El control de los riesgos cardiovasculares es fundamental para prevenir el ictus

El Día Mundial del Ictus se celebró en Teruel con una mesa informativa por la mañana del martes y dos talleres sobre texturas y comunicación, en el centro sociocultural San Julián, por la tarde. El objetivo era dar información sobre cómo se produce, los síntomas que se pueden apreciar al ver un persona que está sufirendo un ictus, además de proporcionar las pautas a seguir en caso de detectar el suceso o saber qué medidas preventivas se deben tomar para no caer en un accidente cerebrovascular.

La actividad fue realizada en la plaza del Torico, en la que participaron profesionales de los centros de Salud Ensanche y Centro, además de la Clínica Reeduca, pero debido a las inclemencias del tiempo no pudo realizarse de forma completa. Por la tarde continuaron con los talleres de formación.

El ictus afecta de varias formas a la calidad de la salud, ya que es la segunda causa de muerte en la población adulta y la primera causa de discapacidad tras haber sufrido un episodio de este tipo, pero también es la segunda causa que produce demencia y además desencadena una mortalidad muy elevada. “La mortalidad es muy elevada, sobre todo en el primer año, de ahí la importancia del diagnóstico precoz”, señaló Pilar Marco, médica de Atención Primaria en el centro de salud Ensanche.

Para prevenirlo es necesario mantener buenos hábitos de vida, como hacer deporte o llevar una alimentación adecuada, pero también controlar “la hipertensión arterial, el colesterol alto, la diabetes o el tabaquismo”, apuntó la doctora.

En Aragón, se producen todos los años 2.000 episodios de ictus, siendo 600 de esos casos los que tienen como desencadenante la muerte.
 

El trabajo informativo consistió, asimismo, en dar a conocer al público que el 90% de los ictus se podrían prevenir con el control de los factores de riesgo cardiovascular. Además, tener las pistas para reconocerlo también es importante, ya que la rapidez de actuación va en beneficio de quien sufre esta patología y el saber que afecta al razonamiento, a la memoria, al lenguaje escrito, a los números y a la lógica, al lenguaje hablado, al movimiento de alguno de los lados.

Si aparece un caso, se aplica el Código Ictus, que es un sistema de alertas sanitarias que pone en marcha un protocolo de rapidez práctica, que se comenzó a realizar en 2012. Diagnosticar un ictus en las primeras horas es clave para disminuir las secuelas y reducir la mortalidad.

En las actividades realizadas participaron varios colectivos además de Medicina o Enfermería, ya que junto a la Comisión Ictus del Sector Teruel, también colaboraba la Clínica Reeduca, especialista en Fisioterapia y Logopedia.

Talleres

Estos especialistas fueron los encargados de impartir las dos sesiones prácticas. “Este año estaban enfocadas a la Logopedia”, reseñó Isabel Meléndez, de la Clínica Reeduca. El primer taller consistió en dar las pautas “para adaptar la comida, ya que, tras un ictus, a veces no pueden comer bien y es necesario adecuar las texturas”, aclaró Meléndez. Como ejemplo, una manzana -además de su aspecto natural- puede convertirse en zumo, puding o una espuma, para que el paciente pueda tragar y deglutir correctamente. Enseñar a acomodar la comida es básico para la recuperación.
 

Otro de los talleres de rehabilitación consistió en dar las claves para poder volver a comunicarse tras un episodio de ictus, con distintos sistemas alternativos, ya que cognitivamente si pueden comunicarse estos pacientes.

“Hay sistemas que nos pueden ayudar a seguir comunicándonos con el entorno”, detalló Meléndez. Pero aprender a interactuar es una labor que, principalmente, corresponde a los cuidadores, pues son los que tienen los recursos y la capacidad intacta para, a través de gestos o técnicas interpretativas, estimular al paciente a tener una comunicación activa.

Las especialistas incidieron en que el postictus es muy importante, ya que a rehabilitación debe comprender todos los ámbitos, con regularidad y constancia, ya que se puede volver a recaer.