El consumo de roscón de Reyes crece esta campaña por la tradición y por ser puente
La mayoría de los roscones se piden rellenos de nata en una campaña en la que se encarga másEntre la tradición y la gula, qué difícil es resistirse al placer de comer roscón los días próximos a la festividad de Reyes. Una rosca de masa de pan dormido con aroma de naranja, normalmente rellena de nata y rematada con una cubierta de fruta escarchada resulta un maná imprescindible en los últimos días de las fiestas navideñas previos a la vuelta a la normalidad del día a día. Porque, además, cuando deja de haber roscón en los mostradores de las panaderías y pastelerías indica que es el momento de guardar todos los bártulos navideños hasta el diciembre siguiente.
Los pasteleros de la provincia están de enhorabuena porque los turolenses están respondiendo con la suficiente gula como para que las ventas de esta campaña apunten a ser mejores que las del año pasado. Así lo confirmó ayer el presidente de la Asociación Provincial de Panaderos de Teruel, Jorge Sanz, afirmando que “cuando se vende pronto el roscón, va a haber venta todos los días”. Y este dulce típico del final de las fiestas navideñas comenzó a venderse con fuerza desde el viernes.
El incremento de las ventas fue confirmado por el pastelero Chencho Muñoz, responsable de Pastelería Muñoz. “No damos abasto”, aseguró el pastelero, que esta “dejando de coger muchos encargos porque no damos abasto”, continuó para terminar sentenciando que “el roscón de momento parece que está más animado”.
El capricho del calendario en este 2025 ha favorecido un puente de tres días para celebrar la Epifanía de Jesús o, al menos, sucumbir al encanto de la masa, la nata y el azúcar. Tres días en los que, si se cumplen las previsiones, las ventas de los obradores serán superiores a las del año anterior. “Creo que este año va a ser un año de mayor venta, dada la manera que ha caído la festividad”, razonó el presidente de los panaderos de Teruel
Esta vez también se ha percibido un incremento en los roscones por encargo. “Nadie se quiere quedar sin su roscón”, afirmó Sanz, seguro de que el aumento de los encargos llevará aparejado también un incremento del número de unidades vendidas. “Percibimos esas ganas de que no te falte, porque cuando tú reservas algo, lo que quieres es que no te falte, no quedarte sin roscón. Por lo tanto, creo que eso demuestra que es una fiesta que está en auge y que va a más y que a la gente le gusta tener un roscón en la mesa”, vaticinó el portavoz del gremio de panaderos.
No ha cambiado, no obstante, el tamaño de los roscones. “El tamaño del roscón es un punto que la gente ya lo tiene estandarizado en su casa por número de personas o tamaño de roscón. El tamaño del roscón no está variando”, explicó Jorge Sanz, en referencia a lo que están demandando los consumidores. “Es un producto tradicional que está estabilizado. Al contrario de otros productos, de otras festividades que van en declive, el roscón de Reyes sigue siendo un producto que cada año tiene un puntito más de ventas”, concluyó en referencia a las cifras de este año.
La nata manda
El roscón de Reyes es una masa de pan quemado al que se le incorpora aroma de naranja. Algunos obradores confían en darle este matiz a base de cáscara de naranja y otros prefieren esencia de Azahar. “Es una masa de pan dormido, como la de las roscas”, explicó Sanz.
Cuando se le añade fruta confitada por encima y un relleno, que en la gran mayoría de unidades es nata, se convierte en una combinación infalible. El relleno más demandado es, con diferencia, la nata, seguida de los de trufa y de crema. Sin embargo, desde hace algún tiempo están desembarcando en los mostradores de las pastelerías otro, como las cremas de Kit Kat o de Oreo, entre otros, en busca de cautivar los paladares más jóvenes.
En cuanto al topping, la cubierta de fruta escarchada se suele quedar relegada a un puro papel decorativo y cada vez se pone menos, a sabiendas de que hay mucha gente que lo retira. En su lugar, cada vez más proliferan otros acabados como la almendra laminada o la costra de azúcar.
La apuesta por los sabores tradicionales responden, en opinión de Chencho Muñoz, a mantener el recuerdo de los “roscones que se comían en casa de la madre o de la abuela”.
Los regalos
La tradición dice que dentro del roscón habrá un haba y un regalo y que el comensal al que le toque el haba tendrá que pagar el roscón (el que está servido o el siguiente, depende de cada casa) y el que encuentre el regalo será invitado.
Cada año los roscones incorporan regalos diferentes. La elección de estos premios se ha complicado en los últimos tiempos, tras la eclosión de las plataformas y de los canales de Internet. “Hay veces en las que, dependiendo de los dibujos animados del año, se compran sorpresas alusivas a determinados programas o series. Hace unos años era mucho más fácil, porque había tres o cuatro dibujos animados y las sorpresas redundaban en dos o tres o cuatro personajes. Pero hoy es mucho más difícil poder dar abasto y dar gusto a todo el mundo con el muñeco que más le guste. Pero bueno, en general siempre se hace un guiño al muñeco de éxito de la temporada”.
Atrás ha quedado una costumbre incipiente que se empleó tras la pandemia de sustituir las tradicionales figuritas del regalo del roscón por premios de toda índole.