de San Julián y conservan la placa que les dieron “con más ilusión que si tuvieran una foto con el rey”. La donación de embutido es una tradición, sin ningún acuerdo por escrito ni compromiso, pero que se mantendrá durante los próximos años: “La idea es seguir colaborando, si no mi padre y mi tío me matan”, dijo rotundo el actual gerente.

Visi Marzo, que forma parte de la junta directiva de la Asociación de Vecinos de San Julián, indica que la fiesta de San Antón es la más arraigada en El Barrio. Ella, que lleva toda su vida residiendo allí, recordó que antaño era una comisión de fiestas la que organizaba esta celebración, que ahora se lleva a cabo desde la asociación con el fin de mantenerla viva. Desde luego el objetivo se cumple con creces porque “la gente viene, por mucho frío que haga”, precisó, para añadir que se trata de un momento que comparten “mayores y pequeños”.

En este sentido también se pronunció la alcaldesa, quien aseguró que se trata de una fiesta “intergeneracional” que disfrutan tanto los ancianos del barrio como los más jóvenes. “Es una actividad tradicional en la que se reúnen en torno a una hoguera para disfrutar de la comida y el buen ambiente”, describió.

Emma Buj indicó que este año han prendido 200 hogueras en la ciudad, pero lamentó que entre ellas no esté la del Arrabal y animó a sus vecinos a recuperar una tradición importante para un barrio que, antaño, estaba ocupado principalmente por familias agricultoras.

Entre las personas que acudieron a ver cómo prendía la hoguera estaban Gabriel Esteban y Pilar Báguena, que se fueron desde Villastar hace 50 años hasta San Julián y aseguraban ayer que este barrio “es como estar en el pueblo”. Indicaron que están muy a gusto en él, aunque reclaman más aparcamientos porque desde que hace algunos años se construyó el ascensor, aparca en él mucha gente que trabaja en el centro.